Los directivos del Banco Central están aliviados. La respuesta de los principales actores del mercado financiero al resultado de las PASO allanó el escenario para que la autoridad monetaria enfrente hoy sin sobresaltos el vencimiento de 535.000 millones de pesos en Lebac. La cifra es equivalente al 57 por ciento del stock de ese pasivo de corto plazo y el 64 por ciento de las reservas internacionales. Los colaboradores del titular del BCRA, Federico Sturzenegger, confían en que los acreedores no se volcarán de manera masiva al dólar sino que una porción significativa renovará sus títulos sin necesidad de un esfuerzo relevante en materia de suba de tasas de interés más allá del 26 por ciento donde órbita en la actualidad. Desde su perspectiva, incluso si una parte decide hacerse con los pesos esos fondos no serán convertidos de forma masiva en dólares sino que se inclinarán hacia otra de las rentables colocaciones financieras disponibles. Contra el optimismo oficial en el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda advierten que la creciente masa de letras emitidas y la reducción en los plazos de las colocaciones constituyen un riesgo latente sobre la estabilidad cambiaria y financiera del país.

La inversión en las Lebac fue impulsada por la autoridad monetaria a partir del año pasado como herramienta para desactivar la demanda de dólares y contraer la oferta de pesos del mercado. El objetivo era reducir la inflación. Los datos del Indec, las universidades y las consultoras dejaron en offside a la estrategia antiinflacionaria de Sturzenegger mientras que la política profundizó las tendencias recesivas y encareció el financiamiento destinado a la producción y el consumo. Las tasas ofrecidas para intentar aplacar los precios escalaron hasta el 38 por ciento y hoy se ubican alrededor del 26 por ciento anual. La bicisenda financiera habilitada por la autoridad monetaria -liberalización cambiaria y elevada rentabilidad- promovió el ingreso al sistema local de capitales de corto plazo hacia activos como las Lebac. 

Evacuada la incertidumbre electoral de las PASO, las posibles presiones sobre el frente cambiarias que había comenzado a enfrentar el BCRA en los últimos vencimientos se desinflaron. Sin embargo, el informe de la Universidad de Avellaneda remarca los riesgos asociados al crecimiento del stock de Lebac y la reducción sistemática del plazo medio de vencimiento de la deuda. “Los plazos de vencimiento se acortaron significativamente. En el lustro 2011-2015 el plazo de vencimiento promedio ponderado de las Lebacs era de 210,4 días, mientras que en el bienio 2016-2017 la cifra bajó a tan sólo 55,3 días”, explica el documento al señalar que “casi el 90 por ciento de la deuda en Lebacs vence en los próximos 3 meses. La mayor magnitud de desembolsos de corto plazo de la historia, al sumar vencimientos por 10 por ciento del PBI en el próximo cuatrimestre”. 

Para dimensionar la relevancia adquirida por el instrumento los investigadores de la Universidad de Avellaneda realizaron una comparación entre los intereses que se pagarán por los vencimientos en 2017 y distintas partidas presupuestarias. Los 227.610 millones de pesos que debería desembolsar el BCRA para cancelar la totalidad de los pasivos equivale a 16 veces el recortado presupuesto en Ciencia y Tecnología, 4,9 veces los fondos destinados a Salud y 1,7 veces la partida correspondiente a Desarrollo Social. “Las comparaciones consisten de algún modo una aproximación del costo inherente a la actual política económica. Como consecuencia del levantamiento del cepo, debieron convalidarse intereses sustanciales en estos activos del BCRA, que compiten con el rendimiento del dólar. Como contrapartida, sin embargo, se deben destinar una creciente cantidad de recursos que podrían utilizarse para otros conceptos”, indica el informe publicado ayer.