No es que solamente no podamos ver el futuro, ni predecir, ni aún menos regularlo mediante el "deber ser" de las "políticas públicas". El futuro se hace en el hacer del presente. Y en el hacer de hoy ya no es posible pensar en el futuro como si solo hubiera uno regulado por la universalidad racional moderno/occidental y su corolario político-económico, la unipolaridad del orden mundial. Las conversaciones en Argentina sobre las próximas elecciones priorizan el presente y los posibles futuros de la política doméstica nacional. Poca atención merecen las conversaciones en torno al presente que se gestará en las elecciones y sus consecuencias en las trayectorias del país en el jardín de los senderos que se bifurcan. Sobre este asunto reflexiono en estas líneas.

Lo que está en juego en las elecciones en Argentina es mucho más que las riñas locales entre Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, con la sombra movible e inasible de Javier Milei. Cada Estado nación hoy, y aún algunos Estados monárquicos, tienen dos caras entrelazadas. Una, la doméstica nacional. Otra, la inter-estatal, mal llamada inter-nacional. Son los Estados y no las naciones los que establecen relaciones interestatales congruentes o conflictivas.

II

Siguiendo los avatares de la política nacional desde lejos, la candidatura de Sergio Massa apoyada por Cristina Fernández de Kirchner no me sorprendió. Es más, fue como que lo estaba esperando. Mis amistades peronistas-kirchneristas sí se sorprendieron. No confían en Massa. Lo entiendo. Siguieron de cerca las fases de su política en el Frente Renovador. Particularmente, el impacto que en 2013 produjo la ventaja de Massa en las elecciones legislativas sobre el entonces oficialismo de CFK. Mis amistades recuerdan la enemistad de CFK y Massa en aquel momento, desconfían de la cercanía de Massa con el grupo de poder de Estados Unidos, y de sus preferencias liberales.

Pienso que tanto CFK como Massa han ido modificando sus posiciones, en atención de las mutaciones del orden mundial. De ahí su proximidad en estos momentos. Una década transcurrió desde 2013 a 2023. El irreversible giro del orden político y económico global hacia el Este (incluida Asia Central y el Oeste Asiático) no trajo una disputa por el liderazgo unipolar (como lo fue durante la Guerra Fría), sino la multipolaridad y la alteración de las reglas del juego. El Pacífico adquiere centralidad y desplaza al Atlántico que reinó por 500 años. El cual, a su vez, desplazó la centralidad del Mediterráneo, que había desplazado la centralidad del Océano Índico. La vuelta al mundo en varios siglos. Para la imaginación argentina, el Pacífico está a la espalda, el Atlántico al frente: allí está la deseada Europa y al norte el temido y deseado Estados Unidos. Para llegar a China no hay que cruzar el Atlántico y Europa, sino el Pacífico.

El cambio de perspectiva política tanto de CFK como de Sergio Massa (y su convergencia actual) lo intuyo en varios signos recientes.

CFK está siempre atenta a las circunstancias sin dejarse enceguecer por ideales abstractos, aunque sin renunciar a ellos. Los ideales kirchneristas del 2013 son contraproducentes en el momento actual. Los ideales del mentado "giro a la izquierda" en la primera década del siglo XXI, que continuaron durante las presidencias de CFK (2007-2015), fueron en realidad giros des-occidentalizantes que difícilmente pudieron conceptualizarse como tales en aquel momento.

CFK marcó este cambio de perspectiva en su discurso del 25 de mayo del 2023, cuando instó a pensar en Malasia y no todavía en Potosí, en la necesidad de reivindicar el pensamiento propio encadenado por la autoconciencia colonial -como comentamos en este diario-.

Por su parte, la labor de Sergio Massa como ministro de Economía no sólo mostró e inspiró confianza por su saber hacer, digitar, coordinar y negociar, sino que también lo acercó al diálogo y a la confluencia con la vicepresidenta. Sin duda, sus relaciones con el grupo de poder de EE.UU. son conocidas y fueron comentadas y recordadas recientemente. Lo cual no es en sí un aspecto negativo si no se asumen y confunden las relaciones con la servidumbre. Hoy Massa tendría otras opciones. Lo debe haber sentido durante su visita a China.

En efecto, su viaje a China y la negociación en yuanes del intercambio comercial entre ambos países es un gesto que no encuadra con Massa 2013. Lo cual contribuye, aunque no necesariamente estuviera en forma explícita en sus planes, a la desdolarización del comercio internacional. Lo cual es un gesto que EE.UU. no ve con buenos ojos.

Intuyo que esta experiencia, en el contexto del giro global del Atlántico al Pacífico, pudo haberle sugerido que no es necesario enfrentarse a EE.UU. (como fue el "giro a la izquierda" de la primera década del siglo XXI) para abrir amplias y beneficiosas relaciones con China. Sin duda, EE.UU. presionará para que Argentina no tenga relaciones con China, y no sólo en el negocio del litio. La reciente visita de la jefa del Comando Sur no es para olvidar. Lo notable es que, por lo que sabemos, la política exterior de China no consiste en convencer a otros Estados que no tengan relaciones con Estados Unidos.

Además, su reciente declaración: "Hay que juntar todos los dólares que Argentina necesita para pagarle al FMI y que no vuelva nunca más", dice a las claras que no ve al FMI como la salvación. Coincide en este punto no sólo con CFK, sino también con la cancelación de la deuda durante la presidencia de Néstor Kirchner.

Quienes no confían en Massa dirán y dicen que lo dicho es oportunismo. Puede ser. Pero también puede interpretarse como estrategia y programa político en coordinación con CFK. Massa sabe muy bien que el FMI es un instrumento de dominación digitado por EE.UU. usando la retórica del desarrollo para lograr, mediante la deuda, la dominación y la explotación.

Mauricio Macri, a no dudarlo, era consciente de este mecanismo. Lo cual ilustra la retórica de Juntos por el Cambio festejando el préstamo para la Argentina sabiendo que el préstamo era en verdad la prisión de Argentina por varias décadas. Lo que estaba en juego no era, sin duda, el bienestar de Argentina. Antes de Macri, Néstor Kirchner sabía que la colonialidad en el siglo XXI no necesita el asentamiento de colonos imperiales, sino que tiene otros medios. Uno de ellos es la deuda. Por eso Néstor Kirchner se sacó el FMI de encima.

De modo que la coordinación de Massa con CFK evidencia el programa modificado del Frente Renovador, mientras que el apoyo de CFK a Massa evidencia el programa modificado de CFK. De esa coordinación surgió Unión por la Patria.

III

Mis amistades peronistas-kirchneristas sorprendidas por la complicidad CFK-Sergio Massa inclinan sus preferencias hacia la candidatura de Juan Grabois. ¿Por qué no es Juan Grabois el precandidato destacado de Unión por la Patria, puesto que su posición política no contradice el pasado político de CFK? Las propuestas y la actitud de Grabois me entusiasman.

Su honesta disidencia en el interior de Unión por la Patria, le llevó a decir, anticipando las PASO, que quien gana dirige y quien pierde acompaña. Es un enunciado que subraya la ética de lo que debería ser la actitud política de quienes compiten por el bien de la Nación y no por la gloria de dirigir el Estado. Al mismo tiempo es un enunciado que destaca su ética política: participar promoviendo la colaboración sobre la competencia.

En una ocasión más reciente, Grabois rehusó la invitación del embajador de EE.UU. en Argentina, Mark Stanley. No rehusó el diálogo sino las condiciones en las que el diálogo tendría lugar. Por ello invitó a que la conversación tuviera lugar en la oficina del precandidato por Unón por la Patria, junto a Paula Abal Medina, precandidata a vicepresidenta. El gesto, lejos de ser una bravuconada, es de una enorme significación política en el tablero geopolítico global. Mientras que la dirigencia política de EE.UU. continúa actuando (y creyendo) en la excepcionalidad de su país sobre todos los demás, la creciente mayoría de los demás ya no acepta el papel que EE.UU. se autoasigna en política exterior.

Los gestos de Grabois marcan una continuidad y a la vez una decisiva diferencia con el mentado "giro a la izquierda" en América Latina a comienzos de siglo. La continuidad es la distancia de y desconfianza a la política exterior de EE.UU. hacia América Latina. La decisiva diferencia es invitar al diálogo de igual a igual. "De igual a igual" no implica poner a Argentina, como país, de igual a igual con EE.UU. Absurdo sería.

"De igual a igual" significa que la dirigencia de todos está a cargo de personas y todas las personas, como personas, son iguales y deben tratarse como tales sin que unos pretendan someter y las otras aceptar la sumisión. En este aspecto, no solamente hay una diferencia con los lideres del giro a la izquierda, sino que es decisiva en el vuelco de la dirigencia mundial hacia el orden multipolar. La multipolaridad implica horizontalidad. La unipolaridad implica verticalidad. Sin embargo, Grabois no parece inclinarse hacia la multipolaridad, que es capitalista al igual que la unipolaridad, sino que pareciera inclinarse hacia la alternativa socialista (no capitalista) del orden unipolar.

En este contexto, el gesto de Grabois y Abal Medina plantó una semilla que la próxima presidencia en Argentina debería cuidar y asegurar que crezca. Sabemos que no será así si las candidaturas de Junto por el Cambio son las más votadas en las elecciones presidenciales. Debería ser así si cualquiera de las candidaturas de Unión por la Patria es electa para el próximo período presidencial.

IV

Volviendo a la frase de CFK instando a pensar en Malasia, ¿por qué su apoyo a la precandidatura de Sergio Massa y no a la de Juan Grabois?

La economía mundial, hoy, es el capitalismo en su modalidad industrial y digital en lo técnico, e industrial y financiero en lo económico. No es necesario abundar en las consecuencias, son conocidas y comentadas todo el tiempo. Ahora bien, capitalismo no es igual a economía. Hay otras modalidades económicas y las hubo a lo largo de la historia del homo sentiens/sapiens.

Sin embargo, hoy, capitalismo y economía se con-funden pero no necesariamente se funden. De ahí los conflictos interestatales que estamos viviendo. No obstante, la hegemonía económica del capitalismo fuerza a los Estados nacionales a entrar en el juego. Venezuela es capitalista, Bolivia es capitalista, China sin duda, y también lo son Rusia e Irán, Turquía e India, etc.

La cuestión hoy, para los Estados nacionales medianos y pequeños, ya no es ni capitalismo ni socialismo, sino descolonización (como lo fue en Bandung y para los Estados no alineados), es ¿o bien con cuáles políticas del capitalismo mundial alinearse, con la unipolaridad o con la multipolaridad?

Las opciones no son entre China y Estados Unidos. Ya no estamos en la Guerra Fría, cuando dos potencias hijas de la Ilustración europea, disputaban la unipolaridad: o bien la unipolaridad liberal capitalista o unipolaridad estatal comunista. Ambas potencias hermanas estaban hermanadas (pleonasmo intencional) en la contienda unipolar. Las opciones estatales, en política internacional, son o bien alinearse con la unipolaridad o bien con la multipolaridad. La opción multipolar admite que un estado tenga relaciones cooperativas con China y con EE.UU. Este es uno de los caminos del jardín de senderos que se bifurcan que Argentina podría seguir. La opción unipolar no lo permite.

¡Pensar que China intenta desplazar a EE.UU. y tomar su lugar en el orden unipolar es simplemente errar el vizcachazo, ¡y de lejos! No es esto lo que China pretende hacer, sino lo que Occidente dice que China pretende hacer. Que China, junto a Rusia, promuevan la propuesta multipolar y que sean considerados por EE.UU. como amenazas, no implica que al promocionar e impulsar el proyecto multipolar estén proponiendo mantener el orden unipolar bajo su conducción.

Entendí que la referencia a Malasia en el discurso de CFK arriba mencionado (país que pertenece a la segunda generación de los "tigres asiáticos" junto a Tailandia, Indonesia y Filipinas) fue un llamado de atención hacia la multipolaridad. Y precisamente este llamado revela un cambio significativo en la visión política que CFK ostentaba y defendía durante su presidencia en el conjunto del giro a la izquierda en América Latina.

Su giro pragmático conduce, lógicamente, al apoyo a Sergio Massa como precandidato presidencial de Unión por la Patria. De ahí también la distancia con Juan Grabois. Distancia política no es necesariamente enemistad.

En este sentido, las propuestas de Grabois continúan, a pesar de las diferencias, las políticas del giro a la izquierda en el marco de la contienda unipolar, aunque renunciando a la sumisión y destacando el tratamiento de igual a igual. En cambio, las propuestas de Massa y los discursos de CFK aceptan que el capitalismo es la economía hegemónica y que en ese contexto el giro hacia la multipolaridad permite afincar el pensamiento propio que mostraron los tigres asiáticos en la segunda mitad del siglo XX.

V

Los Estados del sur y sudeste asiático que en la segunda mitad del siglo XX lograron un boom económico prescindiendo del FMI renunciaron también a la sumisión en decisiones políticas económicas. Aprovecharon, claro está, que EE.UU. y la URSS concentraron sus esfuerzos en la contienda y permitieron que la consigna de Bandung se pusiera en práctica: ni liberalismo capitalista ni comunismo estatal sino descolonización. En el este, sur y sudeste asiático, la descolonización consistió en la formación de Estados nacionales económicamente fuertes montados sobre historias locales y pensamiento propio.

Pero el desmembramiento de la URSS creó las condiciones para el cambio en las reglas del juego. Si por una década el derrumbe de la URSS alimentó el sueño dorado, y corto, del triunfo definitivo y eterno de la unipolaridad neoliberal, lo que generó fueron, en cambio, las condiciones de la multipolaridad.

Por eso, el socialismo (realmente existente o utopístico, en el sentido de Immanuel Wallerstein) quedó atado a los avatares de la Ilustración europea y al eurocentrismo. Así fue perdiendo su lugar. Derrotado por la unipolaridad liberal, el socialismo no pudo despegarse de la opción unipolar, de la cual la cual la Conferencia de Bandung, en 1955, pudo despegarse.

En este escenario, las opciones para Argentina en el próximo período presidencial son las siguientes. Por un lado, la integración a la unipolaridad neoliberal que sería la opción de Juntos por el Cambio, cualquiera sea la candidatura electa (y también lo sería si Milei fuera electo). Si las candidaturas de Unión por la Patria son electas, las opciones serían la unipolaridad socialista en caso de que el elegido fuera Grabois o la integración a la multipolaridad si Massa resultara electo. De ahí la colaboración CFK-Massa. Ninguno de los caminos que se bifurcan conduce al paraíso. Algunos conducen al purgatorio, otros directo al infierno.