Parecía un típico sábado de primavera, el sol entraba por las ventanas como invitando ir al parque con las bicicletas y el mate. Después de días nublados y fríos, el finde nos regalaba este clima hermoso.

Puse la pava para tomar unos mates, el noticiero de fondo anunciaba la peregrinación a Luján; miles de familias y jóvenes participaban de la peregrinación número 48. Todo era alegría y mucha emoción de las personas que, con fe, habían iniciado la caminata desde el santuario de San Cayetano ubicado en el barrio porteño de Liniers.

Hasta ese momento todo era normal. Mientras preparaba unas tostadas, mi celular no paraba de vibrar, algo raro por ser un día sábado. En general, los findes casi no suena: lxs que me conocen saben que me desconecto de todo (salvo que ocurra algo muy importante, no se olviden que conduzco un programa de espectáculos). Seguí en mi mundo, mientas el aparato no paraba de recibir notificaciones. Por lo general, cuando algo así sucede, no suelen ser buenas noticias.

Finalmente, la curiosidad pudo más y al revisarlo, descubrí una lluvia de videos y fotos con la leyenda «El lujo es vulgaridad». Como todos, asistí al espectáculo de ver a un funcionario bonaerense en un lujoso yate en Marbella, con una conocida modelo de nombre Sofía Clerici. Las imágenes eran contundentes: carteras de marcas francesas, relojes alta gama, champaña francesa y sexo sin control. Unas vacaciones cinco estrellas. Es decir, el tipo de relatos que solemos ver en los tabloides protagonizados por estrellas de cine, futbolistas, supermodelos o cantantes de rock.

En este caso, es un funcionario público y no cualquiera. Martín Insaurralde gobierna hace años el sur del conurbano bonaerense, uno de los lugares con más pobres de país y con más necesidades, donde la violencia va en aumento y cada vez más niños salen a delinquir armados. Es imposible que al ver las imágenes no aparezcan la bronca o la indignación: más allá de los detalles acerca de la intimidad y la privacidad de Martín Insaurralde, no se puede perder que es un ministro bonaerense.

Las preguntas que surgen son las inevitables y las que terminan por desilusionarnos a todxs: ¿cómo hace un ministro con una declaración de ganancias muy modesta para acceder a este tipo de vacaciones? ¿De dónde salen los fondos? ¿Corrupción, dinero público, malversación de fondos? ¿Viven en una burbuja lxs políticos? ¿Una persona con una larga carrera política no sabía que estos actos podían tener consecuencia o se manejan con tanta impunidad que creyó que era una más?

Hoy muchxs se preguntan por el trasfondo de esto, ¿por qué se publican las imágenes 24 horas antes del primer debate presidencial de Argentina? Se intenta señalar a Clerici de operar. Bien, pero recordemos que ella no es funcionaria, acá el problema lo tiene el ministro, una persona de alto rango en la política argentina, en un viaje de lujo en plena campaña electoral. Nadie podría operar si el hecho no hubiera ocurrido. Sabemos que en la política no hay casualidades, sino causalidades: todo lo que ocurre en campaña es campaña y ellos lo deberían saber.

Finalmente, Martin Insaurralde renunció a su puesto como jefe de Gabinete bonaerense. Es un escándalo por donde lo miremos y toda la responsabilidad cae sobre él. Es absolutamente reprochable su actitud. Con el 40 % de pobreza en el país y un contexto político delicado, ver a un ministro vacacionando en un yate, lo mínimo que da es bronca e impotencia.

Una vez más, con este episodio se alimentará la antipolítica, la sensación de que todo es lo mismo dentro del sistema actual. Por eso, son también responsables quienes saben que en un espacio político hay un funcionario con estas características y lo siguen participando en virtud de acuerdos partidarios o vaya a saber qué negociados. Como ciudadanos, en vez de desilusionarnos y descomprometernos de la vida política, creyendo que todo está perdido, quizá sería más productivo que canalicemos esta bronca para hacerles llegar a nuestros representantes nuestro reclamo en voz bien alta: el único lujo que queremos que se den es el sacar al país adelante.