El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°25 dio a conocer este miércoles los fundamentos de las condenas del juicio por el crimen de Lucas González, que a mediados de julio culminó con tres policías porteños condenados a prisión perpetua por el asesinato del chico de 17 años. Los jueces sostuvieron en sus fundamentos que Gabriel Isassi, Fabián López y Juan José Nieva "fueron a la caza" de Lucas y sus amigos "motivados por odio racial" en el marco de un caso de "violencia institucional". En cuanto a los comisarios y subcomisarios condenados por el encubrimiento del crimen, los magistrados dieron por probado que alteraron las pruebas "orquestando un procedimiento policial fraudulento".  

En un escrito de 450 páginas, que incluye la transcripción de las indagatorias, testimoniales y alegatos del juicio, los jueces Hugo Navarro, Ana Dieta y Marcelo Bartumeu sostuvieron que "ha quedado debidamente probado que el día 17 de noviembre de 2021 en el barrio porteño de Barracas ocurrieron una serie de sucesos de suma gravedad". En ese marco, los integrantes del TOC 25 dividieron los hechos en dos "momentos": los que culminaron en Iriarte entre Vélez Sarsfield y Luzuriaga, donde Lucas fue asesinado, y los ocurridos en Alvarado y Perdriel, donde el auto en el que viajaba junto a sus amigos fue finalmente detenido y se concretó la trama de encubrimiento. 

Con respecto al homicidio agravado de Lucas, dieron por probado que los integrantes de la Brigada N°6 de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4 actuaron "abusando de sus funciones como policías, de forma premeditada, aprovechándose de la situación de indefensión de las víctimas y motivados por odio racial", agravantes que sostienen la condena a perpetua. Con la ayuda de las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, los jueces reconstruyeron la secuencia del crimen en la que, entendieron, los tres policías "fueron a la caza de cuatro niños dando muerte a uno de ellos mediante el empleo de sus armas de fuego reglamentarias e intentaron matar a los restantes". 

Esa secuencia comienza a las 9.33, cuando Lucas y sus tres amigos salen del predio Cacho de Barracas Central, donde entrenaron ese 17 de noviembre. Los cuatro suben a la Volswagen Surán que manejaba Julián Salas y se dirigen al kiosco de Iriarte y Luna donde Lucas bajó a comprar unos jugos. En las imágenes, describen los jueces, se ve cómo el Nissan no identificable de la brigada de civil "se cruzó de frente con los chicos", luego "pegó una vuelta en 'U'" para retornar "pasando nuevamente por al lado de los damnificados". Entonces el Nissan se detuvo "a unos metros, desde donde pudieron observar los movimientos de la Suran" y a las 9.39 "retomó la marcha y comenzó a seguirlos".

Aunque la defensa de los ahora condenados esgrimió en su alegato que Isassi, López y Nieva creyeron que los chicos salían de un domicilio que la brigada investigaba por venta de marihuana, los jueces descartaron esa teoría al señalar que "no existió la base fáctica alegada por la defensa de que los vieron salir de la calle que conduce a la cancha Cacho o a la casa donde se hacían tareas de investigación". A las 9:40, continúan los jueces, luego de cruzar Vélez Sarsfield, el Nissan "inició una maniobra de sobrepaso" y metros más adelante "les cerró el paso cruzándose en dirección al boulevard central". 

"Quedó más que claro que Isassi, López y Nieva descendieron del vehículo e inmediatamente abrieron fuego contra la Suran sin que mediara orden de alto ni intento alguno de dar a conocer su condición de policías", sentenciaron los jueces sobre el momento del crimen, y remarcaron "enfáticamente" que en "ningún momento" los chicos "pudieron saber que quienes los encerraron eran policías". Pese a que se probó que la bala que mató a Lucas partió del arma de Nieva, los jueces subrayaron que los tres dispararon "de adelante, de costado y de atrás y a zonas vitales, de manera totalmente innecesaria e ilegal". 

Sobre el agravante de "odio racial", los jueces sostuvieron que los tres policías "estaban decididos a matarlos a todos" y que "seleccionaron" a los chicos por su vestimenta, por su color de piel y por circular por una calle que conducía a "una zona carenciada". Para el tribunal, la actuación de los policías "sólo puede ser explicada a partir de la aplicación de estereotipos fundados en el color de su piel -marrón- y en sus rasgos físicos". Los jueces también reconocieron a los chicos y a sus familiares como víctimas de "violencia institucional" 

En cuanto al encubrimiento, los jueces dieron por válida la versión de Héctor Cuevas, el principal condenado a cuatro años de prisión que se quebró en el marco del juicio y aseguró que vio a Isassi plantar un arma de juguete en el auto de los chicos, bajo las órdenes del subcomisario de brigadas Roberto Inca. Apoyados en las imágenes de las cámaras y los datos de geoposicionamiento de la moto de Facundo Torres, el oficial al que Cuevas señaló como quien aportó el arma a Isassi, los magistrados consideraron válida la declaración del principal, aunque aseguraron que "ello no alcanza para exculparlo", ya que "igual contribuyó a alterar la escena".

Sobre las condenas a 6 años del subcomisario Inca y de los comisarios Juan Romero, Fabián Du Santos y Rodolfo Ozán, los magistrados dieron por probado el encubrimiento y señalaron que alteraron las pruebas "orquestando un procedimiento policial fraudulento". Sobre Sebastián Baidón, el oficial condenado a 8 años de prisión por el delito de "torturas", el tribunal validó el testimonio de Joaquín Zuñiga, uno de los amigos de Lucas, que declaró que el oficial le gritó, entre otras cosas, “villeros de mierda", "negros de mierda" y "a ustedes hay que pegarles un tiro en la cabeza".