El presidente Mauricio Macri reunió a sus ministros y a sus principales dirigentes en un retiro espiritual en Chapadmalal con la intención de hacer un balance del primer año y mitigar las distintas internas que atraviesan el gabinete. En plan de disciplinar a la tropa, el mandatario le apuntó al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, quien había planteado críticas al rumbo del Gobierno. Le respondió que no habría cambios en el gabinete y sostuvo que vive en “un microclima que es distinto al que la gente vive”. Curiosidades: mientras su líder político lo atacaba, a Monzó lo elogiaron Sergio Massa y nada menos que Máximo Kirchner. De todas formas, Monzó asistió al retiro.

En lugar de apaciguar las disputas, el presidente ayer pareció encenderlas. En su entorno, señalaban que no era buena señal los días de silencio que pasaron desde las críticas que hizo Monzó y el pedido de oxigenar el gabinete. “Cuando Mauricio te llama y te putea en el momento, después se le pasa. Si se queda en silencio, es peor”, indicaba a este diario un dirigente de Cambiemos que lo conoce bien.

Finalmente, Macri habló sobre las críticas de Monzó en un reportaje que le concedió a diversos diarios. La primera respuesta fue corta y seca, como un golpe al estómago: “No las comparto. Es una opinión de él, en un espacio plural”. “No sé si me sorprende o no. El expresa un microclima en el cual vive, que es el de la Cámara de Diputados, que es distinto al del gobierno y al que la gente vive”, le trabajó las costillas. “Este es un cambio cultural, un cambio de época. Esto cuesta ser entendido en toda su dimensión”, remató. Es improbable que Monzó continúe la polémica.

Lo curioso fue que el mismo día que Macri fustigaba a su principal espada en el Congreso lo salía a elogiar Máximo Kirchner: “Uno no puede dejar de destacar ha sido lo más eficiente que ha tenido el Gobierno”, indicó. Antes de Kirchner lo había valorado Sergio Massa: “Hay ministros que no pueden mostrarle ningún resultado al Presidente, y sí lo puede hacer la Cámara de Diputados. Eso es un mérito para reconocerle a Monzó”, sostuvo el líder del Frente Renovador.

En Chapadmalal, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue el encargado de poner paños fríos: “Emilio siempre estuvo invitado e iba a venir. Nunca estuvo en duda”. El ministro coordinador indicó: “No creemos que el disenso rompa filas. No hay un atisbo de disidencia que altere las relaciones personales”. Sobre los planteos de abrir el espacio a un acuerdo con un sector del peronismo, Peña retrucó: “No ha habido nunca un reclamo de una alianza con otras fuerzas. Es muy difícil hablar de un peronismo hoy. No es lo mismo la visión de Urtubey que Insfrán. No es lo mismo Alicia Kirchner que Bordet”. “Las elecciones quedan lejos –aseguró–. El temario del encuentro está puesto en cómo podemos seguir haciendo para mejorar nuestro gobierno y la realidad de los argentinos.”

Retiro voluntario

El retiro, al que llamaron “Jornada de Trabajo de Gabinete Nacional”, contó con la presencia de los 22 ministros, más la gobernadora María Eugenia Vidal, que se quedó el primer día de los tres que durará.

No fue de la partida, en cambio, el consultor Jaime Durán Barba. Cuando le preguntaron el motivo, Peña se limitó a responder que no forma parte del gabinete (algo que no le impidió formar parte de otros encuentros).

En el mismo reportaje con diversos diarios, Macri delineó los objetivos del retiro: “Siempre creo en la cultura del equipo y para fortalecerla genero estos encuentros. Lo hice en Boca, cuando fui jefe de Gobierno y ahora en el gobierno nacional”, repasó su carrera. Sostuvo que se trata de “una convivencia intensa de dos días, donde cada uno expresa lo que hizo y sus proyectos a futuro”. Los ministros, de hecho, debieron compartir los chalets de la residencia presidencial de Chapadmalal.

El encuentro, que continuará hasta mañana, se divide en áreas temáticas que plantean el balance, las propuestas, la evaluación de la gestión, e incluye las exposiciones de cada ministro. Hacia adentro, el mecanismo supone ajustarle las clavijas a algunos ministros que no rindieron como Macri esperaba. Los más mencionados son el de Salud, Jorge Lemus, y el de Medio Ambiente, Sergio Bergman.

Hacia afuera, fueron todos autoelogios en la conferencia de prensa que ofrecieron en Chapadmalal Peña y Vidal, los dos de blanco y con un bronceado envidiable. “La obra pública tardó un tiempo, porque había que ordenar un Estado muy desordenado y con problemas de transparencia”, indicó el jefe de Gabinete, de vuelta sobre el tópico de la pesada herencia. “También se puso en marcha el campo. La tendencia va a ser buena y vamos a tener un buen 2017”, aseguró.

Cuando les pidieron una autocrítica, los dos funcionarios fueron incapaces de mencionar una sola. “Hemos trabajado para evitar la profundización de la crisis. Esa fue una tarea silenciosa, no visible”, sostuvo Vidal, quien mencionó la continuidad de las paritarias, la AUH y los comedores escolares, para luego recordar la llamada “campaña del miedo” en las elecciones de 2015. “Recuerdo hace un poquito más de un año, cuando todas las cuestiones estaban puestas en duda”, indicó, para luego señalar que la campaña del miedo no se cumplió. “Estoy convencida que un ocho es una buena calificación”, remedó Vidal las declaraciones de Macri, que autocalificó su mandato con ese número.

Por su parte, Peña aseguró: “Si algo califica a nuestro grupo es la autoexigencia. Todos los días hacemos autocrítica”. El funcionario no encontró ninguna para mencionar en ese momento.