“Guillermo Mallada. Nacido el 13 de septiembre de 1962, en la localidad de Boulogne, provincia de Buenos Aires. Fue secuestrado a los 14 años en San Isidro, el 1 de septiembre de 1976, junto a su madre Yolanda Barria, de nacionalidad chilena, y su padrastro Tunja Milic, de nacionalidad yugoslava. Fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en 2012. Sus restos fueron exhumados en el Cementerio de General Lavalle, provincia de Buenos Aires.”

Esta biografía sobre quién fue Guillermo se puede leer en la web del Sitio de la Memoria Cementerio de General Lavalle, donde una de sus coordinadoras, Agustina Puertas, está al frente de las recorridas donde le cuenta a chicos y chicas de secundarios, entre otras historias, que jóvenes de su edad también fueron víctimas de los vuelos de la muerte durante la última dictadura cívico-militar. A sus 22 años, Agustina tenía una enorme curiosidad sobre el pasado de los años de plomo. Y convirtió esa curiosidad en un trabajo sistemático con un rol institucional para ella. Quería ir a fondo en lo que a primera vista parecía una leyenda local: había monjas enterradas. Y después buscó aportar pruebas en causas vinculadas a la desaparición de personas.

A poco de cumplirse 40 años ininterrumpidos de democracia, en el último debate de los candidatos presidenciales Javier Milei repitió la vieja concepción de los “excesos” cometidos por la dictadura militar. Entretanto, su candidata a vice, Victoria Villarruel, construye poco a poco un camino para reivindicar a la dictadura. Agustina tiene una visión crítica: “Todos los argentinos hicimos consumo irónico por demás de esto, y fue un gran error, porque estos temas no deberían entrar en debate”. A la vez dice tener una visión esperanzada en la juventud. Diariamente recibe escuelas secundarias que visitan el Sitio y en pocas ocasiones surgen críticas o diferencias. Incluso, emergen reparaciones discursivas.

“Nos ha pasado el caso de un chico que estuvo callado toda la recorrida cuando siempre es al revés, y todos hablan. Cuando termina y todos se van, él se queda y me dice: 'Yo pensé siempre que estaba bien que se matase a montoneros, y hoy entendí que no es así, y que te maten sin acceder a la Justicia no está bien'.”

A sus 13 años, en pleno tránsito de segundo año en la Escuela Secundaria N°1 “General Manuel Belgrano” de Lavalle, Agustina Puertas sintió la inquietud por acercarse al grupo de “Jóvenes y Memoria”, un programa impulsado desde 2002 por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que el año anterior habían puesto en funcionamiento los profesores Maximiliano De Luca y Joaquín Jerez. Sin tener una familia de procedencia militante, pero que según cuenta siempre le dijo “dale para adelante”, avanzó en su curiosidad.

"Hasta ese momento, calculo por la edad, no sabíamos que podíamos tratar problemáticas sociales de donde vivíamos", explica. "Nosotros sólo teníamos la duda sobre si era o no leyenda lo de las monjas enterradas en el cementerio.” Efectivamente, las hubo. Tras las exhumaciones e investigaciones realizadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense entre 2004 y 2005, se identificaron los cuerpos de, entre otras y otros, Azucena Villaflor de Vincenti, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, y Leonie Duquet, religiosa francesa que colaboraba en la búsqueda de desaparecidos.

El abordaje de Agustina y el resto de los chicos incluyó muchas entrevistas y encuestas a llavallenses que hubieran vivido en 1976 y 1983 y pudieran contar lo que pasó, ya que, por esos días de 2012 y 2013, a sabiendas de los hallazgos, lo sucedido en el cementerio de Lavalle no era una charla habitual. De esta manera, dieron con el testimonio de Carlos Turcconi, un ex prefecto que les confesó haber enterrado cuerpos que aparecían flotando en la costa. “Al principio nos pareció mentira, pero después pudimos acceder a los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Policía Bonaerense, en manos de la Comisión por la Memoria y cotejamos que había sucedido y que muchos NN fueron enterrados en las playas”, recuerda.

Ese testimonio de Turconni sirvió para su posterior llamado a declaratoria. También para la incorporación de sus palabras a la causa contra el ex juez de Dolores, Carlos Facio, quien en 1978 le negó a Nora Cortiñas, poder reconocer e investigar la causa de las muertes de catorce cadáveres que aparecieron flotando en las playas de Santa Teresita. Las Madres se habían presentado para aportar los datos al juez. “Tenemos sobrados motivos para pensar que entre estas víctimas pueden estar nuestros hijos o los de varios miles de padres cuyos nombres o datos poseemos.”

Para 2017, y tras seis años de trabajo, Agustina y sus compañeros se presentaron ante el Concejo Deliberante local e hicieron uso, por primera vez en la historia de Lavalle, de la banca pública: posibilita que cualquier vecino presente un proyecto de ordenanza. Allí, propusieron señalizar y construir un espacio de memoria en el cementerio. El 28 de septiembre de aquel año hubo que mudar el Concejo a un polideportivo por la convocatoria que generó su sanción. “No se cumplió todo lo de la ordenanza, pero nos dio un marco formal, y ya luego con el acompañamiento de la CPM pudimos tener la señalización, los atriles, los carteles en la Ruta N°11 para que la gente sepa”, repasa Agustina.

Hoy la recorrida dura alrededor de una hora y media dentro del cementerio. Se transita por los lugares donde fueron encontrados los restos de 33 personas de las cuales, al día de hoy, 20 fueron identificados. La presunción de los investigadores es que hay más tumbas NN. Luego, la visita continúa por el mural con una línea cronológica sobre lo sucedido, donde se charla sobre lo visto adentro, se comparte información de la biografía de los desaparecidos identificados, lo que significaron los vuelos de la muerte, el rol de la sociedad civil, y donde los chicos “googlean” para validar lo que se les cuenta.

“Hay que pensar en las maneras de acercarnos a los chicos, no usar los discursos de siempre porque cansan, y, por sobre todo, saber escucharlos porque si no aparece un loquito con una motosierra que hace reír”, concluye.

Una cuestión de querer saber

“Soy profesor de Historia y en 2012 al frente del tercer año de la ES N°1 de Lavalle un grupo de tres alumnos me preguntó por las tumbas NN del cementerio, y yo tenía un conocimiento muy vago y ahí surgió salir a investigar.” Así describe Maximiliano De Luca el puntapié inicial para todo este recorrido de pibes y pibas que empujan por más memoria, verdad y justicia. A partir de ese momento, se incorporaron al programa Jóvenes y Memoria y encararon encuestas a personas que habían vivido durante la dictadura entre los 4.500 habitantes del casco urbano de Lavalle.

“En las conversaciones surgía una contradicción entre la primera y segunda pregunta que hacíamos: muchos respondían que su vida no se vio afectada por la dictadura, pero casi todos sabían que había tumbas NN en el cementerio del pueblo”, resalta el docente. Así, se recabó información, se llegó al testimonio del ex prefecto Carlos Turcconi, a tomar contacto con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), y, ya en vínculo con la CPM, se pudo cruzar información con los archivos históricos de la Policía Bonaerense.

De esta manera, cuenta De Luca, fue posible conocer los roles de, por ejemplo, el sepulturero, médicos, o el ex jefe de Catastro durante el gobierno de facto, Domingo Montenegro, quienes junto a ex policías son investigados en la causa 8190/11, en el Juzgado en lo Penal 2 de Dolores, junto al ex juez Carlos Facio, por haber encubierto la aparición de cadáveres y su posterior entierro como NN.

Si hay algo que el docente repite y hace hincapié para la perdurabilidad del programa, es la sustentabilidad del sistema educativo, “sin el cual no podríamos haber trascendido tanto en el tiempo, con un trabajo ininterrumpido por 11 años”. Hubo años con más de 30 chicos participando del programa y otros con cinco o seis, pero De Luca remarca el valor del empuje de los pibes en la escuela y los ex alumnos, como Agustina Puertas, que siguen involucradas.

Tal como narra a Buenos Aires /12 Sandra Raggio, directora general de la CPM, el programa Jóvenes y Memoria tiene como objetivo que suceda lo que pasó en General Lavalle: “Que las nuevas generaciones tomen la elaboración del proceso del pasado reciente y sea un pasado representativo para las nuevas generaciones”. Sostiene que se sale de la lógica de que las viejas generaciones transmitan a las nuevas como “un relato”, sino que se fomenta una apropiación de lo sucedido.

“En Lavalle visibilizaron la historia de la comunidad, de lo que no se hablaba, del prefecto que vivía ahí, donde el sepulturero, el intendente de facto, y muchos fueron parte de la maquinaria para desaparecer personas”, sintetiza Raggio.

Humanizar

El pasado jueves 28 de septiembre se inauguró el nuevo SUM de 60 metros cuadrados para el Sitio, a exactamente seis años de su creación. Más de 300 personas asistieron a la actividad, con la presencia incluida de familiares de Azucena Villaflor, e, incluso, horas más tarde tuvo la visita del gobernador Axel Kicillof y el titular de la Dirección General de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, quienes venían de entregar libros a la secundaria N°1 en el marco del programa Identidad Bonaerense. 

Al acto asistió el primer intendente democrático de Lavalle, Eladio Zuetta. El municipio nació bajo decreto militar como escisión del Municipio de La Costa. Fue Zuetta el primero en denunciar las tumbas NN en el lejano enero de 1984. Estas acciones motivaron las primeras exhumaciones. La falta de métodos de reconocimiento imposibilitó un avance en las causas, hasta que recién en 2005 se pudo identificar a 17 de los 33 cuerpos encontrados. Hoy ya se conoce el nombre y apellido y parte de la historia de 20 de los 33. La tarea de Zuetta fue reconocida por todos, primordialmente por el actual jefe comunal del municipio, el dirigente radical José Rodróguez Ponte. 

Entre los presentes estuvo la hija de Luis Ceccón, quien también fue identificado entre las tumbas del cementerio. 

“En el programa Jóvenes y Memoria participan más de 40 mil chicos, y en uno de esos encuentros vino una escuela de Pergamino que trajo la biografía de Luis Ceccón, ex policía desaparecido de aquella localidad y que fue identificado en el cementerio, algo que para nosotros significa algo parecido a cerrar un ciclo, donde se pudo humanizar a una persona, saber más quién fue”.

En aquella ordenanza presentada en 2017 para la creación del Sitio de la Memoria de Lavalle había una cita: “Somos jóvenes de 15, 16 y 17 años que estamos haciendo lo que muchas personas no se atrevieron a hacer por miedo, olvido o solo por no remover el pasado. Eso es lo que nosotros no queremos. Esto pertenece a la historia. A la tuya, a la mía, a la de todos. Porque somos nosotros lo que el día de mañana vamos a seguir. Porque no olvidamos ni perdonamos y vamos a seguir recordando por el resto de nuestra vida".