“Los chicos no van a clases porque no se pueden bañar, y no tienen la ropa limpia”. Francisca Sarmiento, de la Comunidad Sarmiento, ubicada sobre el kilómetro 3 de la ruta nacional 86 (en la jurisdicción de la ciudad deTartagal), resumió en esa frase la situación que se vive entre las comunidades originarias de la zona que desde hace más de un mes arrastran un problema grave en el reparto del agua.

La dificultad recurrente en todo este mes de reclamos es que a estas comunidades llegan solamente dos camiones aguateros, pese a que desde la provincia y la empresa Aguas del Norte insisten en que son más de una docena los que recorren la zona sin llegar a dar abasto. Por este reclamo ayer se reinició un corte en la ruta nacional 86. 

En la comunidad de Francisca solamente cuentan con tres tinacos de mil litros cada uno para abastecer a unas 220 familias. “Una vez que están llenos, duran unas tres horas aproximadamente”, dijo la referenta al explicar que muchas mujeres tienen hasta siete hijos y el agua para beber y cocinar apenas si les alcanza.

La crisis de agua azota con fuerza al norte provincial en donde la sequía se prolongó por el fenómeno de La Niña, y el efecto de las lluvias que se anunciaron por la corriente de El Niño no termina de producirse. La baja histórica del río Caraparí resta el ingreso del recurso hídrico al sistema Itiyuro que abastece a Tartagal y otros municipios del norte.

La Comunidad Sarmiento cuenta con la red de distribución de agua pero “nos cierran la llave de paso que está en otra comunidad y nos quedamos sin agua”, contó Francisca.

Con su propia agua a la escuela 

Las escuelas y salas de primeros auxilio de la zona caen en el mismo problema de las comunidades. Entonces, en los establecimientos “piden una botella de agua para que los chicos asistan a las aulas. Pero los chicos tampoco tienen agua”, contó a Salta/12 Edith Martearena, periodista de la radio La Voz Indígena e integrante de la Asamblea de Lucha Por el Agua de Tartagal (ALPAT).

“Nos preocupa, porque los chicos van a seguir con el problema de deshidratación”, afirmó por su parte Marcela Calermo, referenta de la Comunidad La Mora, también ubicada sobre la ruta 86. Su relato se hizo entre palabras entrecortadas, gritos y nerviosismo que se vivían en el corte de la vía de comunicación que desde ayer en la mañana era total. “Es que hay algunos que quieren pasar sobre las mujeres”, contaba mientras intervenía en algunas situaciones propias de ese entorno, e intentaba dar respuestas a las preguntas que se le hacían. En esta región del norte salteño la temperatura llegó ayer a los 40 grados.

Calermo afirmó que desde la Secretaría de Asuntos Indígenas de la provincia “envían cinco millones de pesos para que manden a un aguatero que cobra 400 mil por mes y solo pasan dos que no dan abasto para pasar por las casi 42 comunidades que hay en la ruta y deben abastecer a unas 150 familias”. También puso en duda el destino dado a estos fondos cuando llegan al municipio.

Para estas mujeres, la solución más simple es que se hagan al menos tres pozos para abastecer a la zona. “Pero desde el año pasado están haciendo un pozo" cuando estas obras "no deberían demorar más de seis meses”, añadió.

Mientras, el problema se agudiza y las referentas se organizan para una nueva marcha a la Casa de Gobierno en la ciudad de Salta -ya hicieron una hace dos semanas, cuando recibieron promesas de soluciones que hasta ahora no se cumplieron-, el viernes último el gobernador Gustavo Sáenz informó que hizo gestiones con el ministro de Economía de la Nación y candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa. En ese marco se firmaron acuerdos para llevar agua a comunidades originarias “porque aún hay muertes por desnutrición o deshidratación infantil", afirmó Massa, al reconocer la problemática planteada en la protesta.