Para todos los que están sentado en la mesa, la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se extendió más de lo previsto y se convirtió en una pulseada demasiado dura con Argentina, en un claro contraste con los tiempos curiosamente veloces en los que el mismo organismo otorgó 57 mil millones para salvar al gobierno de Mauricio Macri. Esa idea, que antes era exclusiva de los sectores más duros del kirchnerismo, hoy se extiende a los consultores de la City, economistas y empresarios, que ven un juego demasiado desigual. En ese contexto, el ministro candidato, Sergio Massa, atraviesa las horas combinando negociaciones individuales con el FMI y cuestiones electorales. Y hay en el abanico diferentes opciones para alcanzar un acuerdo, que van desde cargos más altos a las importaciones, pagos atados al potencial exportador y un nuevo dólar para el agro que se anunciará en breve. 

El miércoles, cerca de las 19 horas, Massa se comunicó vía Zoom con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, en una charla abierta y directa. Según contaron a Página/12 fuentes que presenciaron la conversación, hubo allí debates sobre diferentes variables de acuerdos posibles. En todos, el ministro rechaza contracciones del gasto y devaluación. Incluso luego de la picardía del organismo de colar, mientras los funcionarios de Hacienda están en Washington negociando con el Staff, un informe del propio Staff que pide devaluación y ajuste para Argentina. En el Zoom, la búlgara aclaró que ese trabajo es global y que nada tiene que ver con las condiciones del acuerdo en ciernes. Pero la picardía estuvo y nada es casual en los movimientos del FMI. 

El endurecimiento de las condiciones tiene datos concretos. El domingo pasado a última hora -con la intención de aminorar el impacto de la incertidumbre en el dólar-, desde Hacienda se filtró el siguiente cronograma: el lunes viajaría una parte de los funcionarios a Washington (algo que ocurrió); este jueves viajaría Massa (no ocurrió); y el viernes se prometía un Staff Level Agreement, una especie de compromiso de acuerdo. Esto último está por verse pero parece improbable que ocurra, aunque sí el FMI volvió a hablar hace unas horas. “Nuestros equipos continúan trabajando constructivamente, en persona, con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre la quinta revisión del programa de Argentina respaldado por el Fondo. Las discusiones continúan enfocadas en las políticas para fortalecer las reservas y mejorar la sostenibilidad fiscal. Continuaremos comunicándonos sobre el progreso de estas discusiones”, deslizaron voceros del organismo a este diario. 

Dólares y la duda: ¿pro PASO o post PASO?

Fuentes de la negociación aseguran que el Staff Agreement "podría ocurrir la próxima semana", lo mismo que el potencial viaje de Massa, que avisó que no irá a pasear a Washington, sino a poner la firma. En este contexto, se abren escenarios alternativos para el cierre definitivo: el primero es que se haga antes de las PASO, la idea original de Massa y clave para mantener la estabilidad si en las primarias el resultado no es el que piensa. Por los tiempos de la burocracia del FMI, esa opción está en riesgo porque había que habilitar, luego del Staff, una reunión del directorio que habilite el dinero en adelantos. Para todo eso hay sólo diez días, porque en agosto el FMI entra en receso veraniego. Un dato extra: Leonardo Madcur, jefe de Gabinete de Hacienda, y Raul Rigo, secretario de Hacienda, llegaron recién este jueves a los Estados Unidos, por lo cual sería lógico que se retrase el Staff Agreement. 

El segundo escenario es acordar post PASO, eso tiene sus riesgos. No es lo mismo ir a la primaria con 8500 millones de dólares (el adelanto que se está pidiendo), que no tenerlos, sobre todo si la meta de votos no se cumple como la piensa Massa. Hoy, en lo electoral, la idea de Unión por la Patria (UP) es que Massa, como potencial candidato más votado, le saque al menos 10 puntos de diferencia al segundo más votado, sin contar aquí los votos que aporte Juan Grabois, que se sumarán al final de la cuenta para UP. 

A esta altura, el dato del segundo más votado es un enigma porque después de pincharse, Milei está volviendo a crecer en la encuestas mientras arde en internas la PASO de Juntos por el Cambio. Hoy, el acercamiento de los números de Larreta y Bullrich parece jugarle a favor al oficialismo. Y al propio Milei, que en las últimas horas eligió criticar a Bullrich, a Larreta y a pedirle un debate de ideas económicas al ministro de Economía. 

En ambos escenarios con el FMI, las variables que se juegan son las siguientes: el FMI insiste en devaluar y ajustar, pero para el Gobierno eso es impracticable. Allí surgen opciones como computar los pagos pendientes en relación al potencial exportador de Argentina, o bien corregir algo de la brecha cambiaria por dos vías comerciales, sin afectar los ingresos y salarios: por un lado, ponerle un plus al dólar que los empresarios usan para importar. Esta es una idea del FMI que Massa resiste, porque significa congelar la economía habilitando menos SIRA para que se vayan menos divisas. 

Un nuevo dólar agro

Lo que sí está en marcha es establecer un nuevo dólar agro para acelerar exportaciones del sector campo. El anuncio se hará sobre las economías regionales, que tendrán un dólar a 340 pesos (hoy está en 300), y luego habrá más adelante una resolución que incluye al sorgo, girasol, cebada y maíz, esto último con cupo. Regirá hasta el 31 de agosto. 

Tampoco se descarta que se defina un desembolso, antes de las PASO, para pagar el vencimiento que operará el 31 de julio próximo, y que el resto del dinero llegue luego de celebradas las primarias para Presidente. Todo eso, de concretarse, correría de eje modificaciones fuertes al gasto, que es lo que Massa quiere evitar. 

Hace unas horas, el Director General de Aduanas, Guillermo Michel, mano derecha de Massa, declaró a los medios que el ministro "es una persona con la templanza suficiente para negociar, va a proteger los interes de la Patria. Hará el mejor acuerdo para que nuestro país acumule reservas y le pueda pagar al FMI". La aparición de Michel no es casual porque es un cuadro de peso en la mesa chica de Massa. En ese contexto, agregó además contenido político a las arduas negociaciones al recordar que "en el año 2018, con la mitad del problema que tenemos con la sequía, el equipo económico de Macri salió corriendo con ataques de pánico a pedir un préstamo de USD 44.000 millones; endeudaron a todos los argentinos por generaciones". 

La negociación política

En el Gabinete económico entienden, mientras los técnicos discuten con el Staff, que la solución debe ser política porque la deuda la contrajo Macri por vías políticas, la intención del Gobierno de Donald Trump de salvarle la gestión. Ante ese escenario, Massa viene manteniendo conversaciones con líderes europeos y con el gobierno de Joe Biden. En la agenda de esta semana se incluyó una charla con Mike Pyle, asesor del Consejo de Seguridad de Estados Unidos. En la práctica, es el segundo de Jake Sullivan, hombre muy cercano a Biden. En paralelo, hay charlas con personajes muy cercanos a Janet Yellen, la titular del Tesoro, validador político de los acuerdos del FMI. 

En esta semana Massa también dialogó con Jorg Kukies, secretario de la Cancillería Federal de Alemania. No es casual, se especula en las mesas de negociación que es ése el país más duro con Argentina, de todos las sillas europeas en el FMI. El otro hueso duro de roer es Japón, otro con poder en el organismo. El aliado, China, el tercero más poderoso en el organigrama y potencias europeas como Francia y España. 

En la misma línea, Massa viene en conversaciones directas con Rodrigo Valdes, el directivo chileno que el FMI puso al frente del Hemisferio Occidental. Ex ministro de Economía de Michelle Bachelet, fue el que mantuvo el Zoom con Massa la mañana previa a aquella tarde en San Martín en la que Massa contó que había economistas de Juntos por Cambio presionando para que el FMI no ayude a Argentina.