El lunes, mientras la candidata a la vicepresidencia de La Libertad Avanza decía en una legislatura vallada desde la primera hora de la mañana que "el autoritarismo está afuera", en las calles miles de personas se abrazaron, se sostuvieron, cantaron, mostrando la necesidad de expresar a viva voz la defensa de los DDHH. "Es una tarea de la juventud recordar a la víctimas de la dictadura, libertad es tener derecho al trabajo, a una educación, a la salud, a la libertad sobre nuestros cuerpos, un montón de cosas por las que luchamos todos los días. La libertad es con más derechos y no con más desigualdad para el conjunto de las personas”, dice Tati, una joven militante de Barrios de Pie. De fondo se escucha el ruido estridente de un puñado de manos golpeando las vallas mientras cantan “cómo a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. El ánimo de la concentración es de bronca, algunxs están viendo algún canal de TV por youtube para confirmar que efectivamente el acto se llevó adelante. Pero también se siente la necesidad de hacer cuerpo común.

Charlar para dar vuelta los votos

“Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es militar”, se puede escuchar de un grupo de 30 estudiantes con una bandera de colores que dice “CENBA, centro de estudiantes del Nacional Buenos Aires”. El ánimo genera que las columnas sobre la calle Chacabuco empiecen a saltar y cantar. Carmela es una de ellxs, está en 5to año del secundario y milita desde 2019. “La gente que se está postulando a las elecciones del 22 de octubre son el ejemplo puntual de la Argentina que como jóvenes no queremos tener”, dice mientras camina hacia Perú. Las últimas semanas desde el centro de estudiantes realizaron actividades, charlas, encuentros y ahora “están pensando en positivo, charlando para dar vuelta los votos”. 

Según Carmela es importante hacer hincapié en los derechos adquiridos como el de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo, que tanto nos costó. Hay que sostener la lucha que venimos haciendo las mujeres, nos tomó mucho trabajo la conquista de derechos y que nos escuchen, no puede ser que alguien diga que eso no va a existir más”. Para ella otro punto para conseguir votos es la defensa de la educación pública, es por eso que salieron a la calle a defender ese derecho.

“La necesidad de estar en la calle en momentos como éste nace de saber qué representantes podemos llegar a tener en un futuro, la persona que más votos sacó defiende intereses que no son los de la mayoría: defienden a militares que cometieron crímenes de lesa humanidad, a empresarios”, suma Maca estudiante de la escuela Julio Cortázar. En la ronda, algunos jóvenes aseguran que les genera incertidumbre pensar en el futuro. “No sabemos si vamos a poder asistir a una Universidad Pública, puede ser un desastre, nos pasa lo mismo con la salud, ya son cosas que nuestras familias vivieron en los 90s y no queremos volver”, resume Maca.

Asambleas, cartelazos, debates y abrazos, son algunas de las estrategias que se dan como colectivo. Creen que es posible dar vuelta votos, “podemos demostrar lo peligroso que es y cómo nos va a afectar si esa persona llega al poder”. En la charla, Maca recuerda lo que dijo Villarruel en diferentes entrevistas respecto a la Ley de Matrimonio Igualitario o a Milei hablar de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, asegura que es necesario repasar esos discursos de odio, y dar cuenta que después de tanta lucha, tanto poner el cuerpo, no podemos permitir que nos los arrebaten.

"No podemos volver atrás"

Por la calle Perú, a unos metros de las vallas se puede ver un cartel que indica “Memoria, verdad y justicia 30400”, de fondo en azul el pañuelo de las madres. Noa Benjamin es el autor de la pancarta. En su riñonera tiene un pin con la bandera de la comunidad trans y una de la bandera argentina “me pareció que era la combinación que más me representa, es mi posición desde la que lucho”, explica. Se presenta como estudiante y escritor, “esta demostración negacionista en la legislatura nos afecta muchísimo, sin ir más lejos estaba viniendo con una compañera trans y nos insultaron, no quiero que los discursos odiantes estén habilitados, no podemos volver atrás”. 

Cuenta que lloró mucho cuando vio el resultado electoral, pensó que era un error, no lo podía creer. Pero después de varias semanas y de charlas con sus compañerxs entendió que hay que salir a conversar, militar, exponer lo que significa un proyecto político fascista “hay mucha gente que votó desde la bronca, desde el no me alcanza, desde necesitar un cambio porque realmente lo que se hizo no alcanzó, entonces esos votos pueden redireccionarse”.

Eso de caer en la educación pública

Wanda Belaustegui es estudiante de la carrera de Historia y presidenta del Centro de Estudiantes de ese Instituto. Desde su espacio de militancia evidencian un claro

vacío político y de representación, algo que con la falta de políticas contundentes para los sectores populares generó un avance de las derechas fascistas. “Todo eso atenta contra el pueblo por eso resolvimos salir a la calle. Es un ataque explícito a los derechos de mujeres y de la comunidad LGBT, también de los sectores más marginalizados del sistema”.

Wanda es entusiasta y coincide con el resto de lxs entrevistadxs: “es posible dar vuelta votos, nuestro pueblo no es fascista, simplemente está diciendo algo, tenemos que escuchar el mensaje y revertir el resultado”.  

“Hoy salimos a la calle frente a los discursos que se quieren instalar de un sector de la derecha negacionista, están promoviendo el terrorismo de Estado e incluso defendiendo genocidas”, subraya Tati. Para ella, las personas que eligen apoyar expresiones de derecha como son Bullrich o Milei son el reflejo de un desencanto grande con lo que está pasando en el país. “¿Qué hay detrás cuando te hablan de libertad?: defienden militares, quieren oprimir a las mujeres, eliminar los derechos humanos, la dolarización de la economía, medidas gravísimas que nos llevarían a un futuro de mayor desigualdad, pobreza y desamparo”, describe e insiste en la importancia de visibilizar estas realidades y salir a conversar con esos votantes que eligieron a la derecha. “Nos toca discutir, hubo un montón de momentos en los que se tuvo que defender los derechos y este es uno".

"Es un momento de voto por voto"

Ramiro tiene tatuado en el cuello el pañuelo de las Madres de un lado y del otro el símbolo de la comunidad trans. Hace muchos años que milita políticamente y pone el cuerpo en defensa de los Derechos Humanos. Hoy está encolumnado con su organización cerca de las vallas con las que amaneció la legislatura, es consejero directivo de la Facultad de Psicología de la UBA y militante de Auge. Resalta que dejar avanzar estos discursos representa un retroceso, en materia de conquistas para la comunidad LGBTIQ+ y los feminismos en general. Ramiro propone mirar esos países en los que ya está gobernando la ultraderecha, donde los derechos se perdieron y hubo un retroceso real. “Es necesario defender desde la ley de identidad de género, el cupo laboral TT, el DNI no binario, incluso con todas las complicaciones que ya tienen en su aplicación y todo lo que falta”, asegura.

Sobre ese tema Ramiro interpreta que se trata de un sector que utiliza el desencanto de la gente, el dolor, la bronca o las injusticias para disfrazar los discursos de derecha. “Es un momento de voto por voto, literal. En todos los espacios que habitamos, barrios populares, facultades, laburos, familias, amigues. Es un momento para discutir un proyecto político, visibilizar que no es una propuesta nueva, sino que es algo, que ya vivimos y a lo que no queremos volver”