Al final no hubo movilización en Plaza de Mayo como había convocado la familia de Morena Domínguez, la nena asesinada el miércoles pasado. Poco antes de salir de la localidad bonaerense de Lanús, el papá de Morena recibió un llamado desde la residencia presidencial de Olivos. Lo invitaban a reunirse con el presidente Alberto Fernández. Luego, en dos autos que envió presidencia se dirigieron a la quinta presidencial. Es por eso que la convocatoria a Plaza de Mayo se realizará el próximo miércoles cuando Hugo, el padre de Morena, se encuentre con Graciela, la mamá de Fernando Báez Sosa y con las Madres del Dolor.

La invitación fue confirmada por el padre en la conversación telefónica que sostuvo esa misma tarde con Luis Flores, un vecino “del microcentro de Lanús” quien había llegado a Plaza de Mayo conmovido por el crimen, para brindar apoyo a la familia de Morena, ya que conoce a su hermano Bruno.

La reunión con el presidente Fernández fue extensa. Terminó poco antes de las 21. Primero ingresaron Hugo, el papá de Morena y su hermano. Luego hicieron pasar al resto de los familiares.

No trascendieron detalles de lo que allí se conversó. El Gobierno nacional decidió no dar detalles de lo acontecido y dejó que los familiares de Morena relataran el encuentro si así lo querían.

Antes de este encuentro, en Plaza de Mayo, entre los pocos que habían llegado una niña se acercó al grupo. Y en las rejas que protegen la Casa Rosada colocó, amorosamente, una foto de Morena. Entre otras fotos que ya colgaban de las rejas: de Morena, de Fernando Báez Sosa y de Cecilia Strzyzowski. Estas habían sido puestas allí por un minúsculo grupo de libertarios –tres personas–, y las custodiaba celosamente una mujer que se autoproclamaba “guerrera de Dios”. La niña que colgó su foto de Morena era Aldana, “su mejor amiga”, dijo.

Aldana llegó con su papá, Jonathan Guesi. “Una vez ella me dijo ¿qué vas a hacer si me muero, qué harías si me matan? Y quedamos en que si algo le pasaba, yo iba a pedir justicia por ella”, explicó Aldana a este diario. “Estoy acá para cumplir lo prometido” agregó, mientras a su lado, una mujer vociferaba: “Hay que darles cianuro a los asesinos, hay que matarlos a todos, y darles cianuro y ¡también a los padres! ¿Cómo van a dejarla andar sola?”, gritaba, ante la mirada atónita de la niña.

“Ella no iba caminando –atinó a decir Aldana–, iba en cole, se había bajado del cole cuando pasó”. Pero la mujer que vociferaba en contra de los padres de la menor asesinada no la escuchaba. El relato de Aldana quedó entrecortado por los gritos libertarios.