Ningún consultor publicó una encuesta con diez puntos o más de ventaja de Javier Milei sobre Sergio Massa, pero la casi totalidad tenían al libertario como ganador por un margen claro. Consultores como Federico Aurelio (Aresco), Shila Vilker-Raúl Timerman (Grupo de Opinión), Hugo Haime (Haime y Asociados), Roberto Bacman (CEOP), Eduardo Fidanza (Poliarquía), Santiago Giorgetta (Proyección), Marcelo Escolar (Inteligencia Analítica) le dijeron a Página/12 -desde el jueves pasado en adelante- que Milei se impondría en la elección del domingo. La brecha se situaba en cuatro, cinco y hasta seis puntos. El resto de los consultores sostenían que la elección estaba en situación de empate técnico, casi ninguno veía a Massa como ganador claro. La clave consistió, a lo largo de toda la campaña, en que Milei sumaba los votos de Patricia Bullrich, parte de los de Juan Schiaretti e incluso apoyos de votantes de Horacio Rodríguez Larreta. Ninguno de esos trabajos consignaba adhesión a Milei. Por ejemplo, los encuestadores decían que el 10 por ciento de los votantes de Milei lo consideraba desequilibrado y no apto para gobernar y una proporción similar opinaba que había perdido en el debate con Massa. Aun así, esos ciudadanos estaban dispuestos a respaldarlo con el voto. El centro de todo era el rechazo, el hartazgo, la necesidad de un cambio.

Datos y sensaciones

La serie de datos que ubicaban a Milei como favorito era difícil de digerir por buena parte de los que recibían la información -incluyendo a este cronista-, pero principalmente los vinculados a la campaña de Massa. Parecía poco creíble, después de la clara victoria del tigrense en el debate del domingo 12 y de los episodios de una verdadera montaña rusa emocional del libertario. Hubo un ministro, Gabriel Katopodis, que realizó una intensa campaña hasta en el transporte público, y en varios diálogos con este diario, advirtió que la elección venía “mal” y hasta “muy mal” para el oficialismo.

Al mismo tiempo, los consultores insistían una y otra vez con un cálculo casi exclusivamente matemático.

* Milei sacó el 30 por ciento de los votos el 22 de octubre.

* Sumaba la totalidad del 17 por ciento auténtico que consiguió Patricia Bullrich en las PASO de agosto.

* Se quedaba con parte del 7 por ciento de los votos de Schiaretti.

* Y hasta conseguía la adhesión de una porción de aquel 11 por ciento de Larreta también en agosto.

La sumatoria ponía al libertario por encima del 50 por ciento.

Hay consultores que decían que Milei estuvo adelante siempre, que la tendencia fue constante desde el 22 de octubre hasta este domingo. Incluso había encuestas que daban la posibilidad de una diferencia mayor a los diez puntos. Sucede que, en un balotaje, el movimiento de dos puntos se convierte en cuatro, porque son dos puntos que se agregan a un candidato, pero al mismo tiempo se restan del otro. O sea, que el que tenía seis puntos de ventaja para Milei, en el rango de error de una encuesta -dos o tres puntos-, también entraba una diferencia de diez y hasta once puntos.

Voto, pero no adhesión

La totalidad de los consultores, incluyendo a los que una semana antes mencionaban un empate técnico, sostuvieron que lo que primaba era un voto-castigo, la idea de cambio, el cansancio y el hartazgo con la inflación, los bajos salarios o los casos de corrupción. No existía un respaldo a las ideas o propuestas de Milei.

En el trabajo de la CELAG, que lidera Alfredo Serrano Mansilla, se señalaban los siguientes conceptos, publicados por Página/12:

* Casi el 60 por ciento de los consultados afirmaron que “las instrucciones del FMI condicionan la política económica y empeorarán más la crisis”. Esa era la postura expresada por Massa. Lo que sostenía Milei (“las instrucciones que da el FMI son la única forma de estabilizar la economía”), era respaldado por una minoría del 33 por ciento.

* Respecto del dólar ocurría algo similar. “El dólar aumenta por los especuladores”, lo dicho por Massa, era respaldado por el 52 por ciento. “El dólar blue aumenta por los mercados”, lo que afirmaba Milei, estaba muy por debajo, con el 40 por ciento.

 * Sólo un 35 por ciento decía que Milei es alguien ajeno a la política y sus vicios. O sea, la mayoría consideraba al libertario como un político más.

* En otras dos cuestiones esenciales, decisivas, Massa estaba mucho mejor considerado. El tigrense era señalado como más cercano a la gente común (48 por ciento) frente a un Milei al que sólo el 36 por ciento consideraba cercano a la gente común. Massa era visto como el de mayor capacidad de diálogo y negociación, 53 por ciento, contrastando con sólo un 36 por ciento que le veía esa cualidad al libertario.

Es decir, escasa sintonía con las posturas libertarias. Sin embargo, el consultor Jaime Durán Barba suele decir que “la gente está por el cambio” en la mayoría de los países del mundo, aunque en sí misma es una consigna vacía: “gran parte de los latinoamericanos estamos por un cambio que luego archivamos para pedir otro cambio. Las redes crearon una actitud negativa, en especial después de la pandemia”. Por lo tanto, más allá de propuestas y características de Milei, el voto refleja esa demanda de cambio y protesta.

El saldo

Parte del resumen de Serrano Mansilla es el siguiente:

* Perdió la moderación.

* La inflación ganó el debate.

* La gestión cotidiana importa más que cualquier eslogan.

* El peronismo sigue en su laberinto.

* Milei es mayoría, pero con el apoyo real del 22 por ciento del padrón electoral, que es lo que sacó en la primera vuelta.

* No hay fin de ciclo. La disputa continúa.