Después de casi 30 años fuera del país, el que supo ser el Skyvan PA-51 de la Prefectura Naval Argentina estará regresando en la segunda semana de junio desde los Estados Unidos para convertirse en una prueba material del horror de la última dictadura. En ese avión, los genocidas trasladaron hacia la muerte a tres integrantes de Madres de Plaza de Mayo –Azucena Villaflor, María Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco–, a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet y otros siete militantes que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz.
Después de la infiltración de Alfredo Astiz en el grupo de familiares que buscaban a sus parientes desaparecidos, un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) secuestró entre el 8 y el 10 de diciembre a doce personas que solían reunirse en la parroquia de la calle Estados Unidos. Todos ellos fueron llevados al campo de concentración de la Marina, torturados y sometidos a condiciones inhumanas de vida.
Como la desaparición de Domon y Duquet produjo una fuerte reacción del gobierno de Francia, los marinos tramaron una campaña para responsabilizar a Montoneros por los secuestros. Mientras las tenían recluidas en la ESMA, les tomaron una foto con la bandera de la organización político-militar. Después vino la decisión de “trasladar” a todo el grupo de la Santa Cruz –un eufemismo para decir asesinar y desaparecer–.
Los “traslados” en la ESMA se producían con regularidad los miércoles. El 14 de diciembre de 1977 cayó miércoles. Ese fue el último día en el que quienes sobrevivieron a la ESMA vieron a las Madres, a las monjas y al resto de los secuestrados de la Santa Cruz. Ese 14 de diciembre, el Skyvan PA-51 hizo un vuelo nocturno: despegó a las 21.30 del Aeroparque Jorge Newbery y regresó a las 00.40 del día siguiente.
La Prefectura se deshizo de los Skyvan: dos –el PA-50 y el PA-54– se destruyeron en junio de 1982 en la Guerra de Malvinas; los otros tres fueron vendidos en agosto de 1994 a una empresa con sede en Luxemburgo llamada CAE Aviation SRL. Durante largos años, nada se supo de estos aviones.
En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó los restos de las tres Madres de Plaza de Mayo, de Duquet y de Ángela Auad, otra de las militantes secuestradas. Sus cuerpos habían aparecido en las costas entre el 20 de diciembre de 1977 y el 18 de febrero de 1978, y habían sido enterrados en el cementerio de General Lavalle.
En paralelo, el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo le consultó a la periodista Miriam Lewin –sobreviviente de la ESMA– si alguna vez se había preguntado qué había pasado con los aviones que se usaron para arrojar a personas adormecidas a las aguas del Mar Argentino o del Río de la Plata. La pregunta derivó en una búsqueda. En 2010, Ceraudo y Lewin encontraron el PA-51 en Fort Lauderdale, Florida. Estaba en poder de una empresa llamada GB Airlink que se dedicaba al correo aéreo. Con el avión, hallaron las planillas de vuelos.
Un minucioso análisis del Ministerio Público Fiscal sobre la documentación de los Skyvan de la Prefectura --que aportó el Ministerio de Seguridad-- permitió identificar el día del vuelo de la Iglesia de la Santa Cruz y, de esa forma, a quienes lo tripularon. De piloto estaba Enrique de Saint Georges; Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino volaron como co-pilotos y David Fernández como mecánico. Únicamente Arru y D’Agostino llegaron con vida para escuchar la condena a prisión perpetua que les dictó el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 en 2017.
Arru murió antes de que Casación confirmara su sentencia. D’Agostino –a quien sus superiores halagaban en diciembre de 1977 por mantenerse sereno en situaciones críticas y por el dominio de sus reacciones emotivas– es el único piloto actualmente condenado por los vuelos de la muerte que partían con secuestrados de la ESMA.
La repatriación del Skyvan es un tema que sigue el Ministerio de Economía que conduce Sergio Massa. Funcionarios de su confianza dicen que ya está prácticamente terminada la reconstrucción del avión –que estaba estacionado en la zona de Arizona al servicio de la empresa Win-Win Aviation, que usaba el avión para la práctica de paracaidismo–. La idea es que el avión retorne volando hasta el Aeroparque Jorge Newbery. Se estima que el vuelo podría demorarse varios días porque tiene autonomía para vuelos de alrededor de cuatro horas y no puede desplazarse durante la noche. La propuesta es que el Skyvan sea exhibido en el Espacio Memoria y Derechos Humanos –ex ESMA– como emblema de lo que fue la fase final del exterminio.