Silvana Aguirre, policía, lesbiana, insufrible y querible, vuelve de la mano de su autora, Melina Torres, a resolver casos policíacos, a sus comilonas, su mal humor y sus puteadas a mansalva. A partir de un asesinato cometido el 30 de diciembre en las islas entrerrianas, con reuniones familiares y su menopausia a cuestas, Aguirre cambia su hábitat urbano y navega el río marrón para descubrir asesinos, defender a propios y enfrentar a poderosas, aunque se le derrita la crema de la torta chajá.

Melina Torres es una mujer enérgica, simpática y su voz dulce recorre sus últimos años desde que Pobres Corazones la ubicó como escritora reconocida en un género poco incursionado por mujeres como es el policial negro. Dice que le incomodan un poco las fotos, sin embargo sabe exactamente qué toma le conviene más y desde qué altura sale mejor. Desde los cuentos en Ninfas de otro mundo y la novela Pobre Corazones Melina se encontró con un nuevo mundo de manera inesperada. Ahora, con la aparición de su segunda novela, Zona Liberada, y un proyecto audiovisual sobre su primera novela, con el cariño de la gente que la lee y le da una devolución siempre amorosa, siente una vorágine de situaciones que no la llegan a agobiar y que la hacen prometer más aventuras de Silvana Aguirre.

Zona Liberada, lanzada el 1° de septiembre, convierte su primera novela en el inicio de una saga sobre las aventuras de la Jefa del Departamento de Criminología de Rosario. Esta vez la ciudad da paso a un paisaje litoraleño, las islas entrerrianas son escenario del asesinato. Torres asegura que tuvo que inventar una “triquiñuela para que ella vaya a las islas porque no tiene jurisdicción allí, pero muere un artista plástico muy importante de la ciudad, esa es la excusa para que ella pueda investigar en las islas de Entre Ríos”. Todo sucede durante el verano del 2020, antes de la pandemia.

La narración va enredando un nuevo mundo al de la Jefa Aguirre. Sutilmente se cuelan referencias al arte desde el primer capítulo, en las descripciones del paisaje, de la casa de la víctima, incluso en pequeños gestos de los personajes, por todos lados aparecen guiños que acompañan la lectura dándole un espesor distinto a las escenas. “Aparece todo ese mundo, que produce que todo el tiempo esté conmovida, y ¿por qué no te podés conmover ante una fotografía, ante una obra?, es mí policía”, asegura la autora con respecto a una mirada sobre la belleza que hace el personaje sobre el mundo que la rodea.

Esta vez vamos a encontrar a una Silvana Aguirre atravesada por el calor, los mosquitos y una menopausia que no la deja tranquila. Este pequeño detalle le da un giro a la vida del personaje. “Aguirre está menopáusica, porque Melina está menopáusica, y no se habla de la menopausia. Aguirre está bien arriba y describo los momentos de sofocones enormes. Me gusta que haya una mujer pasando ese momento y esta bueno que hablemos, es algo que para mí es un tema y escribí mucho de la menopausia”, comenta Torres sobre su personaje y sobre sí misma.

La isla que aparece como paisaje y personaje de esta novela es inventada, es un recuerdo que la autora guarda en su memoria, en un esfuerzo de poder construir un lugar propio que rememorara la época anterior a la pandemia. No pisó la isla hasta que terminó la corrección de la novela y se fue sola a reconocerlas. La ciudad de Rosario aparece desde un sentimiento nostálgico, desde un momento pasado, en giros como la mención a un mozo del comedor Balcarce que falleció o la mención al Rojo Bar, que ya cerró. “Una ciudad que tiende a gentrificarse, donde hechos culturales que sucedían de otra manera ya no suceden… eso me da cierta nostalgia”, rememora Torres.

Melina Torres no escribe a pedido, escribe lo que quiere, pero coincide con la editorial en el deseo de dar continuidad a Silvana Aguirre y a Ulises Herrera. Darles más peso a otros personajes como el forense Agudo, el petiso Jordán, la Correntina. “Retomo otros personajes, y es muy gracioso lo que sucede”. También recupera parte de la historia de Pobres Corazones para empezar una nueva aventura. Para esta novela, Torres buscó otro pulso, leyó mucha poesía, “a Sonia Scarabelli, a Bea Vignoli, a Joaquin Giannuzzi, eso me da el río”, dice y aclara que hay personajes nuevos que también tienen guiños a otros personajes de la literatura. Una fácil, el primer personaje que aparece en la novela es Ortiz, en clara alusión a Juan L. “Me divierte hacer eso”, dice Melina y aclara que es muy buena bautizando personajes y personas.

Como en Pobres Corazones, las mujeres ocupan lugares de poder. Melina habla sobre su cosmovisión de su mundo escrito: “Es simple, es como si dijeras 'yo voy a ser dios y no voy a hacer esto', porque yo lo decido y quiero que haya mujeres fuertes y como soy la dueña de casa hago lo que quiero. Siempre hago la broma de que soy al revés que dios, porque primero la escribí a Aguirre y estaba sola y necesitaba alguien en quien se apoyara, ahí lo escribí a Ulises. Primero las creé a la mujeres y después, por pura necesidad, para que brille más, lo creé al tipo”.

Zona Liberada es una nueva saga de un policial negro, pero es también un libro celebratorio de la amistad, “que fue lo que nos sostuvo a nosotras en la pandemia”, aclara Torres. Y menciona el último capítulo del libro donde se resume esa puesta en valor a la amistad.

Respecto al futuro cercano, vienen presentaciones de la novela Zona Liberada –sin fecha todavía para Rosario-, pero Torres ya está escribiendo nuevamente y continúa con el proyecto de la película de Pobres Corazones, ya hay guión casi terminado y directora lista, y ya ruedan nombres para la protagonista de la película.

 

* Zona Liberada de Melina Torres, editada por Suma, del grupo Random House