Desde Tucumán

Una mujer de 35 años denunció en la comisaría primera de San Miguel de Tucumán, que fue abusada “física y verbalmente” por un párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, dentro del mismo edificio. El hecho, según la presentación de la mujer, ocurrió un día antes de la famosa celebración religiosa donde también se conmemora la Batalla de Tucumán de 1812. El lugar del hecho fue la misma basílica donde la joven ayudaba al párroco Hernán Alvarado con los preparativos para los actos del día siguiente.

Según la denuncia de la joven, en un determinado momento, Alvarado se abalanzó sobre ella y comenzó a “manosearla en sus partes íntimas” y, tras “forcejear y discutir” con el sacerdote, salió corriendo en estado de shock por la nave central de la iglesia pidiendo ayuda.

Como la iglesia queda a pocos metros de la comisaria, rápidamente llegó al lugar personal policial de patrulla urbana, que auxilió a la mujer que en la puerta del lugar y llamó a sus padres. Recién después pudo hacer la denuncia.

La causa ingresó a la fiscalía de la IV nominación a cargo de Diego López Avila. “Inmediatamente tomé conocimiento de los hechos, di intervención a la oficina de Delitos contra las Personas, ellos mantuvieron contacto con la presunta víctima. Dispuse que sea una mujer de policía quien esté durante ese momento. En la puerta de la iglesia le relató a la oficial lo que le había pasado”, dijo el fiscal López Avila a PáginaI12.  

El fiscal aseguró que tras la declaración de la joven ordenó que se le realizaran todos los estudios físicos y psicológicos pertinentes determinar el impacto que tuvo en la víctima lo vivido. “No quiso ser revisada porque según su relato no hubo acceso carnal, pero sí manoseo por la fuerza”, aseveró el fiscal.

Además, se tomaron muestras y fotos de la mujer, para poder cotejar en la investigación. Por otra parte, se espera que para la semana próxima joven declare frente al fiscal de la causa. “Asi podré saber también si existen testigos para llamar a indagatoria. Un vez que termine todo ese proceso. El cura implicado será llamado a declarar”, aseguró López Avila a este diario. 

El funcionario judicial también añadió que el abogado del nuevo arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, lo llamó para ponerse a disposición de la justicia y “colaborar en todo lo que sea necesario”. 

Apenas se conoció la noticia a través de Diario24.com, durante la semana, la Arquidiócesis de Tucumán difundió un comunicado para informar que el cura fue “suspendido” en sus funciones sacerdotales, que no tendrá vínculo con los feligreses pero seguirá afectado a la iglesia donde ocurrieron los hechos.

“Ante una situación que podría estar comprendida dentro de las previsiones de la justicia local, el administrador parroquial de La Victoria, Basílica Ntra. Sra. de la Merced, al ser anoticiado de una denuncia a un sacerdote que reside en esa parroquia, dio instrucciones a los efectos de que se dé inmediata intervención a la justicia a fin de seguir todas las vías legales que corresponden. Del mismo modo, la Iglesia local seguirá lo que indica el Derecho Canónico para estas situaciones. El Administrador arquidiocesano dispuso la licencia preventiva del sacerdote hasta que se produzca el total esclarecimiento de la situación”, dice el escueto comunicado de la iglesia tucumana. Lo llamativo es que el cura Alvarado ya había sido trasladado de otra iglesia del interior de Tucumán, de la localidad de Ranchillos, donde también había tenido inconvenientes y luego hacia la basílica donde ocurrieron los hechos de la semana pasada.

De confirmarse los hechos, tal como relató la mujer en la policía, el fiscal no sólo deberá llamarlo a declarar a Alvarado, sino también que deberá imputarlo por lo ocurrido.

En su perfil de Facebook, el cura Alvarado postea sus actividades en la anterior iglesia antes de ser removido por sus superiores y en uno de sus comentarios dice, “¿No te sentís desorientado, vacío? Es buena señal, ¡allí comienza la búsqueda!”.