El proyecto educativo que implementará el Gobierno de la Ciudad a partir del año que viene para el nivel medio titulado “Secundaria del Futuro”, implicará una reestructuración de los cursos, un cambio en la metodología de trabajo y una modificación en los modos de evaluación a los alumnos, según explica un documento difundido por el Ministerio de Educación de la Ciudad. El secundario quedará dividido en un ciclo básico de dos años, un ciclo orientado de igual duración y un “año integrador y formativo más allá de la escuela”, que estará repartido en dos partes: “50 por ciento del tiempo escolar destinado a la aplicación de los aprendizajes en empresas y organizaciones según talentos e intereses de cada alumno” y la otra mitad “destinado al desarrollo de habilidades y proyectos relacionados al emprendedurismo”, apunta el documento. Según el proyecto, el nuevo plan se implementará en 16 escuelas en 2018; en 44 escuelas en 2019; 44 en 2020 y otras 44 en 2021. 

“Formar a un Ciudadano del Siglo XXI: talentoso, creativo, crítico, emprendedor, alfabetizado digitalmente, cooperativo, adaptable”, es el lineamiento fundamental que presenta el proyecto. Para ello el Ministerio plantea una nueva “organización de los aprendizajes”, cuyo objetivo “no está centrado en el aprendizaje de contenidos, sino en el enfoque por capacidades necesarias para desenvolverse en la sociedad del futuro: resolución de problemas y toma de decisiones, pensamiento crítico, alfabetización informacional y digital”. 

La primera etapa del plan de estudios, al ingresar en la secundaria, será denominada “tiempo preparatorio”, y consistirá en un curso inicial de diez días que finaliza con un “informe de séptimo grado de cada alumno”. Contemplará tres variables: en primer lugar, “conocimientos pedagógicos, vínculo con pares y docentes, relación entre la familia del alumno y la escuela”; luego, “trayecto de Articulación y Nivelación en materias nodales como matemática, lengua y metodología de estudio”; y finalmente, “entrevistas alumno-tutor: sobre intereses, capacidades, expectativas de cada alumno, Insumo para armar el Plan de Trabajo Personal. Metas y estrategias personalizadas”. 

Tanto para el ciclo básico como para el ciclo orientado, el proyecto hace hincapié en el “cambio de la metodología de enseñanza”. Se trata de un paso de “la clase magistral al trabajo autónomo colaborativo”, con un “30 por ciento de clase donde el docente introduce los contenidos y un 70 de trabajo autónomo y colaborativo donde el alumno aprende investigando, explorando y descubriendo sólo o en grupo, con los docentes como facilitadores y orientadores, mediado por la tecnología”. Para poder lograr estos propósitos, el proyecto anuncia que se implementarán “aulas temáticas digitalizadas donde los alumnos rotan por las aulas equipadas de acuerdo a las áreas de conocimiento”. El último año estará dividido en el tiempo escolar destinado a la aplicación de aprendizajes en empresas y organizaciones, el desarrollo de habilidades relacionadas al emprendedurismo y una “formación preuniversitaria”, con “acreditación de las dos materias generales del Ciclo Básico Común de la UBA”.

La modalidad de evaluación a los alumnos es otra de las novedades del proyecto. Se utilizará un sistema de “acreditación de saberes a través de la acumulación de créditos”, con la “eliminación de las calificaciones numéricas”. El modo en que los alumnos podrán obtener créditos será a través de “guías realizadas”; por “etapas alcanzadas en videojuegos educativos”; y “participación en proyectos extracurriculares que favorezcan la convivencia y la vida en sociedad”. La promoción dependerá de la cantidad de créditos acumulados por año; los dos años del ciclo básico se consideran “una unidad académica”, por lo cual “se promocionan en conjunto, al finalizar el segundo año”. En tanto, aquellos alumnos que no logren conseguir los créditos necesarios deberán realizar “horas de apoyo obligatorio y extras”.