El nombre de Franco Reverberi Boschi sonó una y otra vez en el primer juicio por crímenes de lesa humanidad que se hizo en Mendoza en 2010. La referencia al excapellán del Ejército en sesiones de torturas, con su traje negro y su cuello blanco, derivó en un pedido de indagatoria. Pero Reverberi Boschi tenía mejores planes: huir a su Parma natal. Doce años después de su fuga a Italia, el cura está mucho más cerca del regreso. La Corte Suprema de Casación italiana le rechazó un planteo con el que buscaba dilatar extradición a la Argentina para responder por un homicidio y diez casos de tormentos.

En agosto pasado, el gobierno italiano le avisó al argentino que extraditaría a Reverberi Boschi. Sin embargo, el trámite se demoró porque el represor había hecho una presentación ante la Corte Suprema de Casación: pedía que este tribunal dejara sin efecto la decisión de la Cámara de Apelaciones de Bolonia que había fallado a favor de la extradición. Este sábado se conoció que ese planteo fue rechazado.

“Con esto se terminó el trámite judicial”, le dice a Página/12 Jorge Ithurburu, presidente de la asociación 24marzo Onlus y referente de la Red por el Derecho a la Identidad en Italia. Se espera que en los próximos días el ministro de Justicia italiano firme el decreto para iniciar el procedimiento para trasladar a Reverberi Boschi, que debería completarse en el plazo de 45 días.

Reverberi Boschi está alojado en una casa parroquial de Sorbolo, Parma, la región en la que nació en 1937. En cuanto el gobierno italiano firme la orden de extradición, debería ser detenido a la espera de su traslado a la Argentina.

Durante la dictadura, Reverberi Boschi fue capellán auxiliar del Escuadrón de Exploración de Montaña VII de San Rafael, Mendoza. Los registros indican que asumió ese cargo en septiembre de 1980, pero en una nota Reverberi Boschi reconoció que colaboraba con los militares desde antes. Los testimonios indican que actuó en la Casa Departamental, un centro clandestino que funcionó en la sede de los tribunales provinciales, y en la infantería policial. Un sobreviviente declaró que le sugirió que colaborara con sus captores para tener “alivio espiritual”. Otros lo recuerdan presenciando los castigos con su traje y sus zapatos negros y con la Biblia bajo el brazo.

En 2010, el Ministerio Público Fiscal de Mendoza pidió su indagatoria. El juez Eduardo Puigdengolas recién la concedió en agosto del año siguiente. Para entonces, Reverberi llevaba tres meses en Italia. El cura informó que no podía regresar por cuestiones de salud. En 2012, la justicia argentina lo declaró en rebeldía y ordenó su extradición. El pedido llegó formalmente a Italia en 2013. Según la Interpol, estaba ejerciendo su actividad religiosa en la Parroquia Santi Faustino y Giovita de Sorbolo.

La justicia italiana inicialmente rechazó la extradición porque consideró que las torturas estaban prescriptas. En 2017, Italia incorporó el delito de tortura a su ordenamiento jurídico. La fiscalía de Mendoza –con Dante Vega a la cabeza– insistió con el pedido de extraditar a Reverberi. Lo mismo que la APDH de San Rafael. Las organizaciones italianas dieron apoyo y, en 2021, la Cancillería argentina motorizó un nuevo reclamo en línea con lo que venía solicitando la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. El mes pasado, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, pasó por Roma –después de que la UNESCO declarara a la ESMA patrimonio mundial– para hablar de los pedidos de extradiciones que aún están pendientes.

“Celebramos esta decisión de la justicia italiana”, le dijo a este medio el embajador argentino en Roma, Roberto Carlés. “Estamos muy satisfechos con lo resuelto y con poder también hacer realidad el proceso de memoria, verdad y justicia en el exterior. Adonde vayan los iremos a buscar se concreta, también, en la política exterior y en la función que tiene el Ministerio de Relaciones Exteriores de acompañar el proceso de memoria y de justicia”, afirmó.

“Fue un fallo muy difícil”, opinó Ithurburu. “Tuvimos tres resoluciones en contra y logramos revertirlas. Fue un largo proceso para ganar esta extradición y un trabajo de mucha gente –de muchas ONG y de instituciones estatales”, añadió.

“Deseo que Reverberi Boschi nos ayude a saber dónde están los cuerpos de los desaparecidos de la Departamental, dónde está el José Guillermo Berón (por cuyo homicidio está imputado). Esta sería una contribución que él podría hacer y que el Papa aprobaría. Si Reverberi Boschi sabe, lo tiene que decir”, reclama Ithurburu. “Dar cristiana sepultura es algo que reclama la propia Iglesia católica”, concluye.