El despacho de la gobernación de Tucumán no es extraño para Osvaldo Jaldo, el electo gobernador de la provincia. No sólo porque fue ministro de varias administraciones peronistas sino porque en septiembre de 2021 reemplazó a Juan Manzur que, tras pedir licencia, se convirtió en jefe de Gabinete de Alberto Fernández. Ahora, por primera vez se sentará por derecho propio en el sillón de Lucas Córdoba donde los gobernadores tucumanos descansan sus posaderas. El triunfo de Jaldo ratifica la continuidad del peronismo en Tucumán. Jaldo representa el peronismo tradicional y conservador, católico y provida, pero también pragmático que sabe acomodar su perfil a los vientos políticos que soplan. El próximo 29 de octubre asumirá la conducción de la provincia donde nació 65 años y donde además buscará desactivar toda presencia de su socio Manzur en los despachos de la administración pública tucumana.

Jaldo nació en Trancas, un extenso departamento ubicado al norte de la provincia pero de escasa población, apenas unos 4200 habitantes. Supo ser tres veces intendentes de la ciudad cabecera del departamento

Es Contador Público y se recibió en la Universidad del Norte Santo Tomás Aquino, la UNSTA, un reducto de sectores ultraconservadores católicos. Jaldo estudiaba en la universidad que dirigía fray Aníbal Fosbery, el creador de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), una organización confesional que colaboró con altos jefes del gobierno militar de 1976 a 1983.

En 1987 se convirtió por primera vez intendente de Trancas --volverá a gobernarla en 1995-- para luego ocupar el cargo de legislador provincial. En el 2000, con la crisis generada por la administración de Julio Miranda asume el Ministerio de Economía. Eran los tiempos de la provincia era noticia mundial por la muerte de niños desnutridos, la consecuencia del desgobierno de Miranda pero también por la destrucción de Tucumán durante los cuatro años de gobierno del genocida Antonio Bussi entre 1995 y 1999.

En 2003 Jaldo vuelve a convertirse en intendente de Trancas, donde ya era un importante productor ganadero, pero al año siguiente lo reclama el entonces gobernador José Alperovich y parte a la capital provincial. Estará a cargo de la única institución financiera estatal que sobrevivió a la fiebre privatizadora de los años 90, la Caja Popular de Ahorros provincial. A partir de 2007 se crea el Ministerio del Interior y convierte en el primero en ejercer ese puesto. Desde allí comienza a generar vínculos con los sectores del peronismo de los municipios, un cargo clave a la hora de gestionar y generar empatía pero también verticalidad de los jefes comunales con el poder central provincial.

En 2015 llegaba a su fin la gobernación de Alperovich y por ese entonces la sucesión pareció ordenarse sin conflicto siendo Manzur el elegido para ser el candidato a gobernador. Jaldo, que hasta ese momento era ministro del Interior se sumó a la fórmula como aspirante a vice. La convivencia se desarrolló con cierta normalidad hasta que comenzó la segunda gestión de Manzur. A partir de allí la tensión entre ambos creció.

Pero antes hubo un tema que los mostró juntos, sin fisuras. En 2018 militaron sin duda ni problemas en contra de la ley de aborto. Se mostraron juntos acompañando las manifestaciones locales en contra de la ley que no llegaría a aprobarse en el Senado de la Nación. Incluso Jaldo promovió que Tucumán sea un distrito "pro-vida". Lo logró cuando el 2 de octubre de 2018 se aprobó una ley que declaraba que la provincia aplicaba "como política de Estado la defensa de la vida desde el momento de la concepción en el vientre materno hasta su muerte natural". Luego vendría el tiempo de la confrontación interna.

Jaldo se recluyó en la Legislatura unicameral de la provincia y desde allí se diferenció de Manzur. Dividió el bloque del oficialismo y se opuso a toda iniciativa de la Casa de Gobierno provincial. Jaldo enfrentó a Manzur en las PASO del 2021 para definir las candidaturas a legisladores nacionales. Se tiraron con todo, pero Jaldo --poco afecto a las metáforas y al discurso florido-- lo superó con creces en cuanto a violencia verbal.

En esas PASO, el Frente de Todos a nivel nacional, pero en Tucumán se impuso el oficialismo y a nivel interno Manzur le sacó a Jaldo una nada despreciable diferencia de 100 mil votos. Con eso la contienda debía estar la saldada pero las tensiones no disminuyeron. La salida a la crisis política provincial se alcanzó cuando cuando Manzur partió hacia Buenos Aires para hacerse cargo de la Jefatura de Gabinete.

Así, Jaldo y Manzur firmaron una especie de armisticio donde el primero se comprometió a mantener los funcionarios del segundo. Hubo retoques pero nada que hiciera estallar nuevamente una crisis. El acuerdo entre ambos continuó una vez que Manzur regresó de la Capital Federal. Eso los llevó a acordar el enroque para armar la fórmula para gobernador y vice, pero que la Corte se encargó de desarmar fruto de su alineamiento con los intereses políticos de Juntos por el Cambio. 

Ahora Jaldo se hará cargo del gobierno tucumano. Cuando el 29 de octubre reciba los atributos de gobernador sabrá si será un gobernador oficialista u opositor, son condiciones sensiblemente diferentes y que pueden determinar el devenir de su gestión.