En nuestras ciudades del norte del país, existen barrios que resisten el paso del tiempo y que, casi sin proponérselo, no quieren abandonar esa magia del paisaje semirural que podemos sentir al recorrerlos. Es el caso de Banda de Varela, en nuestra ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca; ubicado entre las estribaciones montañosas del Fariñango y el río del Valle. 

Este barrio nos interpela, según el arquitecto Francisco Liernur, sobre cómo, entre la ciudad y el campo, desde siempre, funciona un ciclo que enriquece a uno y a otro que, cuando es virtuoso, redunda en beneficios para todos y si pierde armonía genera problemas. Aquí nos preguntamos: ¿cómo el campo puede frenar el avance de la urbanización, que es lo contrario a hacer ciudad?

Liernur al interrogarse sobre cuál es la relación entre los problemas habitacionales de las ciudades y su sistema de producción de alimentos, señala que “desde su nacimiento la ciudad fue posible porque la producción de alimentos se hizo de forma tal que permitió a la gente producir provisiones para dedicarse a constituir la civilización”. La agricultura urbana y periurbana brindaría un equilibrio del sistema territorial; no es una utopía.

En el Taller Integrador de Diseño II de la carrera de Arquitectura de la Facultad de Tecnología y Ciencias Aplicadas, de la Universidad Nacional de Catamarca, estudiantes y docentes están construyendo pensamiento sobre los desafíos que presenta el Barrio Banda de Varela en la ciudad Capital de Catamarca, teniendo en cuenta los conceptos expresados anteriormente. Recobrar la armonía del ciclo de campo y ciudad, es el problema a resolver; teniendo presente que Banda de Varela constituye una interfase entre lo urbano y lo rural.

Para un análisis e interpretación ambiental del barrio (como una operación de pensamiento que nos permita correr el velo para entender qué hay detrás de una ligera descripción), debemos discernir que existen modelos territoriales a considerar, desde lo general a lo particular, pasando por lo intermedio: primero, el actual; luego, el deseado; y, por último, el que se vaya a proponer para esa realidad.

Para comenzar con el modelo actual de Banda de Varela, el PEI 2030 (Plan Estratégico Integral) plantea en su diagnóstico, con respecto a su estructura física, que posee características paisajístico-ambientales diferenciadas por su relación con el río del Valle y las montañas. Un camino principal recorre el espacio en un continuo, comprendido entre la montaña y el río, configurando un tejido irregular con una centralidad dada en la zona de la plaza Vicente Saadi; y otras potenciales. En cuanto a su estructura social, los vecinos se sienten excluidos de la ciudad, cuando expresan en los medios y las redes, por ejemplo: “Banda de Varela, un pueblo que sueña con integrarse a la ciudad, a pesar de encontrarse a quince minutos del área central”.

Continuando con el diagnóstico actual, su estructura económica tiene similitudes en los modos de vivir y producir de “las chacras”, donde todavía existen pequeños productores que trabajan la tierra cultivando hortalizas y flores. Sus problemas se deben a la escasa diversificación, el bajo volumen producido y la baja rentabilidad, ocasionando que este tradicional modo de habitar (producir y vivir en el mismo lugar) se vaya perdiendo porque las nuevas generaciones no le ven futuro a esta actividad. Finalmente, cuando considera su estructura ambiental, destaca las cualidades paisajísticas para controlar el avance de la mancha urbana.

Pasando al modelo deseado; una representación esquemática de una realidad compleja del territorio, sobre el cual se plasman los deseos y anhelos futuros de los actores pertenecientes a ese lugar; entran en juego los paradigmas de la sustentabilidad urbana. Éstos tienen en cuenta los nuevos modos de habitar en el siglo XXI, que consideran, entre otros: tender a una ciudad concentrada y multifocal, con un sistema de espacios públicos abiertos, con una propuesta de vivienda colectiva, donde los ciudadanos puedan participar y producir y con una movilidad sustentable, entre otros.

Y llegamos al desafío de plantear un modelo a proponer en la realidad de Banda de Varela; teniendo presente qué nos dice el modelo actual y el modelo deseado; recordando que este espacio de territorio constituye una interfase entre lo urbano y lo rural. El contexto de un Parque Agrario en el Gran Aglomerado Urbano de Catamarca, que frene el avance de las urbanizaciones, constituye un escenario posible, que habilitan los temas generadores a proponer. Que el espacio público propicie lo productivo; que el equipamiento social permita desarrollar la economía colaborativa; y que la vivienda colectiva pueda ser productiva-reproductiva. Todo esto atravesado por el ambiente, la movilidad, la accesibilidad, cuestiones de género y la protección del paisaje.

Los estudiantes del Taller de Arquitectura de segundo año que intervienen construyendo pensamiento en Banda de Varela, tendrán muy presente lo útil que resulta tener en claro estos conceptos para saber cómo afrontar los problemas urbanos y arquitectónicos, entendiendo que es necesaria una interpretación sistemática del hábitat como una unidad sustentable. Y que hay tres condiciones que hacen posible la ciudad formal, a la que todos tenemos derecho: el espacio público, el equipamiento social y la vivienda colectiva.

*Arquitecto