Hace poco más de dos años irrumpieron en redes con un videoclip que, a primer visionado, parecía salido de un gabinete de curiosidades de los 70s u 80s, pero no: era tan actual como peculiar en tono y estética. Tan extraño, de hecho, que pronto devino fenómeno viral. Y así Historia del arte (HDA), la canción que lo inició todo, acabó siendo un improbable hit, de esos que –sin importar cuánto tiempo pase– no deja una jamás de tararear. ¡Por fortuna! Finalmente, no todos los días llega a los oídos un descacharrante track cuyo estribillo refiere a columnas griegas y romanas, incitando a moverse al son de Dórica, dórica, jónica, jónica /Corintia, corintia, corintia, corintia… Colmo de bienes, sumando irreverente mensaje feminista: porque despotrica el tema -con sardónica exuberancia y sin ningún tipo de pruritos- contra reputados “penes con pincel”, advirtiendo que el falo es tendencia en todos los museos, y ellas ¡hasta la coronilla de las figuritas repetidas!

“Jamás imaginamos que HDA tendría tanta repercusión. Nosotras creamos este proyecto con la intención de molestar y, a la vez, divertirnos, creyendo que daríamos un concierto y allí quedaría”, reconoce la catalana Alba Rihe sobre el hito iniciático de Las Bistecs, el dúo electrodisgusting sensación que integra con su compañera de armas, Carla Moreno Parmenter. “Se puede decir más alto, pero no más claro: por mucho que haya un rebelión de género, continúa la supremacía del hombre en todas las corrientes artísticas y culturales, algo que en forma liviana, superficial, abordamos en HDA. Poco ha cambiado desde que Linda Nochlin publicara ese ensayo bisagra del 71, ¿Por qué no ha habido grandes artistas mujeres?, y nos pareció interesante hacer crítica no desde el propio museo sino desde la discoteca”, suma Carla. Ahora, sin embargo, hablan de plantar bandera en museos, de cantar en instituciones ¿Cómo...? ¿Por qué...? Pues, según admiten al unísono a Las12, “¡para ensuciarlas!, molestar desde dentro, ensuciar la escena artística actual”. “No deja de estar impregnada de un esnobismo y un clasismo, de un intelectualistismo que es fantastiquismo… Y de eso, estamos hasta el coño”, remata Rihe.  

Por lo pronto, estas “neofolklóricas” –como se definen– ya han revuelto la escena musical española o, en palabras del colega ibérico Yeray Iborra, “han zarandeado los subsuelos del panorama patrio”. Con apenas un disco, dicho sea de paso, Oferta (2016),financiado vía crowdfunding: un manojo de canciones que beben del humor desenfadado (ni una pisca de solemnidad a la escucha) e invita a “bailar conceptos” sobre bases electrónicas producidas por Adriá Gil, amigo y colaborador de las muchachas. “Tenemos una relación de amor-odio con la realidad que vivimos, infinitamente retrógrada en muchos aspectos. Entonces, sí, empezamos por reírnos de nosotras mismas, para luego apuntar contra la cultura de la selfie, el individualismo, la sociedad de consumo, el Partido Popular (PP), la mierda de política que tenemos, la precariedad que se vive en España en muchos sentidos...”, explica Moreno Parmenter. Y Alba aporta: “Lo que vivimos y cómo lo vivimos lo desgranamos en función de humor, pero siempre con mensaje. La ironía, la sorna tienen ese poder de decir entrelíneas muchas verdades; y con humor y buen rollo, el mensaje se proyecta mucho más”. 

Tracks como Universio o Señoras bien son sobradaevidencia; cada uno, por cierto, con memorable clip –autogestionado, hecho con “2 duros”– de estética retro, que aboga por el barroquismo visual. Más aún, por el feísmo: porque en la era Pinterest (“todo bonito, limpito y simétrico”), Las Bistecs van a contracorriente y juegan a la decadencia, moviéndose entre lo noble y lo vulgar (“aunque de noble tengamos muy poco”), defendiendo los no-límites que le brinda el mentado feísmo (“un vómito de sentimiento, de glitter, de desparpajo”). No por nada, cuando el pasado año El País inquirió sobre nombres o personajes que influyeronen su proyecto artístico (performático, además de musical), Alba –con estudios en Bellas Artes– y Carla –en Cine– mencionaron a la icónica película Pink Flamingos, de John Waters (“un descubrimiento de lo underground y lo abyecto”), a Edith Bouvier Beale y Edith Ewing (personajes de Grey Gardens), a Joseph Shivers (“este héroe inventó la fibra sin la cual no seríamos nada: el lycra”). También a Virginia Woolf, dicho sea de paso. 

Pues, enfundadas en lycra, sudando como si no hubiera mañana, harán de las suyas por primera vez sobre escenario local. “¡Ubícate! ¡No seas orrrtiba!”, planta el afiche promocional de su Malgusto Tour, que bajo la promesa de “dar el cante” y “pisar la cultura”, ya levantó temperatura en Bogotá, Lima, Santiago de Chile... Hoy le toca el turno a Buenos Aires, donde llegan “sin dormir y a darlo todo”, en palabras de las propias trash vanguardistas. Que en conversación con la arriba firmante extienden invitación sin dejar de dar la nota irreverente: “¡Vente al concierto! Mentiras no decimos: no será agradable. Lo hacemos fatal, no afinamos una nota. Pero con una buena cerveza, ya está. Pasa, pasa”. ,

Las Bistecs se presentan hoy a las 2 en Club Palermo (Jorge Luis Borges 2450, CABA); y a partir de las 24 en la fiesta Mostrafest, también en Club Palermo. El sábado 9 estarán en Club Belle Epoque, Córdoba Capital.