El cura Juan Diego Escobar Gaviria fue condenado a 25 años de prisión efectiva por abusar sexualmente de cuatro monaguillos de entre 10 y 17 años en la parroquia de Lucas González, en Entre Ríos. En un fallo unánime, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay consideró probado que el todavía sacerdote fue “autor material y penalmente responsable de promoción de corrupción de menores reiterada”, delitos agravados por la “condición de guardador”, que “a su vez concurren con abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto”. El condenado no asistió a la lectura de la sentencia -cuyos fundamentos se darán a conocer el 14 de septiembre- y permaneció, en cambio, en la Unidad Penal Número 5, en Victoria, donde continuará porque el tribunal también prorrogó la prisión preventiva hasta que el fallo quede firme, porque los jueces consideran que existe riesgo de fuga. El juicio a Escobar Gaviria fue el primero realizado contra un sacerdote católico en Entre Ríos, y la condena que recayó sobre él es la más alta que, hasta el momento, dictó la justicia argentina a un miembro del clero. El Arzobispado de Paraná señaló en un comunicado que la sentencia lleva a la iglesia a enfrentar “un hecho muy doloroso”; “rechazamos con energía este grave delito, y nos llenamos de vergüenza y de dolor cada vez que uno de nuestros sacerdotes es acusado de perpetrarlo”, añadió el texto.

 “Hemos llegado de un modo unánime a un veredicto”, dijo antes de que comenzara la lectura del veredicto la jueza María Angélica Pivas, quien, junto con sus colegas Roberto Cadenas y Darío Crespo, dictaron una condena en línea con lo que habían pedido los fiscales Federico Uriburu y Dardo Tórtul, y el querellante, Mariano Navarro.

La decisión del tribunal fue recibida con conformidad por una de las víctimas, Alexis E. “Pensé que era el único y lamentablemente no era así. Es algo contundente lo que hacen ellos (en referencia a los curas abusadores), te van trabajando la cabeza hasta que caés, somos cinco los chicos que caímos”, dijo el joven, en relación a que durante el proceso hubo indicios de que habría más que cuatro víctimas.

Para el tribunal, quedó acreditado que “Escobar Gaviria actuó con intención y voluntad en todos los casos. Hizo lo que quiso” con los jóvenes que estaban a su cuidado en la vida parroquial. “El tribunal ha podido reconstruir los hechos”, advirtió la jueza Pivas al leer la sentencia que dio cuenta de los sometimientos de todo tipo que padecieron los chicos.