“Nuestra música es rock”. La sentencia de Thijs Van Leer, histórico fundador y líder de Focus, cruza el Atlántico a bordo de un manuscrito que contesta, de manera escueta pero respetuosa, un cuestionario de veinte preguntas diseñadas por PáginaI12, a propósito de la nueva visita del grupo a la Argentina. Por supuesto que tal sentencia es una simplificación. Tal vez la dificultad de escribir a mano en medio de un viaje en micro que lo estaba llevando de gira por Alemania, atentó contra la posibilidad de repetir lo que Leer ha dicho muchas veces: que Focus es una banda de rock, sí, pero con “alguito” más. “Nuestras canciones siguen internándose en lo sinfónico, en el folk, el jazz, el rock duro y la música clásica hacia un nivel mucho más profundo”, había dicho y, claro, escuchándolas no hace falta insistir en ello. Para quienes quieran atravesar otra vez la experiencia, el tecladista, flautista y cantante tocará hoy a las 21 en Uniclub (Guardia Vieja 3360), acompañado por Pierre Van der Linden en batería, Udo Pannekeet en bajo y Menno Gootjes en guitarra. “La idea es tocar material viejo y también nuevo con el eje puesto en la improvisación”, testimonia Leer. 

 “Entre lo viejo –profundiza– haremos piezas de Moving waves (el de ‘Hocus Pocus’), y Focus III (el doble que incluye ‘Sylvia’), que son los discos que privilegiamos por razones de belleza y musicalidad. En el caso de Moving, se trata del trabajo que hizo famoso al grupo en el mundo; y el otro agregó una música original, un sonido único, además de ideas singulares, virtuosismo y amor. De todas maneras, quiero decir, si se me permite, que la formación que registró Focus X (último disco de la banda a la fecha) provocó una nueva energía y una nueva pasión al grupo, aunque con el mismo virtuosismo. Creo que este disco que grabamos en 2012 es una continuidad interesante de aquella rica historia, y por eso queremos tocar algunos temas de él, en Buenos Aires”, detalló el músico que abrió el rock holandés al mundo cuando, a partir de 1969, dio origen a la agrupación con tres integrantes que ya no forman parte: el bajista Martin Dresden, el baterista Hans Cleuver y el inspiradísimo  guitarrista Jan Akkerman, que fue y vino varias veces. “En un momento, cuando empezaba el año 1976, él sentía la necesidad de convertirse en un solista de la guitarra. Tenía mucho hambre al respecto y por eso se fue”, evoca Van Leer, en referencia al momento crítico en que partió su alter ego, y que determinó el parate del grupo durante un año. 

Fue cuando Focus, tras la publicación del discreto Mother Focus, frenó la marcha por primera vez. “Habíamos grabado el disco más alejado de nuestras raíces. No convenció a nadie, Jan ya estaba con su proyecto solista, y la banda no estaba en su mejor momento”, admite Leer, que volvió a poner en punta la máquina con el guitarrista belga Phillipe Catherine, en lugar de Akkerman. “Catherine, por suerte, tenía mucho hambre de convertirse en guitarrista solista y afortunadamente estuvo dispuesto a acompañarnos a la gira por Inglaterra”, destaca el holandés, evocando una etapa de la banda que también tuvo entre sus filas a Steve Smith en percusión, a Jean Luc Ponty en violín, a Jons Pistoor en teclados, a Eef Albers en segunda guitarra y a P.J.Proby, en voces. Fue la agrupación que grabó el irregular Focus con Proby, en 1978, y luego entró en un largo impasse, hasta que en 1985 Van Leer y Akkerman se volvieron a juntar, esta vez para grabar un disco a dúo llamado –naturalmente– Focus. “Fue un año fructífero el 85`, incluso ese disco aún me gusta. Pero no seguimos juntos porque la verdad es que el trabajo no fue exitoso a nivel gente”, sostiene el músico nacido hace 69 años en Ámsterdam.

–¿Se sigue viendo con Jan en la actualidad?

–No, no nos vimos más. El prefirió no volver a Focus, porque no le interesaba tocar con los nuevos músicos, y siguió su camino. De todas maneras, lo sigo considerando un muchacho estupendo y un excelente guitarrista. Siempre me gustó mucho el disco que grabó en 1973 (Tabernakel), por su hermosa honestidad.  

Tras ese feliz touch and go de mediados de los ochenta, Van Leer colocó a la banda en el freezer –apenas resurgió del frío a principios de los noventa para tocar en un programa de la televisión holandesa– hasta los albores del siglo XXI, cuando volvió al ruedo con la publicación de la trilogía Focus 8 (2002); Focus 9, también conocido como New Skin (2006), y el preferido del tecladista: Focus X. En él insiste, tal vez con la intención de instalar los temas en el público argentino. “Yo amo la gente argentina, porque es entusiasta y conoce mucho de música… he quedado encantando al ver parejas de tango bailando en las calles, por ejemplo, o escuchando rock atentamente. Por lo tanto, como dije antes, nuestra intención es hacer temas clásicos y mezclarlos con algunos del último disco que, a mi entender, es muy representativo de la historia del grupo. Focus X, es un trabajo que amo, y estoy muy orgulloso de él”, asegura el músico, cuya intención de volver al país había quedado muy clara tras el show que la banda dio en el Coliseo, en noviembre de 2014, con Bobby Jacobs en lugar del recién incorporado Pannekeet. “En ese momento dijimos que no era nuestra despedida de la Argentina, y prometimos volver… acá estamos”, se entusiasma el tecladista-flautista que no hace diferencia entre ambos instrumentos. “¡Amo a los dos por igual!”, resalta.  

–Es indudable que Focus es una banda muy referenciada en el rock mundial. ¿Piensa que si hubiese nacido en Inglaterra o Estados Unidos el devenir hubiese sido otro?

–Yo creo que no hubiésemos tenido la misma suerte porque Focus expresó el comienzo del sonido típico del rock continental, y eso nos ha diferenciado de tantas y tantas bandas inglesas y norteamericanas. Creo que hemos puesto una semilla.