La aviación israelí efectuó ayer dos ataques aéreos cerca de la frontera entre Siria y el Líbano, tras haber interceptado en los Altos del Golán un avión no tripulado -dron- que el Ejército israelí señaló que era de fabricación iraní y procedía del aeropuerto de Damasco.

Según la fuente, el ataque tuvo como blanco la colina de Rachaha, al este de la localidad de Chebaa, un sector disputado por Israel a Líbano y Siria, que a su vez tienen un diferendo de soberanía sobre el lugar. El ataque a territorio de Siria se produjo después de que Israel abatiese un dron que, según un comunicado del Ejército israelí, intentó infiltrarse en el espacio aéreo israelí en los Altos del Golán. “El Ejército identificó un vehículo aéreo no tripulado que, según nuestro entendimiento, estaba operado por Hezbolá y era de fabricación iraní”, destacó el comandante y portavoz internacional castrense israelí, el teniente coronel Jonathan Conricus.

Conricus destacó que la nave había despegado del aeropuerto militar de Damasco y el Ejército observó sus movimientos en lo que cree que era una misión de reconocimiento hasta que cruzó la línea Bravo en los Altos del Golán, momento en el que fue interceptado con un misil “Patriot”. Los restos del dron habrían caído en algún lugar entre la localidades sirias de Al Ahmadiye y Quneitra, dijo el portavoz.

El comandante destacó que no es inusual que la milicia chiíta libanesa use este tipo de aeronaves para realizar misiones de reconocimiento, aunque sí lo es que crucen la línea donde se supone que no puede estar. “El Ejército no permitirá ninguna violación de la soberanía o intento hostil de organizaciones como Hezbolá, la Jihad Islámica u organizaciones terroristas iraníes y milicias chiítas de dañar al Estado de Israel y sus ciudadanos”, advirtió.

El año pasado el Ejército israelí intentó interceptar con dos misiles y un avión a chorro otra nave no tripulada que se adentró cuatro kilómetros en el territorio controlado por Israel, sin conseguirlo, por lo que el dron regresó a su lugar de origen. La zona de los Altos del Golán, anexada unilateralmente por Tel Aviv después de la guerra de 1967, vivió momentos de tensión ocasionalmente desde el comienzo de la guerra civil siria en el 2011. Sobre el área suele caer fuego perdido procedente del conflicto en el país vecino e Israel ataca convoyes de armas destinados a la milicia chiíta Hezbolá en Líbano.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu anticipó el lunes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su preocupación por el creciente despliegue iraní en Siria, junto con milicias chiíes que también luchan como aliados en las filas del Ejército leal al régimen del presidente Bashar al Asad. El jefe del Ejecutivo israelí centró buena parte de su intervención ante el máximo foro de la ONU en la amenaza que Israel percibe, en la etapa final de la guerra siria, por el incremento de la presencia de fuerzas enemigas en sus fronteras.

El pasado mes de abril ya fue derribado por un misil tierra-aire un avión no tripulado en la misma zona, donde Israel responde sistemáticamente con represalias contra el Ejército sirio ante cualquier caída accidental de proyectiles procedentes de los combates. El jefe saliente de las Fuerzas Aéreas, el general Amir Eshel, confirmó recientemente que Israel intervino en un centenar de ocasiones contra arsenales y convoyes de transporte de armamento de Hezbolá a lo largo del conflicto en Siria. En marzo, tras una de esas incursiones, el Ejército sirio disparó misiles contra los aviones de combate israelíes, en el considerado incidente más grave entre ambos países en seis años. El escudo antimisiles Arrow interceptó uno de los cohetes cuando iba a impactar en un área situada al norte de Jerusalén.

A finales de junio, el primer ministro israelí declaró que Irán construía fábricas de producción de misiles en Siria y Líbano. Poco antes, el ejército sirio había acusado a Israel de haber atacado una de sus posiciones, matando a dos personas en un centro que supuestamente era utilizado para fabricar armas químicas. Israel, sin confirmar la autoría del ataque, advirtió indirectamente a Damasco y Teherán que no toleraría ningún “corredor” terrestre entre Irán y Siria.