"La crisis energética mundial desencadenada por la invasión rusa a Ucrania transformó los mercados de gas natural de manera estructural, con profundas implicancias tanto para los responsables políticos como para los actores del mercado. El GNL se convirtió en un nuevo suministro de base para Europa, mientras que el papel de equilibrio de China en el mercado mundial del gas aumentará. En este contexto, es necesario reevaluar la arquitectura de la seguridad del suministro mundial de gas y los mecanismos de flexibilidad subyacentes a través de un diálogo cada vez más estrecho entre productores y consumidores responsables".

El párrafo anterior corresponde al último informe sobre el sector gasífero elaborado por la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés). El diagnóstico coincide con la reciente firma de un Memorándum de Entendimiento entre el presidente argentino Alberto Fernández y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para afianzar el vínculo en la cooperación energética. Uno de los capítulos del acuerdo apunta a potenciar la relación comercial en torno al gas.

Desde el Viejo Continente, el gas es visto como un combustible útil en el cuadro de la transición energética, al ser más "limpio" que el carbón y que los combustibles líquidos. En ese punto, Europa busca socios comerciales seguros, luego de la caída del abastecimiento ruso a causa de la guerra en Ucrania. Y la Argentina ofrece buenas perspectivas en esa materia partir de la oferta proveniente de Vaca Muerta.

Impacto de la guerra

"Los fuertes recortes de Rusia en las entregas de gas a la Unión Europea, equivalente al 15 por ciento del comercio mundial de GNL, ejercieron una presión sin precedentes en los mercados de gas europeos y mundiales en 2022. Este shock en el suministro de gas causado por Rusia condujo a una reconfiguración de los flujos globales de GNL, llevó los precios del gas natural a máximos históricos, tanto en Asia como en Europa, y requirió un reajuste en la demanda de gas", indica el informe de la IEA.

Con la caída de la demanda y el impulso a la producción, los precios cayeron más de un 50 por ciento interanual en el primer semestre de 2023, aunque permanecen un 140 por ciento y un 180 por ciento por encima de sus niveles promedio del primer semestre entre 2016 y 2020, respectivamente.

En la oferta energética europea, afectada sensiblemente por la menor entrada de gas por las tuberías que llegan desde Rusia, el GNL pasó de representar un promedio del 12 por ciento en la década del 2010 al 35 por ciento en 2022, similar a la participación del de Rusia previo a la invasión a Ucrania. "Los barcos de GNL pasaron de ser algo marginal en Europa a ser una base energética muy importante. A raíz de todos estos cambios, Europa se ha reposicionado como el nuevo mercado premium de GNL", dice el informe.

Perspectivas

A pesar de los altos niveles de inventario de gas natural en los mercados de Asia y Europa, "no son garantía contra la volatilidad del invierno y hay riesgo latente de nuevas tensiones en el mercado", dice la IEA.

Para la Argentina, el estallido de la guerra tuvo un impacto negativo por la suba de los valores de importación de GNL, que se utiliza para complementar la oferta local de gas durante los meses de invierno, cuando sube la demanda.

Como contó a Página/12 Juan José Carbajales, exsubsecretario de Hidrocarburos de la Nación, "desde fines 2021 se venía dando una crisis comercial entre las potencias, con un pico en los precios de energía. En febrero de 2022, con el estallido de la guerra en el Este de Europa, los valores de GNL se dispararon a niveles nunca vistos. En ese contexto, importar podía valer hasta 10 veces más. Sin el Plan Gas.Ar, el escenario energético habría sido catastrófico para el gobierno".

A pesar del impacto de corto plazo, la revalorización del gas propone un horizonte interesante para la producción hidrocarburífera argentina, en su condición de oferente con perspectivas a posicionarse como un proveedor a Brasil y eventualmente a otros países, si se concretaran inversiones para producir GNL. De todas maneras, se necesitarían fondos por al menos 5 mil millones de dólares para avanzar en esta última dirección.