“Romper el 30 por ciento”. Ese es el mantra que maneja la dirigencia cordobesa que trabaja en la candidatura presidencial de Sergio Massa. Con el envión que le dieron las intensas 20 horas del ministro de Economía en territorio cordobesista, la mesa chica local se entusiasma aún más en romper el techo de cristal y aportar puntos más que necesarios para la causa.

Del lado libertario también saben que Córdoba es una fija. Por eso es que Javier Milei cerrará su campaña ahí y tendrá su baño de masas en la provincia más refractaria a las políticas nacionales. Será el jueves en pleno centro de la ciudad. Calcado al cierre de Mauricio Macri en 2019.

En el medio, como se preveía, Hacemos Unidos por Nuestro País, cascarón nacional de Hacemos Unidos por Córdoba, se maneja como pez en el agua. Sin una postura oficializada, Juan Schiaretti tuvo una semana con varios dardos al ministro de Economía. “El gobierno kirchnerista de Sergio Massa”, fue la consigna más repetida.

Otro tanto ocurre con Martín Llaryora. Recién llegado de una gira por el exterior, también se expresó contra el proceso judicial a la Corte Suprema. Sin embargo, en su publicación en X (ex Twitter) no hubo mención ni a Massa ni al kirchnernismo. Detalles.

El goteo creció esta semana. Segundas y terceras líneas del schiarettismo y el llaryorismo, de manera coordinada, salieron a respaldar a Massa. Sin embargo, también hubo espacio para un pase a la derecha.

Javier Pretto, viceintendente electo de la ciudad de Córdoba y que pegó el salto del PRO al Partido Cordobés, anunció esta semana que votará a La Libertad Avanza.

Sin embargo, a una semana de la segunda vuelta, la incógnita sigue sin resolverse: ¿a dónde van los votos de Córdoba?

El estilo cordobés

“Es muy difícil que en una campaña se revierta la resistencia al kirchnerismo como la que hay en Córdoba”, señala Juan Courel, consultor a cargo de la campaña presidencial de Daniel Scioli en 2015. “En ese momento se diseñó una estrategia diferenciada para la provincia. Pero notamos que mientras la pieza rodaba se generaba una reacción contraria a la buscada. También es cierto que Scioli no tuvo gestos diferenciadores hacia Córdoba como los tiene Massa”, señala Courel en diálogo con Página 12.

“Hay que ver si en electorado cordobés puede calar el llamado a la unidad de Massa y también esta idea de tener como aliado al kirchnerismo, pero no siendo parte”, especifica el consultor, quien también pone un asterisco respecto del rol de la militancia “no como aparato” sino como movilización a la hora de votar. “De manera lógica, la fiscalización será clave”, acota.

Otro punto a tener en cuenta será el papel del sector referenciado en el delasotismo, que juega abiertamente para Massa y que no estaba como actor en 2015. “Será interesante ver cómo influirá esto en el voto cordobés”, acotó.

En 2015, en el ballotage, la fórmula Scioli – Zannini cosechó el 28,48 por ciento de los votos contra 71,52 por ciento de Macri. Cerca del 70/30.

Movidito, movidito

La ausencia de pronunciamientos de los líderes del cordobesismo agita varias conjeturas. Si bien el cerrado antikirchernismo de Schiaretti no admite imaginación, también es cierto que forma parte de la estrategia para mantenerse en el candelero probándose el rol de estadista que busca ocupar después del 10 de diciembre.

De hecho, hay versiones que dan cuenta de un posible ofrecimiento libertario para que el Gringo ocupe la embajada en Madrid.

“Habrá más pronunciamientos a favor de Massa”, anticipó esta semana Juan Domingo Viola, secretario de Participación Ciudadana de la Municipalidad. También hubo otro “ok” a Massa de parte de Marcos Vázquez, jefe de bancada del Concejo Deliberante capitalino. Pero desde el Palacio 6 de Julio, sede de gobierno, el silencio es regla. Al menos hasta la semana que pasó.

Más allá de la cuestión gubernamental, la Pastoral Social de Córdoba emitió un comunicado en el que remarca que “una democracia auspiciosa es la que, en todo tiempo y lugar, invita a presentar propuestas superadoras, no a 'derribar' adversarios políticos".

Se abre una semana en la que habrá mucho scouting en redes, particularmente en X, donde los dirigentes “a título personal” deciden posturas a cada candidato.