Desde Roma

El rol de las mujeres dentro de la Iglesia fue uno de los puntos más polémicos en las discusiones de la primera Sesión del la XVI Asamblea General ordinaria del Sínodo de Obispos de todo el mundo que concluyó el sábado en el Vaticano. Así apareció en las votaciones sobre cada punto del documento final que fueron difundidas por la oficina de prensa de la Santa Sede. Varios de los puntos referidos a la mujer y sus nuevos roles en la Iglesia, fueron los que más votos negativos tuvieron. Pero de todas maneras la mayoría de los participantes aprobó el texto.

Las propuestas contenidas en este documento, algunas novedosas para la Iglesia y muy interesantes, son provisorias porque el sínodo continuará su trabajo en octubre de 2024 y al concluir esa asamblea se tendrá recién una versión definitiva. El proceso sinodal, de preparación para estas reuniones pero también para estudiar y verificar las necesidades del mundo y los cambios que debe sufrir la Iglesia, comenzó en 2021.

El documento final de la asamblea de este año es un texto amplio que afronta una variedad de temas y hace propuestas que deberán ser estudiadas y profundizadas por las iglesias locales y las comunidades, en preparación de la sesión del sínodo que comenzará en octubre del año próximo, explicó en la rueda de prensa de presentación el cardenal de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich. El sínodo tiene como objetivo construir una “Iglesia sinodal”, se explicó, que escuche a todos para comprender mejor el mundo que la rodea.

El Papa Francisco, en la misa que celebra tradicionalmente los domingos en la basílica de San Pedro, recordó hoy a las víctimas de las guerras, a los migrantes, a quienes están solos y en pobreza y destacó cuál es la Iglesia “que estamos llamados a soñar: una Iglesia servidora de todos, servidora de los últimos. Una Iglesia que no exige nunca un expediente de “buena conducta”, sino que acoge, sirve, ama. Una Iglesia con las puertas abiertas que sea puerto de misericordia”.

Los temas tratados por el sínodo

Uno de los aspectos más interesantes de este sínodo es que ha tratado temas de gran interés para la gente común y no sólo para los miembros de la Iglesia. Entre ellos el rol de los laicos y no sólo de las mujeres en la Iglesia, la importancia de los pobres, de los migrantes, del Concilio Vaticano II y sus enseñanzas, los abusos, la misión que la Iglesia puede desarrollar en estos tiempos a nivel digital.

El Concilio Vaticano II (1962-1965), “ha sido una semilla sembrada en el campo del mundo de la Iglesia”, dijo el documento añadiendo que “el camino sinodal está poniendo en acción lo que el Concilio Vaticano II ha enseñado sobre la Iglesia”. El Concilio Vaticano II, impulsado por el papa Juan XXIII y que se llevó a cabo durante el papado de Paulo VI, en efecto fue una “revolución” para la Iglesia ya que produjo numerosos cambios, entre ellos el uso de la lengua local, y no el latín, en las celebraciones religiosas.

A fin de construir una Iglesia sinodal, que es el objetivo del sínodo, el documento habló también de que habría llegado el momento para una revisión del Código de Derecho Canónico, o sea de las normas jurídicas que regulan el accionar de la Iglesia y propuso un estudio preliminar en los próximos meses.

Los pobres

Los pobres, según el documento, son los “protagonistas del camino de la Iglesia” y para la Iglesia, la opción preferencial por los pobres -tema muy impulsado por la Teología de la Liberación nacida en Latinoamérica- y por los descartados es “una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica”. Y según el texto, “no hay un solo tipo de pobreza”. “Entre las muchas caras de los pobres están aquellos que no tienen lo necesario para conducir una vida digna. Pero también los inmigrantes y refugiados, los pueblos indígenas, originarios y afrodescendientes, los que sufren violencias y abusos, en particular las mujeres, personas con dependencias, minorías a las que les es negado poder hablar, ancianos abandonados, víctimas del racismo, de la explotación, de la trata, en particular menores, trabajadores explotados, excluidos económicamente y otros que viven en las periferias”, precisó el documento. Pero también habló de los “nuevos pobres” producidos por las guerras y el terrorismo en varios países.

“Los esfuerzos de la Iglesia deben llegar a las causas de la pobreza y de la exclusión. Y esto comprende las acciones para proteger los derechos de los pobres y de los excluidos y puede exigir la denuncia pública de las injusticias, ya sean éstas efectuadas por individuos, gobiernos, empresas u otras estructuras de la sociedad. Por eso es fundamental escucharlos a todos ellos”, enfatizó el texto que también explicó que los “movimientos migratorios son una realidad que cambia las iglesias locales” y las comunidades donde viven. Y dado que los migrantes y refugiados llevan consigo heridas de su pasado, de las guerras o violencias por las que pasaron, son “una fuente de renovación y enriquecimiento para las comunidades que los reciben”.

Y frente a la actitudes cada vez más hostiles respecto a los migrantes, actitud que se está difundiendo en toda Europa, “estamos llamados a practicar una recepción abierta y acompañarlos en la construcción de su nuevo proyecto de vida”, siempre respetando sus tradiciones religiosas.

“En un mundo de violencia y fragmentación, aparece siempre más urgente un testimonio de unidad de la humanidad, de su origen común, de su destino común, en una solidaridad coordinada y fraterna hacia la justicia social, la paz, la reconciliación y el cuidado de la casa común”, añadió el texto.

Las mujeres

Sobre las mujeres, el documento destacó que durante el sínodo habían trabajado juntos mujeres y hombres y que juntos hacen un llamado para que “la Iglesia aumente su compromiso en comprender y acompañar las mujeres desde el punto de vista pastoral y sacramental”. Y pidió a los miembro de la iglesia evitar el error de “hablar de las mujeres como de un problema”.

Durante el sínodo ha habido posiciones distintas en relación al eventual diaconado femenino, explicó el documento. Algunos consideran que esto sería inaceptable porque rompe con la tradición de la Iglesia. Otros piensan en cambio que el diaconado femenino le daría más fuerza a la Iglesia. Sobre este punto hubo muchas diferencias y fue uno de los que obtuvo más votos negativos (69) aunque de todas maneras fue aprobado e incluido en el documento final. El texto no incluyó ninguna decisión definitiva sobre esto pero pidió hacer una “profunda reflexión” en los próximos meses sobre la posibilidad de permitir a las mujeres el acceso al diaconado.

El diácono es un clérigo que en la Iglesia tiene la función de anunciar el Evangelio, bautizar, asistir al sacerdote en el altar, distribuir la comunión y dar testimonio cristiano ayudando a los más pobres. Sobre la posibilidad del diaconado femenino se habló mucho luego que el Papa Francisco visitó la Amazonia en 2018, donde los sacerdotes le contaron que no podían viajar seguido a todos los pueblos de la selva para llevar la eucaristía porque eran demasiado lejos unos de otros. Y entonces se pensó en el diaconado femenino para las mujeres indígenas.

Entre las propuestas referidas al tema femenino, el texto destacó que “es urgente garantizar que las mujeres puedan participar en las decisiones y asumir roles de responsabilidad” en la Iglesia. El Papa Francisco ha aumentado significativamente el numero de mujeres en posiciones de responsabilidad de la Curia Romana , es decir el Vaticano, “pero lo mismo debería suceder en otros nivel de la Iglesia para lo cual es necesario actualizar el Derecho Canónico”. También para que las mujeres puedan ser “jueces en todos los procesos canónicos”, especificó el documento.

La identidad de género y la cultura digital

Otro tema conflictivo en los debates del sínodo fue el de la identidad de género y orientación sexual, las situaciones matrimoniales difíciles, los problemas éticos conectados a la inteligencia artificial.

Todos estos grupos deben ser escuchados para comprender mejor como afrontar el problema. Y sobre todo escuchar a los jóvenes que piden a menudo que los escuchen. La Asamblea confirmó en este sentido “la necesidad de una opción preferencial por los jóvenes”.

En cuanto ala cultura digital, según el documento, es necesario escuchar a jóvenes seminaristas, consagrados y consagradas, jóvenes curas, que a menudo tienen más experiencia a nivel informático y pueden llevar adelante la misión de la Iglesia a nivel digital.

También se puede incluir en este proyecto a jóvenes de otras religiones o que no tienen ninguna religión, pero que pueden colaborar en causas comunes para “la promoción de la dignidad de las personas, de la justicia y del cuidado de la casa común”.

En cuanto al celibato, es decir el hecho de que los sacerdotes deben ser solteros, el documento no emitió una opinión pero dijo que el tema deberá ser tratado nuevamente en la próxima asamblea sinodal de 2024.