De los 14 policías que enfrentaron el juicio oral por el asesinato de Lucas González, crimen ocurrido el 17 de noviembre de 2021, los tres oficiales de la policía porteña que dispararon contra el auto donde iba el adolescente de 17 años, fueron condenados a prisión perpetua. Se trata Gabriel Isassi, Fabián López y Juan José Nieva. Otros seis efectivos también recibieron penas de entre cuatro y ocho años de prisión. En tanto, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 25 absolvió a otros cinco acusados por el encubrimiento del crimen. 

Este martes, los jueces Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu hallaron culpables como coautores a los tres oficiales de brigada del homicidio quíntuplemente agravado por haber sido cometido con arma de fuego, con alevosía, con odio racial, en concurso premeditado de dos o más personas y abusando de sus funciones como fuerzas de seguridad. También los condenaron por la tentativa de homicidio de los tres amigos de Lucas, con idénticos agravantes.

Cómo murió Lucas González y por qué

Lucas y sus amigos fueron atacados a balazos el 17 de noviembre de 2021. Había salido de un entrenamiento en el club Barracas Central, donde el adolescente jugaba con ilusiones de llegar a primera, y los otros tres chicos, amigos del barrio, que se habían ido a probar. Eran las 9.30.

Regresaban a sus casas, en Florencio Varela, a bordo de un Volkswagen Suran, propiedad del padre de uno de ellos. Tras detenerse en un kiosco, donde compraron jugos y galletitas, los cuatro adolescentes comenzaron a ser perseguidos por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comisaría Vecinal 4D, quienes realizaban tareas de campo en la intersección de las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield. No estaban uniformados ni llevaban baliza en el rodado. 

Por ese motivo, los chicos pensaron que podían ser ladrones e intentaron escapar. Pero los oficiales les dispararon. Uno de esos balazos dio en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.

Tras los disparos, los oficiales de la brigada modularon que perseguían un automóvil con "cuatro masculinos con apariencia de menores, jóvenes", que "estaban armados", por lo que les cruzaron el Nissan Tiida para detenerlos. No había ningún arma. Durante el juicio, además, se determinó que los policías "plantaron" un arma de juguete en Suran, para justificar un enfrentamiento que nunca existió, como maniobra de encubrir el crimen. 

Con Lucas, herido de muerte, los jóvenes detuvieron el auto y gritaron pidiendo ayuda. Sin embargo, los oficiales de calle que se acercaron al lugar, ya habían escuchado las modulaciones de Isassi, López y Nieva, y en lugar de ayudarlos, los esposaron. 

"Pensé que eran chorros"

Durante el juicio, Julián Salas, el amigo de Lucas que conducía el Suran de su papá cuando fueron atacados, contó cómo un auto sin identificación los encerró en la calle. "Le toqué bocina porque pensé que estaba distraído", dijo el adolescente.

Sin embargo, uno de los oficiales que iban en el Tiida se bajó con un arma. "Pensé que me iba a robar", afirmó Julián Salas. Por lo que volanteó y se subió al cordón para escapar. Fue en ese momento, que los policías "empezaron a disparar sin sentido". Y agregó: "Estaban vestidos de negro y pensé que eran chorros".

Otro de los chicos, Niven Huanca, contó que estaba en shock. "Salí del auto y corrí porque pensé que los ladrones nos iban a matar a todos", aseguró ante el Tribunal. "Yo vi el auto cruzarse, se bajaron dos personas: el de atrás y el copiloto. Después, cerré los ojos y escuché seis disparos", narró.

Joaquín Zúñiga, el tercer joven que iba en el auto junto a Lucas, agregó que los policías que se acercaron al lugar le dijeron: "Así que sos de Varela pedazo de villero? Mirá cómo mataste a tu amigo". 

Los agredieron y los torturaron. Quedaron detenidos y llevados a un instituto de menores. "Nos empezaron a decir que éramos unos negros de mierda, unos villeros y que a personas como nosotros nos tenían que dar un tiro en la cabeza como se los dieron a mi amigo", recordó Julián durante el juicio.

Los jóvenes suplicaban, les pedían que vieran los estados de WhatsApp de sus celulares porque allí habían subido fotos del entrenamiento. Les querían explicar que eran futbolistas, no ladrones. 

Sentencia contra el odio racial

Además de Isassi, López y Nieva, el Tribunal condenó a Sebastián Baidón, imputado por torturas por haberle gritado insultos racistas a los chicos mientras estaban detenidos, los jueces lo condenaron a ocho años de prisión. 

En cuanto al encubrimiento del crimen, las penas fueron para los comisarios Juan Romero, Fabián Du Santos y Rodolfo Ozán, y al subcomisario Roberto Inca a la pena de seis años de prisión. Al principal Héctor Cuevas le recayó una pena de cuatro años.

El tribunal absolvió al comisario inspector Daniel Santana, a cargo de todas las dependencias de la Comuna N°4, y al subcomisario Ramón Chocobar. También a los oficiales Ángel Arévalos, Jonathan Martínez y Daniel Espinosa. 

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