Mauricio Macri prometió que iba a construir 10 kilómetros de subte por año y terminó sus dos mandatos como jefe del gobierno porteño con esa promesa incumplida. Subido como virtual jefe de campaña de Javier Milei (o jefe a secas), Macri aseguraba que iba a obtener apoyos de numerosos dirigentes. "Van a ir saliendo de a uno por día", comentaban cerca del ex presidente. A dos semanas del acuerdo, esa promesa tampoco se está cumpliendo. No hubo pronunciamientos masivos a favor de Milei ni en Diputados, ni en Senadores. Los gobernadores cambiemitas tomaron distancia de la estrategia de Macri, incluyendo los más cercanos, como Ignacio Torres y Jorge Macri. El jefe de gobierno electo está mirando olímpicamente para otro lado. Tampoco se pronunciaron dirigentes a los que Macri, en un comienzo, contaba como parte del acuerdo, como por ejemplo, Diego Santilli.

El caso de Córdoba

El ex presidente también había intentado, utilizando su buena relación personal, hacer gestiones con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, para que salga a apoyar a Milei. Si bien Schiaretti ya dejó en claro que no tiene ningunas ganas de respaldar a Sergio Massa (esta semana lo ubicó como parte del "gobierno kirchnerista"), tampoco salió a apoyar a Milei. De hecho, en los últimos días tuvo que desmentir una fake news que retuiteó Milei, en la que lo daba a Schiaretti habiéndose pronunciado por él. Pocas veces se ve un candidato a presidente que festeje una noticia falsa, solo para ser desmentido a las pocas horas. Un papelón que, seguramente, no contribuyó a mejorar los ánimos del gobernador cordobés hacia Milei. 

Ahora bien, si Macri no consiguió moverlo al mandatario provincial, entre los dirigentes del oficialismo cordobés, sus legisladores e intendentes tuvo un efecto notable: salieron mayormente a apoyar a Massa. Lo que se dice, un éxito de la gestión Macri. Y nada menos que en Córdoba, a la que el ex presidente considera su lugar en el mundo.

Animémonos y vayan

Hubo, sí, un primer envión de dirigentes que apoyaron el acuerdo de Macri con Milei. Entre ellos, estuvieron el ex candidato a gobernador e intendente saliente de Lanús, Néstor Grindetti, y el jefe de la bancada PRO Cristian Ritondo. Y le siguieron una serie de referentes del riñón más cercano a Macri. Pero para otros fue un "animémonos y vayan".

Por ejemplo, se mencionó en ese primer momento que estaba al caer una declaración a favor de Milei del ex candidato larretista Diego Santilli. No obstante, el proncunciamiento del "Colo" no llegó. Pasaron los días, ya las semanas, y sigue sin llegar.

Un caso particular se da en el Congreso. En el Senado, Macri perdió la batalla antes de que empiece: el bloque se sumó a la "neutralidad" que propusieron los radicales, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. Así dieron una muestra de unidad, cosa que no pasó en Diputados.

En la Cámara baja, Macri presionó a través de Ritondo y otras de sus espadas para que saliera un comunicado de unos 30 a 35 diputados a favor del candidato de La Libertad Avanza. Todos comentaban que eso iba a hacer estallar prematuramente el bloque del PRO, pero al expresidente no parecía preocuparle: lo importante era que se pronunciaran. En este punto, Macri también fracasó. No hubo pronunciamiento. Eso sí, el interbloque está virtualmente partido, sin diálogo entre los sectores enfrentados.

Macri tampoco tuvo suerte con los mandatarios provinciales. En el primer encuentro de la liga de gobernadores de Juntos por el Cambio, lo atajaron al ex presidente con una declaración donde decidieron ser prescindentes en el balotaje. Pero Macri todavía confiaba en ir consiguiendo respaldos individuales. Le ocurrió todo con contrario: algunos gobernadores electos, como el de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, que había dicho que lo pensaba votar a Milei, dieron marcha atrás en sus posiciones y se plegaron a la posición orgánica de neutralidad de la UCR.

Ni siquiera Macri logró que se pronunciaran los gobernadores más cercanos al PRO, como Claudio Poggi (San Luis) o Nacho Torres (Chubut). Este último dijo que tenía que pensar en su marco de alianzas en la provincia, donde debe gobernar con gran cantidad de aliados de sectores diversos.

Pero, ¿por qué saldría alguno de los gobernadores a pronunciarse por Milei cuando salta a la vista que Macri ni logró convencer a su primo de que se pronuncie?

Ni el primo

Jorge Macri está haciendo un ejercicio de paciencia para evitar a su primo y las constantes presiones para que se pronuncie por Milei. Cada vez que le preguntaron, el jefe de gobierno electo dijo que quiere ser responsable y que no quiere contribuir a una ruptura mayor de Juntos por el Cambio. Dice que no dirá de momento a quién va a votar, para contribuir a la unidad. Una salida elegante.

No es la única presión de Mauricio Macri que tiene que resistir: el ex presidente viene pugnando para que nombre a su ex secretario privado a Darío Nieto. Del otro lado, Jorge Macri tiene al larretismo, a Vidal, a Daniel "Tano" Angelici (y la lista sigue) empujando para que continúe Emmanuel Ferrario. Es aquí donde Jorge Macri va a tener que mostrar sus dotes de equilibrista, no solo con el balotaje.

Lo mismo ocurre con los intentos de Mauricio Macri de meter gente propia en el gabinete porteño. Por ahora, Jorge Macri juega al misterio, pero va a tener que buscar la manera de consensuar con todos los sectores y, a la vez, no terminar pareciendo un lugarteniente del ex presidente.

En este contexto, no es raro que no haya dicho a quién va a votar. Incluso, recurrió a un recurso: dijo que iba a mandarle una carta a cada candidato a presidente con preguntas sobre cómo será su relación con la Ciudad antes de decidir su voto. Por lo que se rumorea, de esa carta no se escribió todavía ni una línea.