Cada vez falta menos para la inauguración oficial del pastel de bodas que la célebre artista portuguesa Joana Vasconcelos lleva un buen rato cocinando, usando toda suerte de ingredientes… salvo harina y huevos. Wedding Cake –tal el nombre de esta ambiciosa y delirante obra- no es precisamente comestible: se trata de un pabellón escultórico con forma de torta de casamiento, que estará abierto al público desde el 18 de junio. Decididamente enorme, imponente con sus 12 metros de altura, la Fundación Rothschild le encargó el trabajo a la reputada JV para así engalanar los bellos jardines de la mansión victoriana Waddesdon Manor, en Inglaterra.

La tarta nupcial de Vasconcelos tiene tres niveles y está construido a partir de 25 mil azulejos portugueses de cerámica, hechos a mano; adornado además con diferentes figuras: querubines, delfines, pájaros y santos, por ejemplo, prevaleciendo el rosa pálido, el azul, el amarillo… “Siempre lo pensé como un templo del amor”, dice la artista sobre esta peculiar fantasía que ella invita a conocer “mirándola desde afuera; disfrutando del entorno desde los diferentes niveles o balcones, incluso la cima; y finalmente completando la obra con vuestra presencia”.

“Deléitese con una experiencia única y rica para los sentidos”, ya promociona la web de Waddesdon Manor para quienes quieran ir adquiriendo sus tickets y, de esta manera, asegurarse la entrada a una propuesta empalagosa, que se suma a otras piezas de imponente tamaño que Joana ha hecho solo en los últimos meses, cuando creó la psicodélica escenografía para el desfile de Dior durante la Semana de la Moda parisina y presentó su instalación Tree of Live en Sainte-Chapelle, entre otros trabajos. Prepara además una exposición individual en las Galerías Uffizi de Florencia a inaugurarse en octubre, mientras acaba de darle los toques finales al citado pastel…

“La escultura monumental sigue siendo cosa de hombres”, decía pocos meses atrás esta artista plástica al medio español ABC, en una charla que principalmente abordaba la salida de Liquid Love: libro que reúne sus tantas esculturas en torno al agua, una temática recurrente a lo largo de una trayectoria que supera las dos décadas y media. Dueña de obras “espectaculares, coloristas y mágicas”, en palabras del citado diario, tan estimada es Vasconcelos que ha tenido una retrospectiva en el Guggenheim de Bilbao en 2018, e incluso antes, en 2012, se convirtió en la primera mujer en exhibir en el Palacio de Versalles. Apenas algunas chapas, en fin, de quien, con sus trabajos, “actualiza el concepto de artesanía al siglo XXI e incorpora objetos cotidianos con humor e ironía, creando un puente entre el entorno doméstico y el espacio público, al tiempo que cuestiona la condición de la mujer, la sociedad de consumo y la identidad colectiva”, como condensa su bío.