El papa Francisco reconoció este lunes que no se encuentra bien de salud. El pontífice lo dijo durante una reunión con un grupo de rabinos europeos ante quienes prefirió no leer el documento que había preparado, mostrándose agotado. Francisco mantiene una agenda nutrida y no suspendió sus actividades, pero dio señales de no estar en un buen momento. 

"Gracias por esta visita que a mí me gusta tanto, pero sucede que no estoy bien de salud y por esto prefiero no leer el discurso sino dárselos y que se lo lleven", dijo el pontífice, con la voz afectada, al recibir a un grupo de rabinos europeos. De todas formas, se reunió también con el líder catalán Pere Aragonés y, en la tarde del Vaticano, recibía a cerca de 7.000 niños de 84 países en el marco de una iniciativa vaticana por la paz. 

Luego, el vocero papal Matteo Bruni aclaró a la agencia Télam que Francisco "tiene un poco de resfrío" por lo que prefirió no leer el discurso.

El Papa y el conflicto en Gaza

Francisco se mantiene activo y, en particular, se muestra afectado y movilizado por el ataque militar de Israel sobre la Franja de Gaza, que dejó hasta ahora más de 9.500 muertos, en su mayoría mujeres y niñes; tras la incursión del grupo Hamas en territorio israelí para secuestrar y asesinar a alrededor de 1.400 personas. 

Desde entonces,  el Papa intervino en numerosas ocasiones pidiendo el fin de los combates, la liberación de los rehenes y ayuda humanitaria para Gaza. Este domingo, tras recitar el Ángelus ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro,  Francisco insistió: "Sigo pensando en la grave situación en Palestina y en Israel, donde tantas personas han perdido la vida". 

"Les ruego en nombre de Dios que paren, cesen el fuego. Deseo que se estudien todas las posibilidades para evitar a toda costa que continúe el conflicto, para que podamos socorrer a los heridos, para que la ayuda pueda llegar a Gaza, donde la situación humanitaria es muy grave, y para que se libere inmediatamente a los rehenes", pidió el Papa. 

La salud de Francisco

A principio de año, en la previa de la Semana Santa, Francisco estuvo internado tres días por una bronquitis en el hospital Gemelli, de Roma. "Aún estoy vivo", dijo en abril cuando salió del hospital para retomar sus actividades. "Sentí solo un malestar, pero no tuve miedo", habían sido otras de sus palabras, luego de aquella recaída. 

Luego de Semana Santa, a principios de junio, Francisco volvió a ser internado en Roma para una intervención quirúrgica por una hernia abdominal. La operación se realizó sin inconvenientes, pero mantuvo la agenda papal suspendida durante cerca de 15 días. Según explicaron los médicos del Vaticano, la operación fue para eliminar las molestias que el pontífice sentía desde 2021, tras ser operado por una diverticulitis por la que le debieron extirpar 33 centímeros de instentinos. 

La intervención de 2021 había sido la segunda del Papa desde que fue elegido como máxima autoridad de la Iglesia Católica en 2013. La primera intervención había sido algo más sencilla, en 2019, una operación por cataratas en el hospital Pio XI de la capital italiana.