El jueves pasado, un operativo compuesto por 20 agentes de la Prefectura Naval llegó hasta la casa de Tomás Correa, en Río Negro. Tenían en la mano un orden de allanamiento, firmada por el fiscal Marcelo Estevez, y una misión: secuestrar plantaciones de marihuana. El joven, portero de escuela con licencia por problemas de salud, les abrió el portón y no entorpeció el accionar policial. Es más, colaboró con todo lo que necesitaban. Es que, para Correa, nada de lo que había en su casa era ilegal: la plantación de cannabis se correspondía con su inscripción -tanto él como su familia- en el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) y con autorización del Instituto Nacional de la Semilla (Inase). Sin embargo, los policías lo detuvieron por una supuesta infracción a la Ley 23.737 de tráfico de drogas y permanece arrestado desde ese mismo jueves en un Penal Federal

La familia del joven denuncia la detención arbitraria y pone en lupa la salud de Correa, al ser un chico con trastorno depresivo, que no podrá acceder al tratamiento con cannabis durante su detención ya que el Poder Judicial niega ese acceso. En tanto, su abogado presentó el pedido de excarcelación en 24 horas, pero la Cámara de Apelaciones de General Roca puede tomar hasta 10 días para definir su situación procesal, a pesar de que la jurisprudencia en el Poder Judicial de Río Negro favorecería al criador detenido.

La esposa de Tomás, en diálogo con la revista THC, confió que "no hay nada que ocultar" y aseguró que su preocupación es que el joven tuvo que volver a tomar farmácos por su tratamiento en la cárcel, ya que no les permitieron ingresar a la cárcel el aceite de cannabis que utiliza para tratar su trastorno de depresion y los ataques de pánico. “Él tiene un trastorno depresivo. Antes del cannabis él repetía que se quería apagar para siempre y luchó un montón para que se le borren esas ideas locas. Ahora hacía un montón que no hablaba de ‘apagarse’. Pero ahora retrocedió mil pasos. Está empastillado", lamentó. 

"Una extraña denuncia"

La situación que de salud que atraviesa Correa se debe a una causa que, según el abogado de la familia, es "de por sí extraña". Según relató a la misma revista especializada, la denuncia fue inciada por un anónimo que denunció la realización de eventos cannábicos en un bar de la localidad costera de San Antonio Oeste y que señaló a Tomás como proveedor, en principio, por el solo hecho de compartir el evento en sus redes sociales.   

Según indicó Federico Batagelj, letrado de Correa, la denuncia está escrita con jerga policial y desencadenó una investigación de tres meses contra Tomás, a pesar de contar con las autorizaciones como criador y paciente. Además, en ese tiempo, el único señalado en la investigación es el joven criador sin que se avance siquiera sobre el dueño del bar donde se hacían los supuestos encuentros cannábicos. 

El allanamiento en la casa de Tomás duró 10 horas, en las que secuestraron 41 plantas grandes en estado vegetativo y un total de entre 10 y 12 kilos de cannabis. El propio criador indicó a los investigadores dónde se encontraban las flores, que había enterrado por haber sido víctimas de "cogolleros" --como se le dice a las personas que roban en cultivos domésticos en época de floración--.  “Por la cantidad que tenía le dijeron que era tenencia para la venta y también le dijeron que quedaba detenido porque difundía el uso de estupefacientes a través de sus redes”, advirtió Batagelj y precisó que, de acuerdo a los permisos con los que cuenta Tomás y su familia, "en esa vivienda podría haber hasta 27 kilos". 

Es que el criado detenido comenzó a cultivar luego de econtrar un alivio en el cannabis tras intentar tratamientos con fármacos. La investigación y el interés lo llevó a solicitar un permiso el INASE, a avanzar en el pedido de una autorización municipal y hasta presentar un proyecto municipal para cultivar para chicos con discapacidad. 

"Si Tomás tuviera una actividad ilícita no se presentaría frente a todas las autoridades. Si fuera narco no hubiera mostrado que tenía cannabis enterrado", subrayó el abogado y planteó una duda más: durante el allanamiento, el test reactivo que le hicieron a las plantas de Tomás dieron positivo en THC, cuando él cultiva plantas de CBD y CBG.