Con el apoyo de Google.org, ONU Mujeres, la Fundación Gran Chaco y Pro Mujer presentaron en Formosa proyectos sociales dirigidos a mujeres rurales e indígenas del norte argentino que están enfocados en la capacitación en habilidades digitales y financieras para el desarrollo de emprendimientos colectivos, la incubación y aceleración de negocios, y el acceso a microcréditos para impulsar sus iniciativas.

“Nos llena de orgullo acompañar a estas organizaciones sin fines de lucro en proyectos que contribuyen a resolver una problemática importante en el país: reducir la brecha de género y ofrecer más herramientas y oportunidades económicas a las mujeres de distintas provincias del norte argentino”, dijo Tamar Colodenco, gerente de Políticas Públicas y Asuntos Gubernamentales para Google.

El brazo filantrópico de la empresa tecnológica brindó un financiamiento de un millón de dólares, en dos fondos de 500 mil dólares cada uno otorgados a ONU Mujeres y Pro Mujer, respectivamente.

“Las mujeres rurales e indígenas enfrentan una interseccionalidad de discriminaciones que limitan sus oportunidades para desarrollar sus negocios, adquirir habilidades y crecer profesionalmente”, afirmó Verónica Baracat, oficial a cargo de ONU Mujeres en Argentina. Señaló, también, que a pesar de que en el país existe mucha legislación igualitaria “a nivel económico todavía tenemos una brecha muy grande que no podemos cerrar”.

ONU Mujeres -la agencia más joven del organismo internacional- destinó el financiamiento de Google.org a la creación de “Womek, emprendedoras del Gran Chaco”, un proyecto con implementación territorial de la Fundación Gran Chaco para incrementar la autonomía económica de las mujeres de esta región.

Fabiana Menna, presidenta de la Fundación, remarcó “la gran riqueza que tiene la región”, no solo en materia ambiental, sino también cultural, “con más de 40 pueblos indígenas” y con “lideresas y organizaciones sólidas” con las que codiseñan los programas a implementar para que se adapten a las realidades locales.

“Para que las mujeres indígenas y campesinas puedan emprender es necesario un proceso asociativo de base y políticas públicas que potencien la diversidad no sólo de saberes sino también de actores clave del sector público, privado y de cooperación internacional. Las transformaciones se dan cuando hay procesos colectivos de autonomía económica, acceso a derechos y participación en la toma de decisiones”, aseguró.

Por su parte, Ana Acosta, gerente de servicios financieros de Pro Mujer, expresó: “Cerrar la brecha de género es un pendiente urgente y para lograrlo, debemos trabajar de forma colectiva”. La ONG nacida en Bolivia en 1990, y que funciona en Argentina desde 2005, se dedica a brindar microcréditos, capacitación y cobertura de salud a mujeres y destinará los fondos de Google.org al proyecto a financiar y apoyar a 1.500 mujeres emprendedoras del norte argentino.

“Womek, emprendedoras del Gran Chaco”

En la lengua wichí, “womek” significa “venta”. “El nombre del proyecto fue consensuado con las distintas organizaciones”, señaló en diálogo con Página|12 Dalia Virgilí Pino, coordinadora del proyecto en ONU Mujeres.

Norma Rodríguez es presidenta de la Cooperativa de Mujeres Artesanas del Gran Chaco (COMAR), integrada por 2600 mujeres wichí, qomle’ec y pilagá. Ella misma se especializa en los tejidos de chaguar y es productora de algarroba y tintes naturales. “Nosotras capacitamos para vender más y mejor los productos. Por eso es importante para las mujeres indígenas capacitarse más, para poder hacer artesanía con buenas terminaciones”, afirmó en la presentación de los proyectos. A través de la marca Matriarca, COMAR logra vender sus productos a nivel nacional e internacional.

Lucía Ruiz (ver aparte) es referenta campesina, presidenta de la Asociación Civil Unión y Progreso, integrante de la Comisión directiva de la Federación Nacional de la Agricultura Familiar (FONAF) y fundadora del grupo de “Mujeres Campesinas Sembrando Esperanza”. Ella es la cuarta generación de su familia que vive en el paraje El Pértigo, en el departamento salteño de Rivadavia. “Queremos ser parte de la economía argentina”, aseguró.

Para Lucía es importante que “se valorice el trabajo de la mujer campesina” y que “sea ella la que recibe el dinero de lo que vende”. Con Womek, sostuvo, las 250 familias que integran la Asociación podrán mejorar su ingreso: usarán el dinero para la construcción de una sala de faena de cabritos y para comprar camionetas que les permitan transportar los animales. “Queremos que las mujeres tengan herramientas para trabajar con ganadería menor para que sigan siendo el pilar de la familia, pero con reconocimiento”, subrayó.

La última en presentar su proyecto fue Analía Rodríguez, lideresa indígena del pueblo qom de Fortín Lavalle, Chaco, que conformó la organización de mujeres artesanas la Asociación Civil Qomlashepi Onataxanaxaipi (Mujeres Indígenas Trabajadoras) que nuclea a casi 50 mujeres de su comunidad que se dedican a la confección de cestos con hojas de palma. Analía contó que todo empezó con un grupo de siete mujeres “con la necesidad de que se valore el trabajo” que hacían. Y si bien en un primer momento el objetivo principal era la comercialización, “con el tiempo notamos la falta de capacitación de cómo recibir gente en una comunidad que es muy cerrada”.

Las emprendedoras de Pro Mujer

Fabiana Funes recibió su primer microcrédito de Pro Mujer hace 14 años. “Me la jugué y usé la plata para comprar telas”, dijo en la presentación, enfundada en un vestido negro que ella diseñó en su emprendimiento, Lágrimas Sonrientes. Fabiana compraba ropa que revendía primero en el living de su casa, en Salta. “Hoy tengo maquinas industriales y mi propio espacio en el centro de Salta”, afirmó.

Francisca Carmen Tolaba había puesto una librería en su casa. Ella se acercó a Pro Mujer cuando le diagnosticaron artritis reumatoidea y usó su primer crédito para iniciar el emprendimiento. “No quería que la enfermedad me encontrara en la cama -recordó-. Ahora vendo por redes, recibo tarjetas, hago transferencias. Pro Mujer nos enseñó a ser contadoras de nuestro negocio.

Para Francisca es importante resaltar que “nunca nos quedamos” y que emprender le abrió las puertas a la independencia. “Antes de venir a esta presentación, mi marido me dijo ‘no quiero que vayas’ y yo le dije que me voy a ir igual, que yo quiero estar acá. Tratemos de seguir adelante y démosle el ejemplo a nuestros hijos y nuestros nietos”.