En diciembre de 1973 apareció el primer número de la revista Somos. Se trataba una pequeña publicación autogestionada que medía 22 x 17 cm, tenía una factura totalmente casera, escrita a máquina, fotocopiada y los textos no estaban firmados aunque luego se supo que colaboraban Héctor Anabitarte, Marcelo Manuel Benítez, Zelmar Acevedo, Alejandro Jockl, Néstor Latrónico, Néstor Perlongher, Rodolfo Rivas y Eduardo Todesca. La  revista era publicada de manera clandestina por el Frente de Liberación Homosexual en Argentina. Lo primero que se leía en ese número inaugural era una declaración que comenzaba con estas palabras: “Una vez, alguno de nosotros soñó un lugar. Era un lugar abierto, espaciado. Había una avenida que se llamaba Libertad. En lugar de explotarse los unos a los otros la gente se amaba. Nadie agredía a nadie, porque todos hacían el amor con quien querían. Uno miraba en derredor y había sonrisas. Eran sonrisas reales.”  

La creación de esta revista, que duró solamente ocho números entre diciembre de 1973 y enero de1976 y se volvió legendaria, era la culminación material de una experiencia que había comenzado un tiempo antes. El Frente de Liberación Homosexual se constituyó en Argentina en agosto de 1971, a partir de la congregación del grupo Nuestro mundo, integrado desde 1967 por trabajadores vinculados a la militancia sindical, y un grupo de intelectuales, escritores y estudiantes que conocían lo que sucedía en EE.UU. con el movimiento Gay Liberation Front (GLF), aparecido luego de las revueltas de Stonewall en Nueva York.

A partir de la constitución del FLH se estableció la coordinación de diversos grupos de personas que funcionaban de manera separada pero que para su funcionamiento en conjunto establecían una relación entre ellos muy clara y definida: antiverticalista y antiautoritaria. Desde esta perspectiva plural, inclusiva y democrática, la puesta en marcha de la revista Somos significó la construcción de un puente de información con la sociedad burguesa y represiva de la época. Era la demostración ineludible de una existencia particular y elegida: la homosexualidad y cualquier forma de vida ligada a elecciones personales y a la libertad individual como una realidad latente de un sector de la población. Estaban ahí y merecían su respeto, visibilidad y reconocimiento. Eso por un lado. En otro sentido, la revista Somos se desempeñó como un organismo de circulación de ideas combativas y necesarias en un contexto de punitivismo contra las sexualidades disidentes y contestatarias. Por ejemplo: se pronunciaban a favor de la derogación de los edictos policiales, mantuvieron contacto con agrupaciones feministas y con movimientos de liberación homosexual del exterior y trabajaron para la construcción de una teoría que fuera al choque con la patologización médica y psiquiátrica de la homosexualidad. Es decir: Somos era un refugio político para la disconformidad y, lo más importante, una experiencia revolucionaria para la época. Ahora, todo aquello que fue vital y que parecía perdido en la trituradora del tiempo y el olvido regresa en forma de exposición y memoria.         

“Yo no tenía conocimiento de todo eso que había llevado adelante la revista”, cuenta el artista visual y sociólogo Hernán Marina en el museo Henrique Faria Buenos Aires donde se exhibe su primera muestra individual: Somos. “Todo surgió a partir del encuentro de un archivo que tenía un amigo mío que es un coleccionista de material gráfico de los setenta relacionado con cuestiones de género. Yo ya había trabajado con material de archivo para otras muestras y con esta temática. Lo que primero me llamó la atención fue la conjunción de elementos fuertes y de referencia militar con cosas naïf, en un punto, como la canasta con flores o las frutas o imágenes muy suaves relacionadas con una imaginería de cierto erotismo.”

En la muestra, Marina exhibe las publicaciones originales de Somos, parte del acervo del CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas) junto a las piezas de neón que son su marca de estilo, inspiradas en la producción gráfica de la revista. Estas obras constituyen una sinécdoque de un territorio complejo donde estaban tensionadas, dentro del organismo móvil que era la revista, lo emocional, lo revolucionario, lo hogareño y una estética erótica del deseo. Por ejemplo: Cesto con rosas, una pieza de hierro, o Third World Gay Revolution, hecha de neón frente negro, conforman los extremos de un universo que habitaba en Somos: la lucha armada, la canasta de costura y las flores como piezas  

Además de la exposición de los ocho números de la revista y de las dos piezas mencionadas, la muestra tiene un desfile del logotipo Somos en distintas tipografías y hechas en base con luces de neón, un material con el que Marina ya venía trabajando

Esto le da un componente popular, de barrio si se quiere, a un nombre de trascendencia revolucionaria. Se trata de un desplazamiento simbólico donde el activismo por la visibilidad de lo individual y la divergencia, parece decirnos con esas luces, se ejerce de forma cotidiana y constante, en todos lados, todo el tiempo: “Había una épica de la lucha. Y una defensa de las minorías, de responder ante la violencia hacia ellas. Hay mucha gráfica en la revista que tiene esa connotación. Pero también metáforas del deseo. Eso es algo muy potente porque está queriendo surgir constantemente y busca ser reconocido e ir en contra del dominio que ejercía el patriarcado.”

En enero de 1976, poco antes del último golpe militar, el FLH saca el último número, el octavo, de la revista Somos. Decir “revista” es una formalidad porque la urgencia y la necesidad del documento escrito a mano lo vuelve sobre todo un boletín, apenas unas hojas llenas de verdades que no encontraron su contexto favorable hasta mucho después. La editorial de ese número se llama “1975: la crisis de la normalidad burguesa” y comienza así: “El terror policial, militar y parapolicial, desatado por bandas armadas de derecha, ha sido, a nuestro juicio, la característica más relevante de 1975. Ese terror fue in crescendo –primero bajo el signo del lopezrreguismo, luego bajo direcciones más tradicionales (iglesia, FF. AA., etc.)– hasta terminar incorporándose a la realidad como un componente más de ella: nos estamos acostumbrando al terror.”               

Somos, la muestra, se puede ver en Henrique Faria Buenos Aires, Libertad 1628. Teléfono para asistir: 11-4813-3251. Todos los números de la revista se pueden leer en americalee.cedinci.org/portfolio-items/somos/