Eduardo Dvorkin repasa la política que viene desplegando el Gobierno en materia científico tecnológica. A continuación, los principales temas:

  • Arsat: “Para entender lo que pasa con Arsat, hay que ser francos en primera instancia. ¿Los Arsat fueron los satélites más baratos para la Argentina? No. Si salís con plata al mercado, a Francia, Estados Unidos, Alemania o China, seguramente vas a tener un precio mejor. ¿Son los satélites más modernos? Los Arsat 1 y  2 tienen motores para regular la órbita que operan con combustible químico, mientras que los más modernos tienen motores eléctricos que se alimentan con energía solar, que era la tecnología que se planificaba aplicar en Arsat 3. Entonces los Arsat 1 y 2 no eran los más económicos ni los de última tecnología, pero sí era el surgimiento de una industria satelital argentina. Para incubar una industria hay que protegerla, esto pasa en todos lados. Ahora, la asociación con Hughes supone que la lógica de la incubación se termine, porque va en contra del interés de una empresa estrictamente comercial”, explicó Eduardo Dvorkin, quien trabajó estrechamente junto al Invap en el diseño de los satélites geoestacionarios argentinos.
  • Radares: “Al comienzo de la presidencia de Néstor Kirchner hubo una reunión en el Ministerio de Defensa en donde se discutía la compra de radares. Ahí Kirchner dijo que los radares se iban a hacer en el país. Fue una decisión muy valiente porque siempre es más sencillo importarlos y utilizar tecnologías probadas y corregidas. Los radares secundarios (para detectar aviones que quieren ser detectados) se produjeron en el Invap y hoy en día la mayor parte de los aeropuertos cuentan con radares argentinos. El gran paso es exportarlos. También se estaban desarrollando drones para patrullar el Mar Argentino. Esos proyectos están en veremos y si bien en el Invap no hubo despidos masivos, la gente más brillante ya se fue porque saben que la perspectiva no es buena”, detalló Dvorkin.
  • Conicet: “El año pasado no entraron al Conicet 500 personas. No son 500 pibes que acaban de salir de la secundaria. Son personas que siguieron una carrera universitaria, se doctoraron e hicieron por lo menos dos años de posdoctorado. El Estado invirtió dinero en esa formación y ahora le dice que no hay laburo. Son personas formadas para investigar y no tienen donde trabajar porque es mentira que las empresas privadas puedan absorberlos porque en general no hacen investigación. Y este año va a ser peor, porque van a ser 1000 los que no van a entrar”, señaló Dvorkin.