“Hace un año y medio empezamos a conversar con el Ministerio (de Salud) sobre un proyecto académico de una Diplomatura en Salud Mental Comunitaria universitaria. Propusimos articularlo a través de una Red Interuniversitaria para que sea efectivamente federal”, señaló al Suplemento Universidad de Página/12, el director de la Carrera de Especialización en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de LAnús (UNLa), Alejandro Wilner, y consideró que se trata de una “experiencia inédita en el país”, ya que “nunca antes una red articuló tanta diversidad”.

La UNLa es responsable del diseño y formulación del programa académico de la diplomatura, en articulación con diez universidades del país, tales como la de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Rosario, Entre Ríos, Misiones, Tucumán, Córdoba, Río Negro y Chubut.

La iniciativa se da en el marco de la Estrategia Federal de Abordaje Integral de la Salud Mental del Ministerio de Salud, y para dar respuesta al artículo 33 de la Ley Nacional sobre la problemática en el que se dispone “desarrollar recomendaciones dirigidas a las universidades públicas y privadas para que la formación de los profesionales en las disciplinas involucradas sea acorde con los principios, políticas y dispositivos que se establezcan en cumplimiento” de la normativa.

La Diplomatura presenta un abordaje interdisciplinario, integral, articulado y con perspectiva de derechos. Se dictará para 500 trabajadores de todo el país (psicólogos, médicos, trabajadores sociales, antropólogos, poltólogos, músicoterapeutas) durante 25 semanas con una dinámica tutorial en modalidad virtual.

Entre sus objetivos, se propone apoyar los procesos de transformación de los modelos de atención y de gestión en salud mental, fortalecer las competencias de las y los trabajadores del sistema público de salud y promover la implementación del modelo de la salud mental comunitaria como estrategia para la sustitución del modelo manicomial.

“La Salud Mental Comunitaria asume que el padecimiento mental es parte de la vida cotidiana. No es una enfermedad, es un padecimiento que nos acompaña así como nos acompañan otras características que tenemos en nuestra vida diaria”, explicó Wilner, quien indicó que -según la Organización Mundial de la Salud (OMS)- los problemas de salud mental son tan frecuentes que "se estima que el 50% de la población del mundo en algún momento de su vida va a tener un problema” relacionado a este tipo de afecciones.

En este sentido, aclaró que el abordaje del padecimiento no se hace desde el encierro y tampoco son individuales en consultorios u hospitales sino “en el ámbito comunitario, en el barrio, en el club, en la inclusión escolar y en el trabajo”.

“La idea es formar gente con ética, con una actitud y con un compromiso ideológico en cuanto a las leyes que nos gobiernan. Por eso desde el vamos entienden lo que es la salud mental comunitaria y los consumos problemáticos”, indicó docente e investigadora de la Universidad de Río Negro (UNRN), Mirta Elvira, que además es fundadora del Centro Cultural Comunitario Camino Abierto del Hospital Zonal Bariloche.

Desde 1984, la provincia de Río Negro comenzó a “descentralizar recursos” y en 1988 “logró cerrar un manicomio para reconvertirlo en un hospital general”. Tres años después sancionó la primera ley en la región de salud mental (la N° 2440), conocida como “Ley de desmanicomialización”, explicó Elvira.

La Universidad de Lanús, por su parte, adoptó el abordaje comunitario en la salud mental desde 1996 -cuando se creó la institución- de la mano del médico, psicoanalista e investigador Emiliano Galende al crear la maestría en salud mental comunitaria.

“Tenemos la oportunidad de co-construir juntos una mirada de formación de nuestros profesionales desde el paradigma de derechos humanos. La fuerza surge de aprender de las unidades académicas que ya están haciendo algo”, señaló el prosecretario de Salud Mental de la Universidad Nacional de La Plata, Xavier Oñativia.

A lo largo del encuentro también se presentaron experiencias enmarcadas en el Convenio de Cooperación entre los Ministerios de Educación y Salud, firmado en mayo de este año.

“El convenio tiene tres ejes: la creación de espacios de escucha en las universidades, en aporte del Ministerio de Educación en materia comunicacional sobre la escuela como espacio de cuidado y protección de derechos y la formación de docentes”, consignó la secretaria de Cooperación Educativa y Acciones Prioritarias del Ministerio de Educación, Andrea García.

Las urgencias de la pospandemia

"La pandemia de SARS-Cov-2, declarada por la OMS el 11 de marzo de 2020, ha trastocado la vida de las comunidades, las familias y las personas en forma global, tanto por la pérdida de vidas, como por las consecuencias sobre las condiciones socioeconómicas, los cambios en las pautas de vida cotidiana, la inserción en los espacios de pertenencia y los vínculos en general", se señala en el prólogo del Plan Nacional de Salud Mental, oficializado hace unos días.

En este sentido, al volver a la presencialidad, la Red de Bienestar Universitario y Espacios de escucha, que forma parte de la Red Interuniversitaria, observó “distintas problemáticas concretas relacionadas a la salud mental” y solicitó una reunión con el Ministerio de Salud para abordar el tema.

Así es que desde la cartera de Salud se propició un dispositivo “con varios enlaces a números telefónicos y contactos de todo lo vinculado a la salud mental que se pueda aprovechar”, refirió la coordinadora ejecutiva de la Red, Pamela Wasinger.

A partir del convenio, las universidades, conforme a sus propias necesidades, pueden articular con las carteras de Salud y Educación para crear espacios de primera escucha como la Consejería en promoción de derechos en salud y género de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) o Sociales escucha, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.