Hace más de 10 años, el Museo Benito Quinquela Martín asumió como compromiso la realización de exposiciones antológicas dedicadas a las máximas figuras de la pintura boquense que vitalizaron la cultura porteña desde la periferia del barrio durante la primera mitad del siglo XX. Este proyecto de largo plazo supone para el Museo devolver a la contemporaneidad una imagen actualizada de lo que representaron aquellos trabajadores. Y Miguel Diomede es uno de esos brillantes exponentes.

Nacido en 1902 en el seno de una familia italiana procedente de Bari, Diomede respiró la humildad de la calle Suárez y amasó la austeridad que lo acompañaría durante la adultez. Al igual que muchos de sus compañeros de vocación, Diomede tampoco recibió una formación artística regular, pero forjó un medio expresivo autónomo que lo condujo a ser calificado por destacados críticos como uno de los mayores exponentes del oficio pictórico. El abordaje largamente meditado respecto al espacio y el tratamiento refinado del color, son los rasgos por los que se lo identifica, y los que guiaron la búsqueda de las obras que componen esta exhibición, procedentes de quince colecciones privadas y públicas.

La exposición “Miguel Diomede. Desmaterializar la pintura”, con curaduría de Yamila Valeiras, se presenta en la sala Eduardo Sívori del Museo Quinquela Martín, de Avenida Don Pedro de Mendoza 1835, en el barrio de La Boca; de martes a domingo, de 11:15 a 18:00, hasta el 22 de octubre.