“Le agradezco la búsqueda de los culpables”, dijo el primer ministro de Israel al gobierno argentino. “La amenaza de Irán es una amenaza permanente” porque “Irán seguirá siendo la punta de lanza del terror”. En su primer día de visita a la Argentina, Benjamin “Bibi” Netanyahu hizo esas declaraciones y puso la cuestión iraní como impronta después de visitar la plaza seca de la calle Arroyo donde hasta marzo de 1992 se encontraba el edificio de la embajada de Israel, pulverizado por un atentado explosivo que arrojó 22 muertos y 242 heridos. Lo acompañó la vicepresidenta Gabriela Michetti. Bibi se encontrará hoy con Mauricio Macri, en un día que promete ser escenario de protestas callejeras contra su postura en el conflicto del Medio Oriente, donde por ejemplo Netanyahu postula que Jerusalén ni siquiera puede formar parte de una negociación: para él es indivisible y la historia no retrocederá a antes de la guerra de 1967.

En la sede de la AMIA, en Pasteur al 600, Netanyahu rindió otro homenaje, esta vez a los 85 muertos del atentado del 18 de julio de 1994.

El premier, enrolado en el pensamiento conservador y entre cargo y cargo miembro del Boston Consulting Group, dio por cerrado cualquier misterio sobre las dos voladuras. Dijo que Irán “perpetró los atentados que dañaron a la Argentina, a través de Hezbollah”. Teherán se tiene que hacer responsable de lo hecho. “Es una amenaza permanente que incluye a América Latina.”

En rigor Netanyahu ya desplegó el mismo argumento en todo el mundo. Hasta en los Estados Unidos. Fue en marzo de 2015, en pleno Congreso y contra la voluntad política del entonces presidente Barack Obama. Netanyahu quiso intervenir de modo directo en la política exterior de Obama, que estaba negociando un acuerdo nuclear con Irán. Ese acuerdo terminó firmándose con cinco signatarios además de Irán y los Estados Unidos: Rusia, el Reino Unido, Francia, China y Alemania. Esas negociaciones, según el premier israelí, serían “casi una garantía” de que los iraníes llegasen a contar con armas nucleares. “Irán ha probado una y otra vez que no merece confianza”, dijo, y entre otros elementos citó la voladura de la embajada en Buenos Aires y de la AMIA.

Cuando Netanyahu intervino tan activamente en la política norteamericana, en la Argentina estaba claro que Irán no pondría en vigor el memorándum de entendimiento firmado en 2013 por los cancilleres Alí Akbar Salehi y Héctor Timerman. Cristina Fernández de Kirchner lo había calificado como “un hecho histórico” y Timerman se mostró esperanzado de que el acuerdo fuera una carta posible para que cinco sospechosos iraníes del atentado a la AMIA atestiguaran ante la Justicia argentina. Pero Teherán nunca avanzó y la materialidad del memorándum solo se concretó en tres hechos:

  • Quedó astillada la relación entre la Argentina e Israel, hasta ese entonces muy buena pese a las diferencias sobre la cuestión palestina. La relación fue cordial incluso durante los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner.
  • Antes de morir, el fiscal Alberto Nisman hizo una denuncia contra la Presidenta por supuesto encubrimiento.
  • La acusación por presunto encubrimiento (quizás en grado de tentativa) es hoy una de las amenazas judiciales para Cristina Kirchner y para Timerman junto con la acusación de traición a la patria pese que a no hubo guerra.

La tensión entre la Argentina e Israel llegó a ser tan aguda que en la inauguración de las sesiones parlamentarias, el 1° de marzo de 2015, Cristina Fernández de Kirchner se preguntó ante el Congreso: “Ya que no lo ha pedido ningún juez en la Argentina, yo le voy a pedir formalmente desde acá al Estado de Israel que por favor venga a testimoniar aquí, a la República Argentina, ante el juez de la AMIA, el ex embajador Ytzhak Avirán. Porque el otro día leí, en un cable que no fue desmentido por nadie, que el embajador en ese momento en nuestro país cuando sucedió el atentado conocía y sabía que Israel ya había dado cuenta de quiénes habían cometido el atentado, que había matado, que se había encargado dijo, no recuerdo exactamente las palabras, pero sugería que se había hecho cargo... Bueno, por favor, que venga a declarar frente al juez de la causa AMIA para poder saber los argentinos quiénes son por lo menos los autores materiales, si es que se refería únicamente a los autores materiales o también se refería a los autores ideológicos”.

Macri aprovechó los antecedentes de tensión entre la Argentina e Israel para hallar otro terreno donde diferenciarse del kirchnerismo, que a último momento había intentado sin éxito una vuelta a la normalidad de antes.

Antes de dejar el cargo y ya con el pacto con Irán caído Timerman volvió a verse por segunda vez con Netanyahu, aunque brevemente. En cambio mantuvo un encuentro más largo con su colega Avigdor Liberman, un ortodoxo a quien Bibi reemplazaría luego como canciller. El primer ministro, que ocupó por primera vez el puesto entre 1996 y 1999, ostenta los dos cargos. Es jefe de gobierno desde 2009 y canciller desde 2015.

La primera charla entre Timerman y Netanyahu sucedió en 2011, durante una visita de dos días del entonces canciller.

Durante los encuentros entre Macri y Netanyahu la Argentina acordará transferir 140 mil documentos y fotos históricas de la Segunda Guerra mundial para habilitar nuevas investigaciones sobre el Holocausto.

No son esos documentos los que preocupan a Laura Ginsberg, cabeza de Apemia, Agrupación para el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA. Pareja de José Ginsberg, muerto en la voladura de la mutual judía, alertó que “la secretaría que dirige Mario Cimadevilla en el Ministerio de Justicia tiene la iniciativa de privatizar los archivos de la causa AMIA y entregarlos a una empresa que trabaja para servicios internacionales como la CIA y el Mossad”.

“Cualquiera en el planeta Tierra va a tener conocimiento de los archivos secretos de AMIA menos el conjunto de los argentinos que venimos padeciendo desde hace 23 años la impunidad”, dijo la dirigente de una de las entidades de familiares de muertos en el atentado a la AMIA.

En 2011 la Corte Suprema dejó firme un fallo de la sala II de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal que ordenaba indemnizar a Ginsberg. La condena también dejaba en pie el rol del Estado argentino como encubridor.

En estos días continúa sustanciándose en el Tribunal Oral Federal número dos la causa por encubrimiento que involucra entre otros al ex presidente Carlos Menem, al ex juez federal Juan José Galeano y al ex jefe del área de terrorismo y luego jefe de la policía porteña, el comisario Jorge Palacios. La causa está motorizada por otra de las organizaciones de víctimas y familiares, Memoria Activa. Entre otros temas ventila el pago de 400 mil dólares al comerciante de autos de procedencia dudosa Carlos Telleldín para involucrar falsamente a miembros de la Policía Bonaerense, y el desvío de la pesquisa sobre Alberto Jacinto Kanoore Edul y la llamada “pista siria”. 

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