Jorge Isaurralde, conocido como "Tatúm", nació en 1954 en la localidad de Maciel, provincia de Santa Fe. Comenzó la carrera de bellas artes en la facultad de Rosario, donde vivió hasta 1976, año en que decidió emigrar. La situación política y personal lo hizo tomar esta decisión. “Salí de Argentina 15 días antes del golpe de Videla y llegué a España cuatro meses después de la muerte de Franco”, cuenta.

Antes de emigrar a España barajó distintas posibilidades: Perú, Italia, España, lugar por el que se decidió tras una carta recibida de amigos de su pueblo natal que vivían en Mallorca, ofreciéndole alojamiento y posibilidad de conseguir trabajo.

Así llegó Isaurralde a las Islas Baleares, “con dinero para sobrevivir un mes y todo el pasaje por pagar; en Mallorca me quedé y acá sigo desde entonces”. Su vida como historietista se remonta a aquellos años, cuando la Zamba de Juan Panadero ya estaba incorporada a su “tarareo” cotidiano. En ese punto se unen historias y proyectos que se materializan. Sobre esto conversamos con Tatúm:

-¿Como llegaste a ser historietista?

-Vengo del humor gráfico, ya en Argentina estaba en contacto con la revista La cebra a lunares que dirigía el dibujante Manuel Aranda. Desde España colaboraba con la revista Risario, la continuación de La cebra. En 1977 empecé a publicar mis dibujos en Mallorca en el diario Última Hora, y luego lo hice en Diario El Día y Diario de Mallorca. En los años 80 se vino el nboom del cómic en España, los quioscos se llenaron de revistas de diferentes géneros y estilos. Pude conocer el cómic europeo y estadounidense, sobre todo el underground, los superhéroes nunca me han gustado, y empezaban a florecer grandes obras del nuevo cómic español. 

A partir de los 90 me alejé un poco del cómic por que tenía que comer, me dediqué más al dibujo publicitario y empecé a trabajar en diseño de exposiciones, también dediqué tiempo a la pintura. Por los 2000 volví de la mano de la revista Nosotros somos los muertos que dirigían los dibujantes Max y Pere Joan y desde entonces estoy integrado en el interesante colectivo del cómic mallorquín. Formo parte del Cluster de Cómic i Nous Media de Mallorca, en la organización del Festival Comic Nostrum y participo en diversas publicaciones y exposiciones colectivas. Mi primera obra publicada en forma de libro es de 2014, El funeral de John Mortonson y otros cuentos, adaptación de cuentos de Ambroce Bierce. Mi segunda obra, Tacuara Mansión, adaptación de cuentos de Horacio Quiroga, se acaba de publicar en 2023 en idioma catalán y si todo va bien en 2024 lo editará Ediciones de la Flor en Argentina en edición ampliada en castellano. Ahora estoy trabajando en mi último proyecto Zamba para Juan Riera, no sé si este será el título definitivo, que será mi primera novela gráfica y la primera vez que me meto en un proyecto largo que podría llegar a las 120 páginas.

¿Cuando te cruzás con la historia de Juan Riera?

-Siempre fui un amante del folklore salteño, de la poesía de Manuel Castilla, Jaime Dávalos, César Perdiguero y tantos otros; y de la música del Cuchi Leguizamón, Eduardo Falú y Dino Saluzzi. El Dúo Salteño fue y sigue siendo mi música de cabecera. A través de ellos conocí la Zamba de Juan panadero, inmediatamente la incorporé en mi repertorio y la he perpetrado en innumerables asados a lo largo de mi vida, con cuatro acordes mal tocados y poca voz. En fin, es una zamba que me ha acompañado desde siempre. Riera es un apellido bastante común en las Islas Baleares y siempre me preguntaba si Juan Riera no sería mallorquín, pero nunca me puse a investigarlo. Hace un par de años, encontré en Facebook una página de la Panadería Riera y les envié un mensaje, más por curiosidad que por otra cosa, preguntando si Riera era originario de las Islas. Me contestó muy amablemente Aída Riera, nieta de don Juan y resultó que sí, que Juan había nacido en Ibiza. Ahí surgió la idea de hacer su biografía, ya que era la historia de un emigrante isleño como de tantos otros que a principios del siglo XX fueron a Sudamérica en busca de un futuro y acabó siendo una persona muy querida en Salta y un referente en el movimiento anarquista argentino. Le propuse la idea a la familia, les pareció bien y me ofrecieron toda su colaboración. Así empezó todo.

-Juan Riera, poco se sabe, nació como comentabas, donde hoy vos vivís, que en ese momento era muy distinto a lo que es hoy. Pudiste conocer familiares e incluso encontrar su casa natal, ¿cómo fue esa experiencia?

-Aída Riera me pasó el contacto con una sobrina nieta de Juan, Pepita Riera, una amabilísima señora que me recibió en Ibiza y me llevó a la casa natal de don Juan. Me contó lo que pudo averiguar sobre su niñez y adolescencia aunque la memoria familiar se ha perdido, como muchas de las historias de emigrantes que en aquella época partieron y fueron perdiendo contacto con la familia.

Sabemos que era una familia muy humilde que al morir el padre, cuando Juan y sus hermanos eran pequeños, pasaron bastantes penurias. Juan estuvo internado en el seminario, donde aprendió a leer y por las tardes y días feriados ayudaba y aprendía el oficio de panadero en una pastelería de Ibiza. Cuando tenía 18 años emigró a la Argentina y su hermano Toni, a Cuba. Aprovechando el viaje estuve buscando información en el archivo de Ibiza y me reuní con el poeta Vicente Valero, que había escrito un artículo sobre Juan Riera en un diario de Ibiza. Ahora estoy trabajando en esa parte del libro, en reconstruir esa parte de su vida antes de emigrar.

-La historieta pone énfasis en su militancia anarquista, algo que con el tiempo se fue borrando u ocultando. ¿Por qué esta elección?

-Esta es una historieta que hice para una convocatoria del Diario Ara, se trataba de hacer un máximo de 14 páginas con un tema de no-ficción en forma de reportaje periodístico. Decidí optar por su parte de militancia anarquista, sencillamente por que en este momento del proyecto hay más información documentada sobre esta faceta de Juan Riera y por que en 14 páginas no podía entrar en su periplo personal y familiar más que de manera somera. En la novela esta otra faceta tendrá un lugar primordial pero aún hay muchos huecos por rellenar como, por ejemplo, el paso por Tucumán de Riera antes de llegar a Salta.

-¿Que sensaciones tuviste en las largas jornadas donde fuiste retratando a Riera, sus amigos, su entorno y su tiempo?

-Para mí, por un lado es como estar reconstruyendo la historia de mi abuelo o del abuelo de mi compañera Pilar, que emigró a Uruguay por la misma época y falleció allá dejando en Formentera a su mujer con tres niñas pequeñas. Y por otro lado es un reencuentro con una música y un paisaje muy querido por mí y, por qué no, con mi juventud allá en Argentina. Es un proyecto que vivo de una forma muy especial emocionalmente.

-Cómo sigue el proyecto?

-El proyecto avanza lento y paso a paso. Sigo recopilando documentación haciendo bocetos y páginas de prueba, como puede ser esta historieta. Como te decía, ahora estoy trabajando en la primera parte del libro, la época de Ibiza. Yo soy lento trabajando; además, no puedo dedicarle todo el tiempo, así que voy trabajando sin prisas. La idea es que esté terminado dentro de un año por lo menos. Espero poder viajar a Salta este año próximo a conocer a la familia y recorrer los lugares por donde anduvo don Juan.

El primer avance de la historieta puede descargarse haciendo click acá