Carta Abierta hizo ayer un llamamiento público a quienes tengan información sobre el paradero de Santiago Maldonado, víctima de desaparición forzada desde el 1º de agosto durante un operativo de Gendarmería en la provincia de Chubut. Con la célebre consigna del escritor Rodolfo Walsh en los cables de Ancla durante el terrorismo de Estado (“Sienta la satisfacción moral de un acto de libertad”), el espacio se dirigió “a los gendarmes, sus familiares, amigos y a cualquier otro ciudadano que por la razón que fuera tenga conocimiento” sobre el destino del joven, para que proporcionen “los indicios para salir de una incertidumbre cruel que aflige a sus padres, hermanos, familiares, amigos y a todo el pueblo argentino”.

“Hace ya un largo mes, en el contexto del desigual enfrentamiento entre un pequeño grupo de la comunidad mapuche y tropas de la Gendarmería Nacional, a las órdenes directas del Ministerio de Seguridad, superiores en número, en pertrechos y en capacidad operativa, es desaparecido Santiago Maldonado que, simpatizando con la causa de ese pueblo, en especial con la reivindicación de su derecho sobre territorios ancestrales, había acercado su solidaridad”, arranca el documento.

A partir de la “innegable presencia” de Maldonado en el lugar y de las “contundentes pruebas sobre su detención por la Gendarmería”, Carta Abierta se dirige a “los más de cien efectivos participantes directos o indirectos de su detención/desaparición”, a miembros de fuerzas de seguridad provinciales y federales sin relación directa con los hechos, a sus familiares y amigos. “Sólo uno de entre ese conjunto de hombres y mujeres que se atreva a romper la malla de silencio, la complicidad de la que son a la vez partícipes y víctimas, y se habrá desvanecido una estrategia que además de desaparecer a Santiago o de haber generado las condiciones para su desaparición forzada, cierra el círculo de terror con la negación de información, la desinformación directa, el infundio y los agravios tanto sobre los mapuches como sobre quienes desde nuestro pueblo o se sumaron a la solidaridad antes de los hechos como Santiago o lo hacen ahora a la pelea por el esclarecimiento de los sucesos y la aparición con vida”, plantea el documento. Luego critica al “periodismo dominante, venal y siniestro que estigmatizó primero la lucha de la comunidad que exigía sus derechos y silencia ahora, deforma o siembra pistas falsas, para difundir entre la población el peor de los virus, el virus del olvido”.

Carta Abierta sugiere a quienes tengan información “que si no se atreven a denunciar en forma legal los hechos que conocen, lo hagan ante los organismos de derechos humanos que durante años han demostrado su idoneidad en la lucha, su rigurosidad en las búsquedas, su absoluta honestidad”, o bien “ante el puñado de periodistas que ha honrado su profesión informando con veracidad pese a despidos, amenazas, persecución”. “Y si aún no se atreven, hagan una denuncia anónima de los hechos que conozcan y que puedan contribuir al esclarecimiento”, agrega.

Tras recordar la denuncia de Walsh en 1976 sobre “el cerco informativo que mantenía adormecida a la sociedad” y “en nombre de esa memoria que integra las páginas más brillantes de la lucha del pueblo argentino por su dignidad”, Carta Abierta sugiere a quienes tienen información que “no carguen con el pesado lastre del silencio, que no se hagan cargo de un secreto que tornará insoportables su vida, que les impedirá mirar de frente a sus seres queridos”.