La foto fue difundida por el partido nazionalista Bandera Vecinal, y el rodaje en las redes disparó curiosos debates. Allí se ve a un sonriente Ricardo Iorio abrazado con un satisfecho Alejandro Biondini, en un encuentro propiciado por el músico el jueves en Luján, y en el que “ambos intercambiaron y coincidieron en apreciaciones sobre la actualidad política, social y cultural, así como respecto de las perspectivas y desafíos que deberá afrontar nuestro país”. Hubo muchos “rebotes”, pero quizá el más llamativo fue el que no entendía la “sorpresa” o “indignación” porque “ya se sabe cómo piensa Iorio”.

Pues claro que ya se sabe cómo piensa Iorio: el bajista y cantante no ha tenido empacho en diseminar sus opiniones racistas en medios gráficos, televisivos y radiales. El punto no es descubrir la pólvora, sino la pólvora misma. Es un momento en el que el presidente de los Estados Unidos se muestra contemplativo con los blancos supremacistas; un momento en el que se reclama la aparición con vida de un pibe que fue secuestrado por Gendarmería durante una movilización a favor de los mapuches; un momento en el que los atentados por el odio racial ocupan titulares. Es un momento en el que el término “nacionalismo” sirve para contrabandear ideologías de discriminación.

Pocas cosas tan peligrosas como relativizar el huevo de la serpiente.

Sí, Ricardo Iorio siempre fue un intolerante: en 1982, en el contexto de una gran banda como V8, pedía la muerte de los hippies. Era, si se quiere, la manera de situarse en el mundo de un adolescente; sus declaraciones antisemitas de los últimos años, o llamar “puñado de indemnizados” a los hijos de detenidos—desaparecidos, no hicieron más que acentuar el perfil. Quizá nada parezca grave en un país donde el principal asesor del Gobierno dijo que Hitler “era un tipo espectacular” y uno de sus ministros definió al nacional—socialismo como un movimiento que “no supo unir a la sociedad”. Quizá hay cosas más importantes de las que ocuparse, y al cabo los seguidores de Biondini representan –según el escrutinio provisorio de las PASO— un 0,3 por ciento del electorado en la provincia de Buenos Aires, un 0,22 por ciento en Capital. Pero la foto, además de revolver estómagos, debería revolver un poco las conciencias.

Sí, ya sabíamos lo que piensa Iorio. Ya sabemos que existe gente que cree en razas superiores, en el “peligro judío” y en soluciones finales. No por eso debería naturalizarse.