Entre los beneficios colaterales del Mundial de Qatar está la buena cantidad y calidad de libros publicados. A menos de ocho meses, la cosa no termina. Hay, además, material pronto a publicarse. Ya sea por el lado del seleccionado o por Messi, que sigue agregando páginas a su historia. Si 2022 lo cerró con la Copa, 2023 lo promedió con su incorporación al fútbol estadounidense. No sólo eso: también su rol empresarial en el Inter de Miami.

Todavía no aparecieron biografías de los otros campeones mundiales. Aunque Emiliano Dibu Martínez anticipó el camino con un comic para chicos y chicas desde 7 años. Pasión por el fútbol (Penguin Libros) apareció en octubre pasado. Las ventas de ese libro aumentaron por el Mundial y por la Navidad, que se celebró una semana después de la final.

Quiero ser campeón mundial (de la genial Ovni Press) es uno de los mejores materiales sobre el seleccionado de Scaloni. A través del género cómic cuenta el Mundial de una forma más que original. El libro, de 120 páginas, subyuga desde la hermosa tapa de Nico Di Mattia, cordobés que por otro lado hizo una ilustración formidable de Kylian Mbappé como un Lord Sith. La lista de autores entre guionistas y dibujantes es enorme y de calidad. Cada uno la rompe en su posición. Hay historia, estadísticas, aventuras. Y una lámina tremenda de lo linda que es. No se olvidan de Maradona ni de grandes otras figuras de la Selección. Libro más que recomendado para coleccionar y guardar como joya a futuro. Para todas las edades.

Para jugar, para aprender, para recordar y para querer cada vez a la Selección, los chicos tienen una opción buenísima: Mundialito tricampeón (Planeta), ideado por la periodista -y, dicen, gran jugadora de fútbol- Carolina Salvini. Son 72 páginas de “juegos, actividades y desafíos” testeados antes de su publicación por el hijo de Salvini. Ideal para chicos en edad escolar. Hay trivias, sopas de letras, crucigramas y rompecabezas que se pueden completar junto a algún mayor: plan más que recomendable.

Qatar - Volver a vivir. Diario de un viaje alucinante (Octubre), de Juan José Panno, es, por lejos, una de las mejores crónicas que van a encontrar sobre el Mundial. Con larga experiencia en la cobertura de mundiales, Panno cuenta este último desde adentro. Pero no nos habla sólo de fútbol. Nos habla de cómo se vive en Qatar y cómo vivió él su rol de espectador no sólo de partidos sino de una sociedad criticada desde occidente. Son 150 páginas para que nos emocionemos. Panno nos habla de los amigos, del WhatsApp como refugio a la distancia, de los abrazos con desconocidos, de las comidas baratas y de los regateos, de los paseos para acercarse a otras culturas, de cómo viven los trabajadores, a los que visitó junto a su colega y compañero de viaje Adrián De Benedictis (a quien ya volveremos). También nos describe su hospedaje y hasta sus preocupaciones por el Covid que padeció durante el torneo. Lo que hace brillar el trabajo de Panno es, además del recuerdo futbolero, su condición de gran periodista que se mete en el barro y se aleja de los lujos de enviados especiales con ínfulas, que van a los mundiales más a mostrarse que a mostrar.

Volvemos a De Benedictis. La final de todos los tiempos (Libro Fútbol) -en coautoría con Pablo Vignone- es un recuerdo desde Qatar basado en el partido contra Francia. A partir de esos minutos tensos pero felices, los autores nos invitan a viajar por los partidos del seleccionado argentino, a la vez que nos dan otro paneo de la cultura catarí. Nos describen los banderazos en primera persona, los viajes en lujosos subtes y comparten testimonios de hinchas argentinos que viajaron, aún a costa de endeudarse pero enfocados en cumplir el sueño mundialista. Está el médico Guido Castaldini, que vive en Barcelona pero que deja todo para ver la final y después tiene que correr para volver y operar a un paciente, al lunes siguiente. Está el colega Emanuel Respighi, periodista de este diario que cumplió el sueño entre los sueños: ver a la Argentina campeona del mundo junto con su hijo. Son historias que, al fin de cuentas, se vuelven lo mejor que nos queda por leer después de ver ciento de veces las imágenes de los partidos.

Andrés Burgo, con experiencia en cobertura de mundiales, se quedó en Buenos Aires y contó cómo vivió el título en su Nuestro Mundial - Una historia íntima de cómo nos volvimos a enamorar de la Selección Argentina (Aguilar). Escrito en primera persona, Burgo nos identifica. No nos cuenta nada de lo que ya sabemos. Nos cuenta, por el contrario, en cuánto nos parecemos los futboleros más allá de con quién compartimos -y cómo- las emociones ante cada partido. En su caso, con su pareja, su hijo -al que ya hizo referencia en otro libro, el recomendable River para Félix-, sus amigos y hasta desconocidos con los que compartió comidas, cervezas y guiños. Pero es, sobre todo, el relato de un padre buscando (y encontrando) a un hijo. Un padre que después del sufrimiento con Francia (“el Dibu salvó el imperio de Messi con un escarbadientes”, ironiza) nos escribe: “Ya liberados de la insoportable pesadez del partido, peregrinábamos con plena conciencia de que no olvidaríamos ese momento, que cada paso que avanzábamos lo dábamos en el presente y en el futuro, que un día de algún año alguien nos preguntaría dónde, cómo y con quiénes habíamos festejado la final del Mundial 2022 y entonces responderíamos con lo que estábamos haciendo ese instante. No tengo claro si siempre volveremos al 18 de diciembre o si el 18 de diciembre irá siempre con nosotros, pero da igual: aunque no sea tatuaje, lo tendremos grabado bajo la piel”.

La tercera (Planeta), de Alejandro Wall y Gastón Edul, fue el primero en aparecer, sobre el comienzo del año, aprovechando la euforia. Una de las joyas que tiene este material urgente, en caliente, es el prólogo de Ezequiel Fernández Moores. Los tres -Fernández Moores, Edul y Wall- estuvieron en Qatar. Edul, a quien nunca olvidaremos porque fue quien entrevistó a Lionel Messi tras el partido con Países Bajos, el día del “qué mirá, bobo”, aportó su observación desde el asiduo contacto con los jugadores del seleccionado. A propósito de ese momento messiánico, Edul hizo un corto pero efectivo texto titulado Desde adentro en el que explica esos 10 segundos eternos y da cuenta de conceptos periodísticos que no se suelen ver cuando se trata de cronistas de cancha.

La periodista mexicana radicada en Argentina Cecilia González eligió a 12 autores que publicaron sobre el seleccionado en distintos medios para dar forma a La fiesta más grande del mundo - Crónicas de la tercera estrella (editorial Marea). Se destaca La anticábala, brevísimo texto que Leila Guerriero publicó sobre su padre y el Mundial en El País, de España, y que en su momento tuvo repercusión a través de redes sociales. El escritor Juan José Becerra -futbolero y bostero- hace un gran aporte con su La selección más querida de la historia. Maia Debowicz escribe brillante en su Solo en Argentina: “Todo lo que necesitábamos para recuperar la felicidad era encontrarnos en la vulgaridad”, acota. La misma González nos despierta en Campeones al escribir “la obviedad de que el fútbol no arregla el mundo, pero sí lo hace más vivible”. La mirada de un argentino en Uruguay a través de Alejandro Seselovsky es un texto recomendable de principio a fin. La fiesta más grande del mundo se cierra con un perfil sobre Antonela Roccuzzo escrito por Victoria De Masi: se destaca no sólo por su escritura sino por la originalidad de la temática.

Uno de los mejores libros sobre Messi es el que escribió el periodista francés Florent Torchut, El Rey Leo (Editorial Sudestada), con prólogo de Ángel Di María. Torchut siguió a Messi durante quince años por su trabajo en L’Équipe y France Football. Durante ese lapso, que abarcó la llegada al PSG, le hizo entrevistas que se incluyen en estas páginas. Es un libro con información concisa, de apenas 160 páginas: no falta ni sobra nada. “Me enteré hace poco de que jugamos diez torneos juntos con Leo, entre Copas América y Mundiales, desde aquellos primeros pasos juntos en los Juegos Olímpicos”, se lee a Di María en el prólogo, titulado “La vida nos terminó dando revancha”. Más que elocuente. Gran libro.

El periodista argentino Sebastián Fest y su colega francés Alexandre Juillard actualizaron su libro sobre Messi. De Ni Rey ni D10s (Sudamericana, 2013) pasaron al Messiánico (Sudamericana, 2023). De las 314 páginas originales fueron a las 410. Agregaron capítulos y años: los 10 que separan la edición original de la actual, con el Mundial. Entre esos agregados: “El estilo del capitán de la Selección nacional, tan diferente al de Diego Maradona, implica una nueva era para Argentina. Una nación enloquecida por el fútbol, una sociedad que no se explica sin ese deporte”. Aquel primer libro no tenía un final feliz. El actual retoma en aquella escena de cierre y nos recuerda al Messi de la final del Mundial 2014, el que se quería ir de Barcelona, el que se quedó, el que se fue al PSG y el que se dio el gusto de ser campeón mundial.

La felicidad de Qatar también está en Mundiales (Fútbol Contexto Ediciones), de Hernán Russo Zyseskind. En 290 páginas, este músico metalero, periodista, voz del estadio de Argentinos Juniors y autor de otros dos libros -entre ellos D10s es Argentinos- repasa las copas del mundo con textos y estadísticas. Maradona, Messi y Kempes en tapa. Hay hallazgos. Y hay un prólogo en el que Ariel Scher escribe: “De punta a punta, a Russo Zyseskind lo inquietan dos cuestiones que no por azares habitan el centro de las preocupaciones de las personas: la memoria y el olvido. Una memoria y un olvido, en especial: otra vez, Maradona”. Y a lo largo del libro, claro, el autor agregará muchísimo Messi.

La misma Fútbol Contexto se acaba de despachar con otra joyita: La historia con rima del hombre que llegó a la cima: El Diego. Es una bio maradoniana para pibes escrita por el director de la editorial, Francisco Clavenzani, e ilustrada por Jorge Rodríguez Guerra. Cuando piensen en algún libro para alentar a los más chicos en la literatura, no olviden este título.

Pronto aparecerán más textos subidos a la euforia post Qatar. Es posible que por estas horas algún autor esté tipeando algún punto final o mandando un mail a una editorial con otro libro terminado. Al fin de cuentas la alegría de diciembre pasado tal vez no terminé nunca.