La elección realizada en las PASO le permite sonreír a la alianza oficialista Cambiemos. De repetirse los resultados en la general de octubre, Cambiemos incrementaría el número de sus diputados, superando el centenar, mantendría su condición de primera minoría como interbloque pero sin quórum propio y aún lejos de modificar la ecuación en la Cámara baja. Allí, el FpV-PJ, con la incorporación de los diputados que llegarían en la boleta de la Unidad Ciudadana, sumaría un puñado de bancas y mantendría su condición de principal bloque de la oposición. En la oposición amigable, el Frente Renovador y su interbloque UNA perdería varias bancas y disminuiría su capacidad negociadora, mientras el Bloque Justicialista –alineado con varios gobernadores peronistas– aun en baja con los resultados de las PASO podría suplir el papel del massismo. El interbloque Progresistas quedaría casi desintegrado y el FIT deberá pelear para no quedar reducido a un monobloque. En el Senado, de replicarse los resultados del domingo, la bancada del FpV-PJ perdería su quórum propio pero no su condición de primera minoría; Cambiemos incrementaría notablemente su interbloque pero tampoco podría revertir su condición de minoría. 

El oficialismo arriesgará en la próxima elección 41 de su 87 diputados. Igualando el resultado de las PASO lograría sobrellevar en octubre ese desafío, aumentando el número del interbloque oficialista, que podría trepar a 103 o 104 diputados, facilitándole la tarea de tejer acuerdos parlamentarios para llegar a los 129 votos necesarios para sesionar e imponer los proyectos del Gobierno.

El crecimiento oficialista está ligado a la buena elección realizada en los principales distritos del país. En la provincia de Buenos Aires, el macrismo solo arriesga las 3 bancas que obtuvo en alianza con Sergio Massa en 2013 y ahora –de repetir la perfomance de las PASO– obtendría 14. En la Ciudad de Buenos Aires lograría nada menos que 8 de las 5 que pone en juego. Con su triunfo en Córdoba, desplazando al delasotismo aliado de Massa, sumaría 4 diputados. Otros 4 en Santa Fe, donde quedó segundo detrás del PJ, otros 3 por Entre Ríos, donde también venció al peronismo local. En menor medida también sumaría en Jujuy y Corrientes.               

En tanto, el FpV-PJ pone en juego 32 diputados (de un bloque de 72) que alcanzaron sus bancas en la peor elección legislativa mientras el kirchnerismo fue gobierno, la de 2013. Entre ellos, los 12 diputados propios que llegaron por la provincia de Buenos Aires: allí, de repetir el resultado de las PASO, Unidad Ciudadana alcanzaría 13 y obtendría una banca más de las que revalidaría. 

La elección santafesina, donde el PJ se ubicó primero superando a Cambiemos y al oficialismo provincial, y donde la lista kirchnerista ganó la interna peronista, le permitiría alcanzar 4 bancas. También sumaría en Chubut, donde venció al oficialismo provincial dasnevista –aliado de Massa–, mientras mantendría las representaciones con los triunfos en Tucumán y Catamarca. 

De esa manera, la bancada del FpV-PJ podría aumentar en dos o más diputados y mantener su condición de principal bloque opositor en la Cámara baja.

Distinta en la situación del massismo, que arriesga 20 de sus 37 bancas. Diez de ellas en la estratégica provincia de Buenos Aires, incluida la de su propio líder; de acuerdo al resultado de las PASO, sólo retendría la mitad (5). Las alianzas que tejió en distintas provincias no le alcanzarían para sumar bancas propias. Tampoco les fue bien a los oficialismos aliados en Córdoba y Chubut, que quedaron relegados a un segundo lugar y resignarían bancas de diputados.

Lo mismo le sucede al Bloque Justicialista (BJ) –que se desprendió del FpV– y que renueva 8 de sus 17 escaños. Allí podría sumar a uno de los dos diputados que obtendría Florencio Randazzo, ya que una de las bancas sería para el Movimiento Evita, que tiene su propio bloque: el PpV. El BJ, en tanto, retendría las bancas que responden a los gobernadores peronistas de Salta y La Rioja, aunque quedaría disminuido.

El interbloque Progresistas quedaría casi desmantelado. La líder del GEN, Margarita Stolbizer, deja su banca y ninguno de sus partidarios alcanzaría otra en la alianza bonaerense que armó con Massa. Libres del Sur pierde dos diputados –que fueron en alianza con la UCR en 2013– y solo quedaría Victoria Donda con mandato hasta 2019. Los socialistas arriesgan sus 4 bancas –incluso la de Hermes Binner– y solo retendría una por Santa Fe.

A pesar de haber realizado una buena elección en las PASO de distintas provincias, el FIT solo sumaría una banca por Buenos Aires, con lo que mantendría dos diputados en la Cámara baja. No le alcanzarían los votos para revalidar sus bancas por Salta y Mendoza. 

De repetir los números de las primarias, la alianza Cambiemos también saldrá airosa en el Senado. Aunque no podrá revertir la relación de fuerzas con el peronismo del FpV-PJ, le quitaría la condición de mayoría con quórum propio que hasta ahora ostenta. Con sus triunfos en Santa Cruz, San Luis y Jujuy, el oficialismo invertiría la ecuación representativa por esas provincias, pasando a tener dos senadores por la mayoría. Además de revalidar su condición de minoría en Formosa y sumar senadores por Misiones, La Rioja y San Juan, ganaría 10 bancas de las solo 3 que arriesgaba. Llegaría a conformar un interbloque de 24 senadores. 

Con el resultado aun incierto en la provincia de Buenos Aires, perdiendo la elección sumaría otra banca. Serían dos, si en octubre lograra revertir la tendencia favorable a Cristina Fernández de Kirchner en el amañado resultado provisorio de anteayer.

El FpV-PJ también resignaría dos bancas por La Rioja (la tercera era del monobloque de Carlos Menem), ya que el peronismo provincial se alejaría del bloque mayoritario como lo hizo en Diputados. Algo parecido sucedería en la representación por Misiones, donde el Frente para la Concordia –ex aliados kirchneristas– armaría un bloque propio, como lo hizo en la Cámara baja; el tercero que era del kirchnerismo fue a manos de Cambiemos. Con estos resultados, el FpV-PJ pasaría de 38 a 31 integrantes en el Senado, lejos ya del número mágico de 37, la mitad más uno de la cámara conformada por 72 senadores.