Tras la resolución N° 933 que dió luz verde a la implementación de los materiales educativos llamados 12 Ciencias para la Educación de la Sexualidad y la Afectividad en la Familia, el pasado viernes 27 de octubre, grupos militantes por la Educación Sexual Integral (ESI) y la diversidad de Paraguay denunciaron la falta de una educación laica y de calidad para las niñas, niños y adolescentes. Este material fue elaborado por la licenciada en literatura María Judith Turriaga y está basado en argumentos religiosos, anti científicos y que van en detrimento de la lucha histórica por el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos en el país vecino.

"El condón no brinda una protección adecuada", "La abstinencia es la única manera de evitar el 100% de riesgos", "Los métodos utilizados por los abortistas infligen sufrimiento y agonía al niño", "Cuando se ama, también se sufre", "Dios te prepara poco a poco para dar vida", y "advertir a las mujeres acerca del impacto que genera en el varón su forma de vestir o comportarse" son algunas de las frases que se encuentran en los materiales.

La Federación de Estudiantes de Paraguay (Feipar), bajo la dirección del presidente Rodrigo Medina, ha denunciado que el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) ha estado implementando este plan en secreto, sin proporcionar información ni capacitación a docentes, padres y madres de familia. De acuerdo con la Feipar, el plan se sustenta en las teorías de dos obstetras estadounidenses, Michel Odent y Sarah Buckley, autores del libro Hooked: Nueva ciencia sobre cómo el sexo casual está afectando a nuestros hijos. No obstante, esta obra carece de respaldo científico y académico. Además, el plan cita a autores religiosos, como el Papa Juan Pablo II y el pastor evangélico Miguel Ortigoza, quien representa al pastor de la Casa Blanca en Paraguay y se opone a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las personas LGBTIQ+

Los números de la desigualdad 

Las niñas y adolescentes en Paraguay enfrentan altos índices de abuso sexual, embarazo precoz y mortalidad materna. Según los Asuntos Estratégicos y Prioritarios para la Niñez y Adolescencia 20223-2028 de UNICEF, la República del Paraguay lidera en el Cono Sur en fecundidad adolescente, con 72 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años.

En 2018, se registraron 16.797 nacimientos correspondientes a adolescentes de 15 a 19 años, además de 589 a niñas de 10 a 14 años, lo que implicó niñas de 10 a 14 años dando a luz cada día. Estos embarazos en menores de edad se consideran abuso sexual según el Código de la Niñez. El Ministerio Público reportó 2.847 casos de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes en 2021.

El plan ignora la evidencia científica que demuestra que el uso correcto y constante del preservativo previene el VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Además, pasa por alto la importancia de la educación sexual integral para el desarrollo humano y la prevención de la violencia de género. En su lugar, el material estigmatiza el sexo fuera del matrimonio, la masturbación, la diversidad sexual y el aborto.

El Ministerio de Educación y Ciencia inicialmente defendió el material educativo, argumentando que se trataba de una fase experimental aplicada en 5 escuelas, destinada a fortalecer los valores familiares y la afectividad. Sin embargo, ante la creciente presión social, se vio obligado a reconocer que no consultó con otras instituciones ni con expertos en educación sexual. Como resultado, anunció que revisará el material y lo someterá a un proceso de validación.

Organizaciones sociales, académicas, feministas y estudiantes han instado al MEC a retirar el material y garantizar una educación sexual integral, laica, científica y con una perspectiva de género y de calidad para todos y todas las estudiantes. También han llamado al Congreso, bajo la presidencia del senador Óscar Salomón, a aprobar una ley de educación sexual integral que establezca los contenidos mínimos y los criterios pedagógicos para su implementación.

Perspectivas esenciales

Mirta Moragas, abogada y militante feminista en Paraguay, comparte su visión desde una perspectiva legal y de Derechos Humanos y destaca que la Constitución paraguaya prohíbe la discriminación en todas sus formas, promueve la libre expresión de la personalidad y garantiza la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Además, enfatiza que "existen leyes, como el artículo 6 de la 6202, que buscan prevenir el abuso sexual en niños y niñas y promover la educación integral. Sin embargo, el plan del MEC no cumple con los mandatos legales y de derechos humanos vigentes”.

“A pesar de los avances en otros países de América Latina en cuanto a derechos sexuales y reproductivos, Paraguay aún tiene mucho trabajo por hacer. La falta de una política pública de Educación Integral de la Sexualidad (EIS) y la influencia de grupos conservadores y religiosos representan un obstáculo significativo para garantizar el acceso a una EIS y métodos anticonceptivos”, expresó.

En igual sentido, Esperanza Martínez, senadora por el Frente Guasú, médica y ex ministra de Salud de Paraguay, resalta: "Este proyecto de 12 Ciencias no tiene nada que ver con la ciencia, viene del concepto de la fe y del dogma, a pesar de que en el caso de Paraguay la constitución garantiza la educación pública y laica. Lo que hace este proyecto es retroceder en el tiempo en aspectos culturales que creíamos superados en el Paraguay, pero hoy se vuelven a reinstalar con apoyo de iglesias, y políticos de ultraderecha, como una fuerza muy importante”.

En cuanto a las estadísticas, continúa: "Estadísticamente hablando hay 600 partos por año de niñas madres de 10 a 15 años. Esto significa que todos los días tenemos dos niñas dando a luz. Además, el 37% aproximadamente de los hogares tienen a una mujer sola como cabeza de familia y tenemos tasas de femicidios que cada vez están en aumento”.

Un largo camino

Además, Belén González, Abogada y Militante Feminista en Pytyvohára, sostiene que seguirán luchando para la “correcta implementación de la ESI”, a pesar de las acciones previas del ministro Enrique Riera, que incluyeron la prohibición con la ley en 2017 de “la difusión y utilización de materiales impresos como digitales, referentes a teoría y/o ideología de género, en instituciones educativas dependientes del Ministerio de Educación y Ciencias”, conocida como la Resolución Riera. “La voz de los jóvenes se ha vuelto más fuerte, y la sociedad ya no acepta el silencio”, dice.

El debate en torno a la Educación Sexual Integral en Paraguay es más que un enfrentamiento de ideas; es una batalla por los derechos que se viene dando desde la dictadura de Stroessner que se encargó de instalar la persecución, estigmatización hacia las diversidades, la igualdad de género y la salud de las futuras generaciones. Los hechos, las voces de la comunidad educativa y las perspectivas de expertos dejan en claro que la lucha por una educación sexual integral, basada en evidencia científica y con una perspectiva de género, está lejos de concluir. La sociedad paraguaya se encuentra en un punto de inflexión, donde la toma de decisiones informadas y el respeto a los derechos humanos son fundamentales para el futuro del país.