River fue demasiado para este evalentonado pero inocente Independiente y se impuso por 3 a 0 en el Monumental este miércoles por la noche, arrebatándole la punta de la Zona A de la Copa de la Liga (20 puntos contra 18) y dando por finalizado el invicto de nueve partidos que llevaba Carlos Tevez desde su ungimiento como entrenador rojo.

Aunque el equipo de Martín Demichelis fue superior tanto en el juego como el resultado, podría decirse que la cosa estuvo bastante nivelada hasta el segundo gol. A partir de allí, la moral roja se hundió y la diferencia de tres goles terminó siendo un buen negocio para los de Avellaneda, que así siguen sin ganar en Núñez desde 2009 (ocho derrotas, un empate).

Los de Tevez salieron a hacer un partido inteligente, sin cometer locuras ofensivas pero con una decidida presión a la salida y generación de juego del local. Claro que no contaban con los contratiempos que surgieron. Fueron principalmente dos.

Primero, los desperfectos en campo propio: por caso, la jugada del 1-0 se originó en su saque de arco de Rodrigo Rey, quien la revoleó cuando tenía a tres compañeros todavía en su área. Un verdadero pecado según los manuales. La pelota no tardó en volver y la cosa terminó con un bombazo de Enzo Díaz al palo que fue a buscar los pies de Borja con el arquero confiado en que el disparo se iba afuera. Y previo a esa jugada, los visitantes regalaron algunos bloopers como un pifie de Báez y mál calculo aéreo de Laso -todo en la misma acción- que terminó con remate al palo de Borja, o un piletazo de Canelo en el área millonaria que evidenció su carencia de dotes teatrales.


El segundo gran inconveniente para la visita fue el gran partido de Santiago Simón como lateral derecho. El pibe lo tuvo a maltraer a Braian Martínez mientras estuvo en cancha -salió apenas a los 53 minutos- y en el 2-0 sacó a pasear a Damián Pérez para luego habilitar a la definición de primera de Borja a los 59.

Desanimado por la desventaja, Independiente coqueteó durante varios minutos con irse magullado como el rostro de su DT. Una y otra vez lo salvó Rey hasta que ya no pudo hacer nada cuando a los 84 quedó mano a mano con Solari en el 3-0 final.