Ballroom es un espacio dónde además de competir en categorías de vogue o pasarela se encuentran las personas LGBT+ para reclamar sus derechos con la celebración y el orgullo como bandera. Además del grito por casa, trabajo, salud y educación, se gesta colectivamente un derecho humano básico: el de la ternura familiar. Desde la creación de la escena en Estados Unidos en los ‘70 las grupalidades se reunieron alrededor de madres, padres y xadres que fundan casas (houses) no solo para competir sino también para darse apañe en vínculos que no se definen por la sangre y dónde nacimos, sino por quienes somos y cómo nos amamos/cuidamos.

Ser madre es nunca dejar de pensar en el otro, ponerse en el lugar de ese otro, nunca relajarse en las oportunidades que une tiene y poder brindárselas a alguien más”, dice. Madre Laurent Tropikalia es como una de esas heroínas de dibujo animado con las que crecimos. Su vibra noventosa la narra como una mezcla entre La Niñera y Sailor Moon. Tiene el superpoder de rayos arco iris en sus abrazos y ponerle voz a las causas urgentes. Así como Sailor tenía su cetro lunar, a ella se la puede ver empuñando un micrófono en eventos y marchas, siempre interseccionando las danzas con el activismo, la furia con la dulzura.

Laurent Tropikalia por Sebastián Freire


Ella deja a su paso una estela de glitter y amorosos consejos y acompañamientos no solo en su casa sino en todes. “Si estás ahí es para para celebrarte y alentarte”, dice desde la conducción como MC (maestra de ceremonia) o ayudando a montarte. “Es acompañar en tu primera experiencia y por dónde buscar tu despertar, tu imaginario. Sugerirte por dónde arrancar unas clases, mostrarte cómo maquillarnos y hasta pasarte el dato de un médico de confianza. Es toda la experiencia de una misma cuerpa que puede servir como reflejo para guiar a alguien más. Es un concepto de maternidad no como algo vertical sino como concepto afectivo, que se aprenda une del otrx”, dice ya con ojos mojados esta sagitariana que nunca deja de recalcar que los procesos de enseñanza son de ida y vuelta.

“Arranqué bailando folklore a los 8 años en Mar de Ajo, a los 9, tango, a los 10, danzas árabes y a los 11, entré al ballet para profesionalizarme”, repasa y por 2018 ya mudada a tierras porteñas comenzó a habitar las Fiestas Turbo en las que comenzaron a aparecer las primeras categorías y batallas. Pero el concepto, y alma de ballroom como tal se lo escuchó por primera vez a la referente mexicana Franka Polari LaBeija: “Una casa caen todos juntos a un entrenamiento con un mismo color como para que la gente diga. Ah, acaba de llegar tal house”. Franka sembró el hecho de todo esto como movimiento sociopolítico y entenderse como familia elegida. Era 2019 y la primera vez que el encuentro era por fuera del contexto de fiesta, ya existían Houses locales como Atheris y Glorieta, entonces Laurent sintió que ya era tiempo de Tropikalia (TPK).

Vix, Dashu, Agus y Elo fueron la primera camada de hijes TPK a la que con el tiempo se sumaron muchxs más. El nombre surge de una mezcla entre el sello de estilo de madre Laurent con sus fluo y animal prints orgullosos y también de homenajear al movimiento tropicalista de Brasil que durante la dictadura tomó las calles con su música como grito activista. 

“Yo también quiero que Tropikalia sea un movimiento sociocultural que se visibilice en las calles, que muestre nuestras identidades, nuestras emergencias y nuestros talentos, todo lo que culturalmente podemos romper” , dice la madre de esta casa que -entre tantas cosas que hace- ya montó dos eventos visibilizando temáticas como VIH y sida en el Centro Cultural Haroldo Conti, dentro del predio de un ex centro de detención como lo es la ex Esma.

El 24 de mayo se realizó la marcha de las travestis y trans históricas para exigir la reparación histórica y madre Laurent estuvo en el escenario conduciendo el festival artístico. Si bien ballroom nace en el Harlem ella traza una conexión: “Siento que los carnavales en nuestro territorio eran un poco ese Ballroom local en el que trabajabas todo el año para que cuando llegue puedas brillar y ser esa estrella que siempre quisiste ser, que sos. Era como una protección festiva donde mostrar tu talento, siendo celebrada y entendiendo que eso se termina y las seguían y siguen matando”. 

En todas las marchas seguro encontrarás a esta madre y mucha gente de la escena reclamando derechos, justicia y dándolo todo para seguir afirmando que ballroom es un hecho sociopolítico. Es sembrar un camino posible para futuras generaciones y que en algún momento seamos ejemplo de cómo tejer cariño, porque los tejes afectivos pueden sanar. "Es seguir el ejemplo de Las Históricas y trabajar hasta el final por más derechos y menos odio”.

Cuando nacemos en esta sociedad se nos imponen etiquetas y vínculos, cuando nacemos en la escena ballroom es un invite a definir y compartir quienes somos y con qué afectos deseamos construir. Este año en el evento organizado por House of Banks se realizó una votación nacional y Laurent Tropikalia fue elegida madre del año. En su emoción y la celebración colectiva se puede ver mucho de lo que significa la familia elegida en este grupo de personas que se reúne a celebrarse y conquistar espacios: “Lo que hacemos en esta cultura es nuestro derecho a expresarnos, a vivir”.