Fotos Facundo Salgado: Acá hay fotos en alta

Entre el fin de la pandemia y hoy, el multiistrumentista, productor y compositor Facundo Salgado hizo más de cien conciertos en 25 países, de 3 continentes. No paró desde que lanzó el disco Río Adentro, en 2021. Tocó en América, en Europa, donde se presentó en el “Ariano Folk”, de Italia y en el “No Logo”, de Francia, entre otros festivales, e incluso en África, donde su performance en elMTN BushFire” le abrió las puertas de Sudáfrica, Zambia, y Tanzania. “Ahora necesito frenar un poquito para componer y grabar un nuevo disco. Funciono por ciclos”, admite Salgado, cuyos primer téster sobre él, da que se trata de un músico inquietísimo, intrépido y trashumante. Toca y viaja mucho, el ochenta por ciento del tiempo, según su propia data, y frena apenas el veinte. “Giro sin parar hasta que quedo medio quemado, me encierro unos meses a grabar, empiezo a extrañar la ruta y salgo de gira otra vez”.

En plan relax de recuperación es que se lo podrá ver y escuchar este domingo  en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 863) cuando, bajo el nombre artístico de Rumbo Tumba, muestre lo suyo en formato íntimo y circular. “Es un set que comienza bien volado y termina bastante arriba, como casi siempre que toco en vivo, pero esta vez con varias intervenciones de invitadxs. Habrá un momento con cuerdas, otro con percusiones, alguna voz y también performance y danza”, anticipa Salgado, que aportó su música a la serie documental “Long Way Up”, en la parte que el actor Ewan McGregor atraviesa la cordillera de Los Andes, en moto. “Lo de circular –vuelve- es porque me siento más cómodo así, que arriba de escenarios grandes. Y además funciona mejor para el proyecto, porque al estar yo solo haciendo veinte cosas al mismo tiempo en un espacio delimitado, permite que se pueda apreciar mejor todo”.

Lo de circular es tangencialmente transportable a su música, porque justamente lo que hace Salgado –además de tocar varios instrumentos a la vez- es recurrir a las frases rítmicas y melódicas repetitivas para construir sus piezas, algo que despertó una definición acertada por parte de un periodista español, que lo llamó “artesano de loops orgánicos”, al verlo durante una de las paradas de su gira por Europa. “Es lo mismo que sucede en mucha música electrónica, pero la diferencia es que los loops en Rumbo Tumba son ejecutados y grabados en tiempo real, con instrumentos de madera de origen sudamericano y construidos por luthiers. Los loops que componen mi música son orgánicos, quiero decir, porque los instrumentos de los que surgen los sonidos son artesanales”.

La preocupación de Salgado por procesar músicas folklóricas en clave electrónica tuvo su origen cuando empezó a interesarse en la historia del continente americano, mientras estudiaba sociología. Entonces venía del hardcore-punk -movida intensa en su Campana natal-, y “se pasó de bando”, cuando empezó a viajar por el continente, y se encontró con esas culturas que leía en libros. “Luego de esos viajes, entendí que quería hacer música más conectado a mis raíces, pero no folklore tradicional, sino más bien experimentar libremente con instrumentos y elementos de la música de América del Sur”, cuenta Facundo.

De aquí a nombrar a Jaime Torres como su principal referente hay un paso, claro. Centralmente por el extraordinario y revelador disco que el charanguista grabó en 2007, junto a Alejandro Seoane: Electroplano, al que el multiinstrumenta puso oído y ojo ni bien llegó a él. “Amo la música de Jaime. Fue la que me hizo enamorar del folklore andino. Y Electroplano me voló la cabeza, más que musicalmente, por la ruptura que proponía, o más que ruptura diría expansión, dado que Jaime, que es por supuesto uno de los representantes más importantes del folklore tradicional, lo estaba llevando a otro lado, experimentando y rompiendo con esa cosa tan cerrada que a veces tiene el género. De este modo, Jaime invitó a otras generaciones a ser parte de un modo distinto”, asegura Salgado, que también coloca al disco Ronroco, genialidad instrumental de Gustavo Santaolalla publicada en 1998, en esa línea de expansión conceptual.

El veinte por ciento del tiempo total de la vida, que Facundo utiliza para pausar sus giras y relajar –en el que se encuentra hoy- estará signado también por la composición de un nuevo disco, cuyo rasgo central será –otra vez- experimentar con músicas tradicionales americanas, aunque en esta ocasión –además de las armas digitales- echando mano a un arsenal de instrumentos que aún no ha utilizado. “Tengo ganas de probar formas nuevas de componer y tocar sin atarme tanto a los loops, pero hasta que no me meta al estudio a improvisar, no sé qué pasará y me encanta que así sea… música visceral y sincera”.