Desde Roca, Río Negro

Montevideo, esa ciudad mansa, de gente cordial y una cantidad enorme de atractivas librerías, fue escenario del Segundo Simposio de la Sección Cono Sur de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), cita a la que concurrieron unos doscientos investigadores de distintas nacionalidades. 

LASA es la principal organización de profesores y analistas dedicados a los estudios latinoamericanos en el mundo. Cuenta con más de 12.000 miembros de todas las disciplinas y áreas ocupacionales, así como activistas sociales abocados al debate intelectual, la investigación y la enseñanza sobre América latina.

Una demostración de su convocatoria es que a su encuentro general, que este año sesionó en Lima (Perú) a finales del pasado mes de abril, asistieron más de seis mil participantes.

Por tratarse de una convocatoria regional, la de Montevideo fue más pequeña pero igual de diversificada en los asuntos planteados en una gran variedad de mesas, paneles y exposiciones.

Los ejes del encuentro fueron resumidos en tres palabras: “Modernidades, (in)dependencias, (neo)colonialismos”. Esos disparadores conectaban con el interrogante acerca de cómo se han leído y transformado en el Cono Sur los discursos identitarios, estéticos, políticos y sociales que señalan los derroteros de la modernidad regional. Pero también con las dudas acerca de qué problemas, limitaciones y lógicas de diferenciación y de exclusión presentan esos discursos y qué hitos de la historia latinoamericana se relevan y cuáles se silencian cada vez que se los enuncia.

Más que retóricas, esas preguntas interpelan la auténtica voluntad de integración subregional con el resto del continente.

A lo largo de cuatro jornadas, la tematización del Simposio recorrió aspectos como los de las estéticas y políticas del Río de la Plata; las dinámicas de migración que generan condiciones de vida precarias; los peligros que enfrentan nuestros recursos naturales; las formas y políticas de narración, producción y representación de la memoria en el Cono Sur; la relación entre Estado, intelectuales y movimientos sociales; los modos de participación en una época donde las redes sociales reconfiguran el espacio público; el fuerte impacto de las políticas neoliberales al uso y la cuestión de los géneros y las sexualidades, entre otros asuntos.

Una crucial preocupación que atravesó gran parte de las presentaciones fue la de la reorganización hegemónica del mundo que, no solo no ha roto con los rasgos más crudos de la modernidad, sino que los ha profundizado a través de las dinámicas de concentración del capital, fragmentación de la sociedad y radicalización del individualismo.

Un momento particularmente rico en significados se vivió durante la clase magistral de la catedrática uruguaya Mabel Moraña, quien anticipó tramos de su próximo libro en el que propone articulaciones y conecta las obras de Juan Carlos Onetti y Walter Benjamin. 

También fue objeto de cálidos tributos la vida y la obra de nuestro compatriota Ricardo Piglia, que falleció a comienzos de este año.

El Simposio tuvo como sede central la Universidad de la República y en su jornada de clausura se anunció que la próxima edición se llevará a cabo en 2019 en nuestro país, con la Universidad Nacional de Tres de Febrero como escenario principal. Será una buena ocasión para que nuestras carreras de Comunicación Social corrijan el escaso interés de participación que este año manifestaron tanto en la cita limeña como en la más reciente de Montevideo.

* Docente investigador de la Universidad Nacional del Comahue.