Marta Conde nació el 16 de septiembre de 1943 en la Ciudad de Buenos Aires como Marta Helena Peralta. Su vida se ha convertido en un motivo de celebración para la comunidad murguera de la ciudad, ya que esta fecha se ha consagrado como el Día de la Mujer Murguera, en su honor. El nombre artístico "Conde" fue elegido por Marta durante su adolescencia como un homenaje a su madre y abuela, quienes llevaban ese apellido.

Marta Conde se destacó como una de las primeras mujeres murgueras en la Ciudad de Buenos Aires, un hecho que cambió para siempre la historia de la murga. Su última comparsa fue la mítica "Los Reyes del Movimiento" de Saavedra, donde siguió marcando huella para las nuevas generaciones murgueras. Daniel “Pantera” Reyes, director de Los Reyes del Movimiento, consultado por Negrx nos cuenta acerca del espíritu de esta fecha y su génesis:

“La idea fue de Mingo Romano, que era un cantor de crítica de la murga, un histórico que falleció el año pasado. A él se le ocurrió poner justamente el día de la mujer murguera en el día del nacimiento de Marta Conde, luego de que ella falleciera. Marta fue una de las pioneras de todo esto. Hubo unas cuantas mujeres más que salieron con ella; está La Meca, Ana Coronada, María Balay, y un montón de mujeres que se animaron a salir en la década del 60, cuando todavía no salían muchas mujeres y bailaban también como los hombres. Antiguamente, las mujeres lo único que hacían eran los adornos de lentejuelas de la ropa y todas las cosas que usaban los murgueros. Fue importante, porque la incorporación de la mujer en la murga también sirvió para que empezara a salir la familia, ya no eran 30 o 40 hombres solos como antes. La murga nació en una sociedad machista, en una sociedad tradicional, ella rompió con eso. Estaba el día del murguero, estaba el día del bombista murguero y no estaba el día de la mujer.”

Marta Conde fue una de las primeras mujeres que salió, desafiando prejuicios y mandatos. Su fallecimiento movilizó a la comunidad; a las pocas semanas, Los Reyes del Movimiento le hicieron un homenaje en un evento organizado por la murga de donde había salido Marta, Los mimados de la Paternal; la gente empezó a saludarse en las redes sociales con motivo de la fecha de su natalicio, se empezaron a compartir historias de los que habían salido y/o compartido con ella. Pantera destaca lo que significó Marta Conde en su vida y la de muchos otros:

“Marta Conde fue la mamá de muchos murgueros. Ella era la murga. Los Conde son la murga. Era pasar por la casa de ella y hablar de murga. Venían murgueros de otro lado, y los llevábamos a que conozcan a Marta Conde. Venían de Bahía Blanca, Mendoza, Santiago del Estero, de Neuquén, y un montón de lados más, y venían a conocer a Marta y la calle del medio de Barrio Mitre. Mi sueño es juntar a todas las murgas que armamos, y que Marta recorrió también, y hacer un encuentro murguero nacional.”

Marta Conde, en el centro, feliz juntos a sus hijos Oscar, Vero, MIguel y Miky. Imagen: Archivo Conde

De ascendencia afroargentina, vivió con su madre y su padre en el albergue Warnes antes de establecerse en el Barrio Mitre, donde Marta pasó gran parte de su infancia. Esta herencia cultural africana y su contribución pionera en la murga hacen de Marta Conde una figura icónica en la rica tradición cultural porteña. Su legado perdura gracias a las generaciones que continúan su labor en el mundo de la murga. Su hija, Vero Conde, otra mujer afroargentina y murguera de ley, nos cuenta cómo su mamá rompió el molde porque “antes no salían las mujeres, salían solo los hombres. Mi abuela siempre le decía, -vos primero tenés que lavar los platos-, -nena la murga es para hombres-. Así que cosía ropa, los adornos para mis tíos, lavaba zapatillas, guantes, todo preparaba, hasta que un día se metió entre medio de mis tíos y empezó a bailar y de ahí no paró nunca más.”

Con 12 años, Marta se animó a desafiar las reglas. Con el tiempo, más mujeres se fueron animando a salir y finalmente desembarcaron familias enteras. Vero nos relata:

“Fuimos la primera familia en el barrio en salir entera a la murga, y después se acoplaron las demás. Mi mamá les enseñaba a bailar a mucha gente que ahora sigue bailando, como Ana, Marta Costa, Mili, había un montón de mujeres que mi mamá les enseñaba como bailar y entonces después salían a bailar con ella. Te nombro todas mujeres pioneras de la murga, que tuvieron que romper esa barrera para salir a bailar. Y de mi familia también las mujeres seguimos saliendo con la murga. Fue murguera mi mamá, son murgueras mis hermanas, yo, mis dos hijas, las mujeres seguimos siendo murgueras. Fue la herencia más linda que nos pudo haber dejado. Otra cosa que me quedó es lo detallista que era. Todo lo hacía con mucho respeto, se fijaba en todo, las zapatillas blancas, los guantes blancos, no podía faltar el sombrero, o la galera. Bien adornada la ropa al salir, ¡como corresponde! Así con todo. Eso lo mamó de sus tíos y de sus abuelos. Verónica Mariño cuenta que un día saliendo con la murga Los Curdelas, vino sin las medias, con un solo adorno en la espalda, y mi mamá le dijo -Mirá, estás linda, pero vos tenés que salir en condiciones, te faltan las cintas, adornate bien la ropa, guantes y lo que lleves en la cabeza-. Y muchos años después, Verónica lo tiene presente con su murga. De todos lados del país han venido a conocerla, y todavía hoy me llega, a través de las redes, murgas que le hacen canciones. Me emociona mucho, siempre la misma raíz. Mi nieto ahora está agarrando el platillo del bombo.”