Desde 1982, cuando la canción “Puerto Pollensa” se cuantificó en placas vendidas, los productos lésbicos de consumo local están sometidos a pruebas de mercado. El beso de Violeta Urtizberea (Flor) y Julieta Nair Calvo (Jazmín) en la ficción Las Estrellas duró un minuto y midió 14,8 puntos de rating en TV abierta (competía con partido de River copa Libertadores). Gran repercusión en twitter: obtuvo 1,3 K retuits y 3,6 favoritos. 

Asumidas como producto de consumo posible. O no. ¿Queremos vernos representadas en una pantalla? ¿Quiénes deberían representarnos? ¿Necesitamos productos ad hoc o formamos parte de la gran masa del pueblo?

El 17 de agosto, la cuenta de twitter @lasestrellas (oficial) consultó: “RT si querés que Flor se quede con Jazmín, Fav si querés que se quede con Dany”. Dany (Nazareno Casero) es el chongo remisero que corteja a Flor. Dos terceras partes de lxs votantes pidieron que Flor se quede con Jazmín. 2,4 K retuits contra 1,2K favoritos. La gran masa del pueblo votó lesbianismo. El gran momento se concretó el 14 de setiembre, el beso más esperado.

Tenemos ahora una telenovela en horario central, para el pueblo, con una protagonista y un personaje secundario lesbianas. ¿Bueno/malo? ¿Nos gusta/no nos gusta? ¿Deben esos personajes estar moldeados según nuestros cánones de corrección lgbtiq? (cánones que se modifican según internet de alta velocidad).

Jazmín personaje secundario, lesbiana segura de sí, conduce a Flor –protagonista, insegura, planteada como personaje que hace reír porque padece coprolalia (insulta en voz alta), síntoma del síndrome de Tourette–, que no se anima a comenzar una relación romántica. Algunas nos preguntamos por qué la lesbiana protagonista es una lesbiana patologizada. Pero la contrapregunta sería ¿por qué no? ¿Ponemos a prueba nuestro capacitismo, nuestra interseccionalidad? No será momento de preguntarse hasta dónde está arraigada la mirada capacitista en algunos de nuestros cuestionamientos hacia algunas representaciones de las lesbianas.

Flor es el personaje que se lleva los likes y retuits. Personaje con humanidad en una ficción donde se naturaliza el maltrato de lxs empleadxs por empleadoras de clase alta (las hermanas paquetas y potras encarnadas por Natalie Pérez y Marcela Kloosterboer). Flor es la Niní de Mujeres que trabajan y por momentos el Harpo que introduce el absurdo, entre publicidades de bizcochitos malteados y galletitas Pitu (la segunda marca favorita del conurbano). Mientras que las hermanas top matizan sus entradas con publicidades del sub-sandwich que promete 300 calorías. 

Este personaje de la lesbiana popular se viene construyendo según el manual de Adrienne Rich, los vínculos afectivos y de apoyo entre mujeres. Flor y Jazmín son las lesbianas que escuchan y hacen alianza con lxs oprimidxs de su entorno. Jazmín escucha a Flor, Flor escucha a su hermana menor que estuvo en prostitución. 

¿Está bien este producto? ¿Está mal? Es un personaje sensual pero no muy sexualizado. No es potra, no llama la atención por su belleza, no es chonga, no es super femme. Es la novia que toda madre querría para su hija. Y de alguna manera lo manifiestan las madres que opinan en la cuenta de Facebook de Las Estrellas. Las madres de 2017 no son tontas, mamita sabe que el beso viene con sexo.