“Soy tremendamente optimista con lo que viene. Argentina será el país estrella en los próximos 20 años”, se ilusionó Luis Caputo, ministro de Finanzas. Sin embargo, hasta ahora el protagonismo global de la economía de Cambiemos pasa por la toma de deuda externa para cubrir la salida de divisas comerciales y la fuga de capitales. En una presentación ante directivos empresarios, el funcionario aseguró que la oposición “está asustada” por lo que hizo un llamado al Gobierno a “no desperdiciar esta oportunidad”. También destacó el mayor nivel de actividad en el mercado de hipotecas y dijo que espera que la economía de Brasil siga mejorando.

Caputo participó ayer en Bariloche de la jornada inaugural de la Convención Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). Frente a un público muy identificado con la política económica del Gobierno, el funcionario se refirió de una manera muy particular a la coyuntura política. “Hace unos días tuve una conversación con un líder de la oposición que me dijo: ‘Toto el tema no es octubre, ya sabemos que vamos a perder, nos preocupa que podamos llegar a desaparecer como fuerza’”, dijo Caputo. “Eso es lo que está en juego en octubre, están asustados, saben lo que se viene y van a dar batalla. No podemos perder esta oportunidad. Este cambio vino para quedarse, sobre todo después de las PASO, que nos dieron un espaldarazo muy grande, tras 19 meses difíciles”, arengó.

Caputo tiene un papel central en la toma de deuda externa, que es uno de los ejes de la política económica de Cambiemos. La importancia del ministro de Finanzas queda claro al contemplar que el endeudamiento externo viene a cubrir el bache de divisas que genera el elevado déficit de la balanza comercial y de la cuenta de servicios, junto a la fuga de capitales y el escaso aporte de la inversión extranjera directa. La consultora Economía & Regiones hizo un resumen de los montos acumulados en el sector externo en la gestión económica de Cambiemos: desde enero de 2016 hay fuerte toma de deuda externa (acumula 37.120 millones de dólares), la inversión extranjera directa está estancada (suma 4108 millones), la fuga de capitales del sector privado no financiero es creciente (la formación de activos externos totaliza 20.103 millones) y hay un déficit de cuenta corriente cambiario que se profundiza (-23.197 millones), dice aquel informe. Por lo pronto, Caputo ayer dijo ante la prensa que el programa financiero del año que viene “contempla tomar un poco menos de deuda que en 2017”.

A pesar de los fuertes desequilibrios en el sector externo, Caputo se mostró optimista. “La Argentina será el país estrella en los próximos 20 años. Es un camino largo, los países que han transitado ese camino cada año estuvieron un poco mejor”, dijo el funcionario.

En relación al crédito interno, Caputo señaló que “la inclusión financiera no implica solamente la bancarización sino también llegar a las pymes con plazos y tasas razonables. Algo que mejora y que tiene impacto es la baja en el costo del capital”. Justamente, uno de los primeros reclamos de las pymes es el alto costo del financiamiento para la producción que ofrecen los bancos, explicado por la política de tasas del BCRA.

Caputo festejó que “estamos viendo un boom de créditos hipotecarios”. “En el mes de agosto, crecieron un 40 por ciento con respecto al mes de julio; y de julio respecto a junio, un 30 por ciento. Para fin de año llegaremos probablemente a 50 mil millones de pesos en créditos, aunque sólo representa 1 por ciento del PBI, la sexta parte de lo que otorgan los países vecinos”, indicó. “Tenemos que lograr que el beneficio de habernos reintegrado al mundo y haber solucionado el conflicto con los holdouts derrame en la gente y las pymes. El derrame hay que forzarlo, sino la gente se impacienta y no hay tanto tiempo. Tienen que poder recibir el beneficio de tener crédito, porque el crédito es el motor del crecimiento en cualquier economía normal”, cerró Caputo.