El Tribunal en lo Criminal Nº 3 de Jujuy, integrado por la jueza María Margarita Nallar y el juez Luciano Yapura, condenó ayer a Alejandro Domingo Gaspar a prisión perpetua en calidad de autor del delito de "Femicidio, homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género", por el asesinato de su pareja, Carmen Graciela Balderrama, de 39 años, cometido en la ciudad de La Quiaca. 

El ataque se perpetró el 5 de diciembre de 2021, entre las 19 y las 20.10 horas. En estado de ebriedad, Gaspar irrumpió en la vivienda de Balderrama, ubicado en el barrio Independencia de La Quiaca. En ese momento la muer se encontraba con sus dos hijos, de nueve y seis años de edad. Gaspar atacó con un cuchillo a Carmen delante de sus hijos, que alcanzaron a avisar a una vecina, quien llamó a la policía. 

Gaspar se quedó en la casa y, según informaron en su momento medios locales, incluso llamó a la madre de la víctima para informarle que estaba matándola. El agresor fue arrestado en el lugar del crimen.

En la audiencia de ayer el fiscal Carlos Gil Urquiola solicitó que fuera condenado a prisión perpetua, petición a la que se allanó la defensa de Gaspar, a cargo del defensor público penal de Humahuaca, David Troncoso, quien señaló que el ahora condenado había reconocido su culpabilidad además de la prueba que se incorporó al proceso. Por este reconocimiento de responsabilidad la sentencia se decidió en una sola jornada. 

Y la querella del Consejo Provincial de la Mujer e Igualdad de Género, representada por Miriam Valdez y Leonardo Fernández, adhirió al pedido de la fiscalía.

La fiscalía destacó la agresividad de Gaspar, que rompió la puerta del baño para atacar a su pareja y le asestó varios cortes con un cuchillo, de esas cuchilladas, una fue quizás la más grave, en el cuello.

Balderrama fue asistida y trasladada de urgencia al Hospital local Jorge Uro y fue luego derivada al Hospital Pablo Soria de San Salvador, pero falleció al día siguiente. 

El asesinato de Carmen Balderrama, que era docente, provocó indignación en la provincia y particularmente en La Quiaca, donde hubo manifestaciones reclamando Justicia y denunciando que el hecho podría haberse evitado si la Justicia hubiera actuado tras las reiteradas denuncias que había realizado la víctima.

El enojo también se sostuvo en el hecho de que Gaspar era por entonces el encargado de la Oficina de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, dependiente de la Secretaría de Niñez de la provincia. 

Precisamente, la Colectiva Feminista Ni Una Menos-Puna llamó la atención sobre la falta de perspectiva de genero en las instituciones gubernamentales. "Consideramos que la violencia de género es apoyada por el poder e ineficiencia de la policía que carece de competencia y empatía con la víctima, del gobierno provincial que ubica a personas violentas y femicidas en lugares sensibles de atención a niñas niños y adolescentes y expone a un sector vulnerable en manos de alguien inestable, incapaz y hasta un potencial asesino", sostuvo.